Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez Rold¨¢n, una laboralista rebelde
Fue de las primeras mujeres que entr¨® en el Colegio de Abogados de Madrid y defendi¨®, entre otros, a Marcelino Camacho
S¨¦ que a muchos no les dir¨¢ nada el nombre de Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez Rold¨¢n, pero a los que la conocimos y tuvimos la suerte de estar a su lado, de ser sus amigas y camaradas, al enterarnos el pasado viernes de su muerte, con 95 a?os, nos sentimos con la obligaci¨®n y el deseo de hablaros de ella porque su vida y su compromiso de mujer forma parte de esa historia de Espa?a que no nos han contado nunca, que no se estudia, de la que en las familias no se hablaba durante mucho tiempo por temor, y que ha olvidado a mucha gente comprometida que lo dio todo por la democracia y la libertad de nuestro pa¨ªs.
Mar¨ªa Luisa S¨¢nchez Rold¨¢n era una persona educada en la Rep¨²blica, en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, a la que le dieron sus padres una educaci¨®n laica y profunda que le permiti¨® cursar Derecho y convertirse en abogada, que se promet¨ªa un desarrollo personal y profesional, con los derechos que la Rep¨²blica les reconoci¨® a las mujeres y con un sentido del compromiso social y pol¨ªtico que la acompa?ar¨ªa toda su vida.
Pero esos tiempos de libertad, le duraron muy poco en su juventud, pues su vida, como la de todos los espa?oles, se vio truncada por el golpe militar, que el general Franco dio en 1936, y de lo que fue para ella una educaci¨®n libre e igualitaria en los tiempos de la Rep¨²blica se transform¨® en miedo y represi¨®n durante la dictadura franquista.
Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez se incorpor¨® al Colegio de Abogados de Madrid cuando pocas mujeres lo consiguieron. Esa generaci¨®n de mujeres que se propusieron ejercer su profesi¨®n en tiempos dif¨ªciles sea cuales fueran sus ideas, porque el papel social de la mujer en la dictadura no era precisamente un horizonte profesional, sino un papel subordinado en el hogar que hubo que superar con sus energ¨ªas y luchas. Yo quiero recordar a mujeres que estuvieron en aquella ¨¦poca o algo m¨¢s reciente, como Luisa Elena del Portillo, Mar¨ªa Telo N¨²?ez y Concha Sierra, entre otras pocas, que ya estaban en el Colegio cuando nosotras llegamos, porque entraba otra generaci¨®n, que educadas con m¨¢s o menos rigidez en el franquismo logramos llegar a la universidad a principios de los a?os sesenta y hace 50 a?os que ingresamos tambi¨¦n en el Colegio de Abogados de Madrid.
Estando en la Facultad de Derecho desde el a?o 1961 al 1966, conocimos, y digo conocimos porque me siento tan ligada a las mujeres de aquella generaci¨®n (Manuela Carmena, Paquita Sauquillo, Angela Cerrillos y Cristina Pe?a, entre otras), que pluralizar es se?alar que cada una en su libertad de elecci¨®n, todas tuvimos un compromiso social, y que, en concreto, junto con Manuela Carmena, ingresamos en el a?o 1964 en el Partido Comunista de Espa?a, donde ya militaba clandestinamente Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez Rold¨¢n, que llevaba entonces un despacho en la calle de la Cruz, 16, junto con otros compa?eros (Jos¨¦ Jim¨¦nez de Parga y Antonio Montesinos, entre otros), que nos dieron la oportunidad cuando no hab¨ªamos terminado la carrera de ense?arnos para conseguir el conocimiento necesario para ejercer nuestra futura profesi¨®n.
?Cu¨¢ntas veces me habr¨¢ contado Mar¨ªa Luisa los a?os que terminada la guerra no pod¨ªa ir al cine pues era obligatorio cantar el Cara al sol! Cu¨¢ntas veces nos reunimos en mi casa, a la salida del despacho, los abogados comunistas y Mar¨ªa Luisa ven¨ªa acompa?ada de su marido de toda la vida, Fernando Onta?¨®n, fallecido antes que ella y con gran sufrimiento de ella, que no era militante del partido, dentro de los abogados, y que la esperaba pacientemente en otra habitaci¨®n para que Mar¨ªa Luisa no fuera sola a casa por la noche.
Recuerdo a Mar¨ªa Luisa en el Congreso de Abogados de Le¨®n, en 1970, c¨®mo lloraba de emoci¨®n al aprobarse por primera vez una resoluci¨®n que ped¨ªa al Gobierno de Franco la concesi¨®n de una Amnist¨ªa para los presos pol¨ªticos, porque Mar¨ªa Luisa hab¨ªa llorado el fusilamiento de Juli¨¢n Grimau en 1962, sin poder defenderlo porque eran consejos de guerra donde no dejaban intervenir a abogados civiles. Porque ha llorado por los a?os de c¨¢rcel que les impon¨ªan tanto los consejos de guerra antes de 1964 como en el Tribunal de Orden P¨²blico creado precisamente en 1964 y donde defendi¨® a tantos presos pol¨ªticos, entre ellos a Marcelino Camacho, y con la que compart¨ª cientos de defensas a partir de 1967 que ingres¨¦ en el Colegio de Abogados de Madrid.
Personas como Mar¨ªa Luisa Su¨¢rez han puesto toda su vida y su trabajo en la lucha por la libertad y la democracia. Se van en silencio a descansar, pero no quiero que se vaya sin nuestro recuerdo, sin nuestro agradecimiento y sin nuestro orgullo por su ejemplo y dejando nuestro testimonio, en tiempos de retroceso de libertad y democracia para que las nuevas generaciones sean conscientes de que las libertades conseguidas no las regalaron, sino que costaron mucho esfuerzo y muchos sacrificios, y que se ponen en peligro por los mismos que siempre intentaron quit¨¢rnosla y que aqu¨ª estamos, con tu ejemplo para impedirlo.
Descansa en paz, Mar¨ªa Luisa, que nosotros y nosotras seguiremos luchando.
Cristina Almeida es abogada.
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