El juicio que dej¨® sin margen a la pol¨ªtica
La labor pol¨ªtica no va a poder competir con el juicio y lo sabe
En los ¨²ltimos ocho meses ha habido muchas m¨¢s reuniones entre el Gobierno y la Generalitat a todos los niveles que en los ocho a?os anteriores. Y en todas ellas, ha habido un momento ajeno a la pol¨ªtica, casi de terapia. En alg¨²n punto de la reuni¨®n, pr¨¢cticamente sin excepciones, los pol¨ªticos catalanes dejaban de lado el papeleo, la negociaci¨®n de transferencias, de inyecciones de fondos, de retiradas de recursos de inconstitucionalidad, de partidas presupuestarias, para hablar de lo dif¨ªcil que era para ellos estar ah¨ª mientras sus jefes pol¨ªticos o sus excompa?eros sufr¨ªan la c¨¢rcel.
En p¨²blico, los dirigentes socialistas se limitan al consabido ¡°respeto a la justicia¡±, y culpan a los independentistas por haberse saltado las leyes. En privado, las cosas son siempre m¨¢s complejas. Decenas de horas de negociaciones hicieron que los socialistas entendieran que el juicio del proc¨¦s ocupa tanto espacio en la cabeza de sus interlocutores que no deja margen a la pol¨ªtica. Ma?ana, si tumban los Presupuestos, ser¨¢ una prueba m¨¢s.
El Gobierno cree que el juicio tendr¨¢ su lado positivo, porque servir¨¢ para mostrar sobre todo fuera de Espa?a que, como dijo Pedro S¨¢nchez en Estrasburgo, ¡°Espa?a es uno de los pa¨ªses m¨¢s garantistas del mundo¡±. Pero las consecuencias pol¨ªticas ser¨¢n demoledoras, seg¨²n asumen tanto el PSOE como los independentistas.
La pol¨ªtica no va a poder competir con el juicio, y el Gobierno lo sabe. Solo la ca¨ªda de los Presupuestos de S¨¢nchez ma?ana y la posible convocatoria de elecciones anticipadas podr¨¢n opacar durante unas horas el espect¨¢culo de ver desfilar por el Supremo a casi todos los protagonistas de la pol¨ªtica de los ¨²ltimos a?os, incluido el expresidente Mariano Rajoy. El juicio lo ocupar¨¢ todo. Desde que lleg¨® a La Moncloa, S¨¢nchez asumi¨® que el gran error hab¨ªa sido llevar en exclusiva a la v¨ªa judicial un asunto que no puede ser resuelto all¨ª. Pero la realidad ha demostrado que era tarde para eso.
La justicia tiene ahora el control de la agenda del problema catal¨¢n y seguir¨¢ en sus manos por mucho tiempo, no solo por el juicio, sino por las consecuencias que tendr¨¢ la sentencia, que durar¨¢n a?os, como lo hizo otra, esta vez del Tribunal Constitucional, sobre la reforma del Estatut. El debilitado Gobierno de S¨¢nchez tiene mucha menos influencia que el de Rajoy sobre el Supremo, un ¨®rgano dominado por los conservadores. Tan escasa que no ha intentado ejercerla sobre la Fiscal¨ªa de este tribunal. ¡°Ser¨ªa contraproducente¡±, insist¨ªan en el Gobierno. Este se ha limitado a operar con lo poco que ten¨ªa a mano: la Abogac¨ªa del Estado, con un papel secundario. Desde all¨ª ha dejado claro que no est¨¢ de acuerdo con el delito de rebeli¨®n y ha tratado de empujar para que el juicio camine hacia la sedici¨®n. Fue el ¨²ltimo intento del Gobierno de hacer pol¨ªtica dentro de la justicia, pero con una enorme cautela y sin muchas esperanzas de ¨¦xito. Ahora hablan los jueces, y la pol¨ªtica se prepara para gestionar el d¨ªa despu¨¦s. Nadie lo ve f¨¢cil ni sabe a qui¨¦n le tocar¨¢ en La Moncloa.
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