Andaluc¨ªa-Catalu?a, de alianza a colisi¨®n

Hace justo 20 a?os, Pasqual Maragall y Manuel Chaves intentaron forjar una alianza del socialismo catal¨¢n y el andaluz que ten¨ªa como objetivo que la Espa?a auton¨®mica avanzase en el reconocimiento de la diversidad y la pluralidad. Este eje, seg¨²n dijeron entonces, persegu¨ªa convertirse en ¡°una de las columnas vertebrales de la Espa?a moderna¡±. Poco m¨¢s se supo de este plan hasta 2003, cuatro a?os despu¨¦s, cuando ambos dirigentes lo retomaron al considerar que Aznar estaba propiciando una ¡°involuci¨®n¡± en el Estado de las autonom¨ªas en su segundo mandato.

Aunque este intento tambi¨¦n qued¨® en el olvido, fue en esa ¨¦poca cuando Catalu?a y Andaluc¨ªa estuvieron m¨¢s cerca de conciliar sus posiciones en asuntos tan complejos y divisivos como la financiaci¨®n auton¨®mica. Con un Aznar que ten¨ªa una c¨®moda mayor¨ªa absoluta y con un PSOE en proceso de reconstrucci¨®n, ambas comunidades desempe?aron un papel esencial de contrapeso al inmenso poder territorial del PP.

Tres lustros despu¨¦s, la alianza no solo no ha sido posible, sino que en el horizonte se divisa un riesgo de colisi¨®n de discursos e intereses entre los dos territorios, lo que enredar¨¢ a¨²n m¨¢s la endiablada situaci¨®n pol¨ªtica de Espa?a, con un Gobierno sustentado por una inestable mayor¨ªa que se form¨® para desalojar al PP de La Moncloa pero que comparte poco m¨¢s.

En el frente noreste, Catalu?a no logra escapar del laberinto del independentismo, que en los instantes m¨¢s dram¨¢ticos de su aventura vulner¨® reglas b¨¢sicas de la democracia y que ahora tiene en su mano acortar o prolongar la legislatura cuando d¨¦ su veredicto sobre los Presupuestos de Pedro S¨¢nchez.

En el frente sur, Andaluc¨ªa abre una nueva era con un Ejecutivo formado por Ciudadanos y PP y aupado con los votos de Vox, tres partidos que van de la derecha m¨¢s moderada a la m¨¢s radical pero que comparten sin matices un mensaje muy beligerante contra el independentismo.

Con el control de Andaluc¨ªa, Casado y Rivera no solo han conseguido despojar al PSOE de su principal basti¨®n auton¨®mico, sino que han logrado una formidable plataforma para explotar el discurso del agravio entre autonom¨ªas (cualquier gesto de Sanchez con Catalu?a ser¨¢ interpretado as¨ª desde la Junta) y para hacer oposici¨®n al Gobierno, una estrategia en la que los socialistas tienen amplia experiencia.

Lejos de representar la modernidad de una Espa?a del siglo XXI, los debates que se imponen estos d¨ªas en Catalu?a y Andaluc¨ªa, las comunidades m¨¢s pobladas del pa¨ªs y que suman un tercio del PIB, son accesorios y tienen m¨¢s que ver con el pasado que con el futuro. Alimentar las pol¨¦micas identitarias solo conduce a nacionalismos excluyentes de uno u otro signo que debilitan la convivencia. ?De verdad cree Catalu?a que est¨¢ oprimida por el Estado espa?ol? ?De verdad es necesario proteger en Andaluc¨ªa el flamenco, los toros o la Semana Santa? ?De verdad...?