El juicio m¨¢s esperado llega en plena tormenta pol¨ªtica
Los acontecimientos pol¨ªticos de los ¨²ltimos d¨ªas no han hecho m¨¢s que acrecentar la expectaci¨®n por el inicio del juicio a los l¨ªderes independentistas que protagonizaron el intento de ruptura con Espa?a
A pocas horas del juicio a los l¨ªderes secesionistas, todos los puentes de la pol¨ªtica entre Madrid y Barcelona parecen destruidos, pero a¨²n hay espacio para empeorar. La consejera de Justicia de la Generalitat, Ester Capella, insisti¨® el viernes en un mantra que el independentismo viene repitiendo desde hace meses: ¡°Una sentencia condenatoria har¨¢ la crisis m¨¢s profunda¡±. De tal forma que la ruptura?del di¨¢logo entre el Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez y el Gobierno catal¨¢n a?ade m¨¢s presi¨®n si cabe a un proceso judicial que el independentismo se ha esforzado en desacreditar desde el principio, dando por descontadas las condenas y confiando en que, finalmente, sea la justicia europea la que deje en evidencia a la justicia espa?ola en general y al tribunal que preside Manuel Marchena en particular.
Nunca antes se hab¨ªa repartido casi por igual la carga de la sospecha entre acusados y jueces, pero tambi¨¦n es cierto que nunca antes hab¨ªa dependido tanto de un juicio el futuro pol¨ªtico de Espa?a, su cohesi¨®n interna y su prestigio internacional. Durante los tres meses que dure la vista oral, la pol¨ªtica catalana tendr¨¢ su capital en Madrid, y las distintas fuerzas independentistas, cada vez m¨¢s divididas entre s¨ª, utilizar¨¢n el juicio y cualquier atisbo de arbitrariedad para mantenerse unidas e intentar movilizar de nuevo a sus simpatizantes.
Los miembros del tribunal dicen ser conscientes de todo ello, y de ah¨ª que hayan permitido la retransmisi¨®n en directo de todas las sesiones y extremado el cuidado hasta en los detalles de intendencia: mientras los acusados del caso Bankia ¡ªel exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato incluido¡ª comen a base de bocadillos en los calabozos de la Audiencia Nacional, el exvicepresidente catal¨¢n Oriol Junqueras y sus compa?eros de banquillo podr¨¢n almorzar en una sala del Supremo un men¨² del d¨ªa servido por un restaurante cercano. No obstante, los siete miembros del tribunal ¡ª-seis hombres y una mujer¡ª saben que la apuesta por la transparencia o los detalles a fin de que el juicio sea m¨¢s llevadero para los acusados apenas podr¨¢n contrarrestar la imagen negativa de la justicia que el independentismo ¡ªmuy bien auxiliado en las bandas por la pasividad diplom¨¢tica del Gobierno de Mariano Rajoy¡ª ya ha conseguido inocular en una parte considerable de sus colegas europeos.
Lo cuenta de forma muy gr¨¢fica ?lvaro Garc¨ªa Ortiz, el fiscal m¨¢s votado de Espa?a para las elecciones al Consejo Fiscal y portavoz de la Uni¨®n Progresista de Fiscales (UPF): ¡°El independentismo ha conseguido extender la idea en Europa de que la disidencia pol¨ªtica se castiga en Espa?a con la c¨¢rcel. Para nosotros, los jueces y fiscales espa?oles, es una tragedia, porque estamos perdiendo todo el prestigio conseguido en los ¨²ltimos 40 a?os. Ya hay foros internacionales donde nos sit¨²an junto a Polonia o Turqu¨ªa¡±.
El fiscal Garc¨ªa Ortiz lleg¨® a escribir, en nombre de la UPF, una carta a la magistratura francesa intentando desmontar ¡ªcon la ayuda de cierto humor amargo¡ª las acusaciones m¨¢s graves sobre la calidad democr¨¢tica de Espa?a. ¡°No¡±, dice la misiva, ¡°los espa?oles no nos hemos vuelto locos, ni hemos vuelto tampoco cuarenta a?os atr¨¢s cuando enterramos a un dictador al que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no ha conocido. No, los espa?oles no hemos tirado por la borda nuestra democracia durante el ¨²ltimo a?o, ni nos hemos convertido en carceleros de nadie (...). Seamos serios, este es un pa¨ªs tan bueno o tan malo como cualquier otro de nuestro entorno, con una democracia manifiestamente mejorable, como todas las democracias occidentales (...). Echemos una mirada a la colecci¨®n de resoluciones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y las condenas a Espa?a. Es un buen term¨®metro de la realidad de la calidad democr¨¢tica y del respeto a los derechos humanos en nuestro pa¨ªs. Entre los a?os 1959 y 2017, Espa?a, con 46 millones de habitantes, ha sido condenada por el Tribunal Europeo en 103 sentencias; Francia, en el mismo periodo, con 66 millones de personas, lo ha sido en 728 ocasiones¡±.
Curiosamente, una de las medidas con peor prensa ¡ªla permanencia en prisi¨®n de los l¨ªderes independentistas¡ª es la que, en opini¨®n del tribunal, habr¨ªa sido m¨¢s f¨¢cil de desmontar. Las fugas del expresident Carles Puigdemont, de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, e incluso de la exdiputada de la CUP Anna Gabriel, que se escap¨® a Suiza a pesar de que los delitos que se le imputan no conllevar¨ªan pena de c¨¢rcel, se convirti¨® en el principal argumento en contra de la libertad provisional. Si a ello se le une alguna declaraci¨®n belicista del president Quim Torra ¡ªsu referencia a la v¨ªa eslovena¡ª y, sobre todo, la falta absoluta de respeto al tribunal, en el fondo y en la forma, por parte de alguno de los abogados defensores, terminaron por cerrar definitivamente la puerta de la prisi¨®n preventiva.
¡°Hay que tener en cuenta¡±, explica un alto representante del Supremo, ¡°que est¨¢n pidiendo la libertad para sus clientes abogados que en sus escritos formulan graves acusaciones contra magistrados y fiscales, acus¨¢ndolos de organizar un juicio pol¨ªtico e incluso de encubrir la cultura. ?C¨®mo vas a conceder la libertad a alguien que est¨¢ acusado de delitos que pueden conllevar penas de 25 a?os y que no tienen la m¨ªnima confianza en la honorabilidad del tribunal? Lo m¨¢s l¨®gico es pensar que, al menos algunos, intentar¨ªan fugarse como Puigdemont o Rovira. El tribunal no entiende la estrategia feroz de algunos de los abogados¡±.
Bien es verdad que, como ya ha publicado este peri¨®dico, los abogados de los 12 acusados que desde el martes se sentar¨¢n en el banquillo comparten un mismo fin, pero discrepan en los medios. Algunos, como los de Jordi Cuixart, el presidente de ?mnium Cultural, consideran que el juicio es pol¨ªtico, que la sentencia est¨¢ escrita y que la ¨²nica v¨ªa de escape llegar¨¢ en su d¨ªa a trav¨¦s de la justicia europea. Hay otros como Javier Melero, abogado de Joaquim Forn, exconsejero de Interior, que ha negado p¨²blicamente que el juicio sea pol¨ªtico e incluso ha alabado el ¡°prestigio del Supremo¡±. No se descarta que esas diferencias se acent¨²en conforme vaya avanzando la vista oral y que incluso en alg¨²n momento sobrevuele el banquillo el ¡°dilema del prisionero¡± (dos personas pueden no cooperar incluso si ello va en contra del inter¨¦s de ambas).
Causa dividida
De hecho, el pasado 19 de diciembre, durante la vista celebrada en el Supremo para estudiar las cuestiones previas, el abogado Enrique Leyva hizo un brillante alegato para que su defendido, el exdiputado de Catalunya S¨ª Que Es Pot Joan Josep Nuet, fuese juzgado en el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a. En un momento de su intervenci¨®n ¡ªen la que lleg¨® a pedir al tribunal que tuviera en cuenta ¡°la textura compleja de los asuntos humanos¡±¡ª, dos de los magistrados anotaron una palabra en sus respectivos cuadernos de notas. Luego constataron que hab¨ªan puesto lo mismo. La anotaci¨®n dec¨ªa: ¡°?Barcelona?¡±. Unos d¨ªas despu¨¦s, el 27 de diciembre, el tribunal presidido por Manuel Marchena hizo p¨²blica su decisi¨®n de dividir en dos la causa abierta contra los l¨ªderes independentistas. Los principales l¨ªderes seguir¨ªan siendo juzgados en el Tribunal Supremo, y los otros seis, a los que la fiscal¨ªa solo atribu¨ªa un delito de desobediencia. entre ellos Joan Josep Nuet y el resto de los miembros de la Mesa del Parlament, se sentar¨¢n en el banquillo del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a.
La an¨¦cdota viene a demostrar que, a pesar del ruido y la furia que rodea el proceso, ni el futuro ni la sentencia est¨¢n escritos. ?Rebeli¨®n? ?Sedici¨®n? ?Nada...? Con todos los focos encendidos y conscientes que un pa¨ªs entero se juega su prestigio, los miembros del tribunal, que no conceden entrevistas pero que no viven en una urna de cristal, dicen tener clara su funci¨®n: ¡°Habr¨¢ que ver qu¨¦ delitos se cometieron y qui¨¦n los cometi¨®. Y luego juzgar con base a derecho¡±.
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