Estrategias para escapar de una foto (o no)
La imagen de Casado, Rivera y Abascal en Col¨®n resume la campa?a electoral: la derecha quiere convertirla en pactos y la izquierda, usarla para movilizar a los suyos
Con una diferencia de 29 d¨ªas, Espa?a celebrar¨¢ elecciones generales, auton¨®micas, municipales y europeas. Pero la campa?a electoral de todas esas citas se resume en una foto, hecha exactamente hace una semana en la madrile?a plaza de Col¨®n. Esa imagen, en la que el l¨ªder del PP, el de Ciudadanos y el de Vox compartieron plano por primera vez, ser¨¢ utilizada como munici¨®n contra el adversario por los dos bandos enfrentados, que seg¨²n qui¨¦n los cite tienen nombres diferentes ¡ªconstitucionalistas, no constitucionalistas, ¡°derecha trif¨¢lica¡±...¡ª. Son los dos grandes bloques en los que el multipartidismo ha dividido la pol¨ªtica espa?ola tras fulminar el sue?o de las mayor¨ªas absolutas.
La foto es el mensaje. Es el lema de campa?a de dos eternos enemigos, el PP y el PSOE, que tras batirse durante a?os en duelo para alternarse peri¨®dicamente en el poder, ahora necesitan involucrar a otros para ocupar La Moncloa. Las elecciones ya no se ganan en las urnas, sino en las alianzas tejidas a posteriori, y hasta el PP, que se desga?it¨® pidiendo que gobernara la lista m¨¢s votada, abraza ahora con entusiasmo la pol¨ªtica de pactos. Lo llama ¡°el esp¨ªritu de Col¨®n¡±.
El m¨¢s c¨®modo en esa foto fue Pablo Casado, que culebre¨® sobre la tribuna hasta lograr ubicarse en el centro, dejando a cada lado a Santiago Abascal y Albert Rivera. ¡°El PP es la ¨²nica fuerza capaz de pactar a izquierda y derecha¡±, repite el l¨ªder popular desde el acuerdo en Andaluc¨ªa que, con uno de sus peores resultados ¡ªcasi la mitad de esca?os de los que obtuvo Javier Arenas en 2012¡ª le permiti¨® arrebatar al PSOE la comunidad m¨¢s poblada, el mayor caladero de votos del pa¨ªs. Es ese pacto con Ciudadanos y Vox el que quiere exportar ahora a La Moncloa y a otros gobiernos auton¨®micos y municipales, revirtiendo los acuerdos entre la izquierda que en los anteriores comicios le arrebataron plazas tan importantes como ¡°la capital del reino¡±, Madrid.
Vox, la musa
Tambi¨¦n estaba c¨®modo Santiago Abascal, que solo ten¨ªa que ganar al subir a esa tribuna y colocarse, por arte de la fotograf¨ªa, a la misma altura de un partido que gobern¨® el pa¨ªs durante casi 15 a?os y otro que cuenta con 32 esca?os m¨¢s de los que ¨¦l tiene en el Congreso de los Diputados: ninguno. Adem¨¢s de visibilidad, la imagen dio a Vox una suerte de bendici¨®n institucional. Ciudadanos, que hasta ese mismo momento hab¨ªa evitado hablar y retratarse con ellos, pese a ser la tercera pata del acuerdo andaluz, se tragaba sus palabras. Se acababa el cord¨®n sanitario. De momento, el partido de Rivera asegura que no pactar¨ªa directamente con Vox, aunque ya admite que, como en Andaluc¨ªa, les apoye desde fuera, es decir, permita que les presione y les pueda condicionar.
Tres periodistas leyeron un manifiesto que Vox no hab¨ªa escrito, pero que era, en el lenguaje y el tono, m¨¢s suyo que de ning¨²n otro. Ese es el gran triunfo del partido de extrema derecha: su capacidad de arrastrar a los otros protagonistas de la foto, el haberse convertido en musa inspiradora de todos los discursos. Se habla de lo que Vox quiere y en los t¨¦rminos hiperb¨®licos que sus dirigentes manejan con soltura. ¡°Cedi¨® [S¨¢nchez] al aceptar las 21 exigencias del secesionismo¡±, dec¨ªa el documento. La primera de ellas era ¡°hacer efectivo el derecho de autodeterminaci¨®n¡±. El PP tuvo que admitir al d¨ªa siguiente que el manifiesto conten¨ªa ¡°gran parte de veracidad¡±. Es decir, y otra de mentira o exageraci¨®n.
El m¨¢s inc¨®modo en esa foto era Ciudadanos, un partido que se alimenta de la fuga de votantes de otras fuerzas pol¨ªticas. Un sector del PP, teme, de hecho, que el giro a la derecha de su l¨ªder y el tono duro que ha adoptado desde el auge de Vox, empuje a su electorado m¨¢s moderado a los brazos de Rivera. Tambi¨¦n aspira el l¨ªder de la formaci¨®n a ser el refugio de votantes desencantados del PSOE. La foto manchaba su discurso. As¨ª que para zafarse de los efectos negativos de la estampa ¡ªpor ejemplo, que se les ubique como una pata m¨¢s de las derechas, cuando a ellos les gusta definirse como el ¨²nico partido de centro¡ª Rivera recuper¨® los ataques al PP. Record¨® que los populares hab¨ªan pactado con los nacionalistas ¡°hasta ayer¡± y explot¨® el discurso duro de Casado. ¡°Lo ¨²nico que tienen que dirimir los espa?oles es qui¨¦n preside el Gobierno. Si un proyecto liberal, moderno y del siglo XXI, o un proyecto conservador, con cincuenta y tantos casos de corrupci¨®n y hablando del aborto y el pasado¡±, dijo, con el 28 de abril ya fijado en el calendario.
Pellizcos de monja
Rivera atacar¨¢ al PP, pero Casado quiere reducir a pellizcos de monja las cr¨ªticas a Ciudadanos y Vox, porque su prop¨®sito es ¡°reilusionar y convencer a ese votante¡± que se le escap¨®, adem¨¢s de no tensar demasiado la cuerda para llegar al 29 de abril y al 27 de mayo con el clima adecuado para repetir la fotograf¨ªa, pero poniendo la firma a un acuerdo de Gobierno o de investidura.
No ser¨¢ f¨¢cil. Tanto en las filas del PP como en las de Ciudadanos coexisten distintos an¨¢lisis sobre el panorama pol¨ªtico y cu¨¢l es la mejor estrategia. Y a esas diferencias de fondo se unir¨¢n las tensiones t¨ªpicas de todo proceso de elaboraci¨®n de listas, donde alguien siempre queda fuera.
Prueba de esas diferencias en el planteamiento fue, por ejemplo, la votaci¨®n el pasado 30 de enero en el Parlamento valenciano de una iniciativa que pretend¨ªa establecer un cord¨®n sanitario ante Vox. El texto ped¨ªa blindar el pacto contra la violencia machista rechazando acuerdos ¡°expl¨ªcitos o impl¨ªcitos¡± con ¡°formaciones que plantean la supresi¨®n o reducci¨®n de las medidas de protecci¨®n de la mujer¡±. Ciudadanos, tras presentar varias enmiendas, finalmente, se descolg¨® del acuerdo. El PP vot¨® a favor.
Casado intentar¨¢ a partir de ahora bajar el tono, moderar su discurso, porque, como todos los pol¨ªticos, ha o¨ªdo durante toda su vida que ¡°las elecciones se ganan por el centro¡±. Cuando el l¨ªder del PP repite estos d¨ªas que representan ¡°la fuerza tranquila, moderada¡±, no solo se dirige al electorado, sino tambi¨¦n al sector cr¨ªtico de su partido, inc¨®modo con su tono ¨¢spero y con el hecho de que haya resucitado debates superados como el del aborto, un asunto que seg¨²n fuentes de la direcci¨®n, Casado no volver¨¢ a sacar en esta campa?a permanente.
Rivera se apresur¨® a recoger ese guante, y en cuanto el l¨ªder del PP pidi¨® volver a la ley de 1985 (la de supuestos), utiliz¨® esas declaraciones para volver a situarse en el centro que no ocup¨® el d¨ªa de la foto, acusando al l¨ªder del PP de ¡°dividir¡± a los espa?oles con debates ideol¨®gicos.
?Qu¨¦ une a quien llama al PP la derechita cobarde y recibe elogios de Marine Le Pen, con el que proclama la vuelta del PP ¡°verdadero¡± y el partido que apoy¨® una investidura ¡ªfallida¡ª de Pedro Sanchez? Catalu?a. ¡°Por la unidad de Espa?a. Elecciones ya¡±, rezaba el lema de la protesta en la que se hicieron su primera foto de familia. La situaci¨®n en una de las cuatro ¨²nicas comunidades donde no habr¨¢ elecciones el pr¨®ximo 26 de mayo marca la campa?a electoral, como ya ocurri¨® el pasado diciembre en Andaluc¨ªa, donde Torra y Puigdemont acapararon los m¨ªtines del PP, Vox y Ciudadanos.
Vox no es nuevo, su ¨¦xito s¨ª. Tras a?os de una discret¨ªsima presencia pol¨ªtica, irrumpi¨® en el Parlamento andaluz con 12 diputados. Bel¨¦n Barreiro, doctora en Ciencia Pol¨ªtica, Sociolog¨ªa y Antropolog¨ªa Social y fundadora de 40db, agencia de investigaci¨®n de datos, lo atribuy¨® a la inmigraci¨®n y al conflicto catal¨¢n.
En el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS, del pasado enero, preguntados por cu¨¢nto influ¨ªa la situaci¨®n en Catalu?a en su voto, un 33,2% respondi¨® ¡°nada¡±; un 21,6% dijo ¡°mucho¡± y un 23,3% ¡°bastante¡±. Seg¨²n el partido al que hab¨ªan apoyado en las ¨²ltimas elecciones, el ¡°mucho¡± se elevaba hasta el 29,9% en el caso de los votantes del PP, y al 36,6% en los de Ciudadanos. A los que s¨ª admit¨ªan que la situaci¨®n de Catalu?a influ¨ªa en su voto, el CIS les pregunt¨®, a continuaci¨®n, en qu¨¦ sentido lo hac¨ªan. Un 36,4% contest¨® que votando a ¡°partidos que planteen opciones m¨¢s radicales y duras¡±, porcentaje que se elevaba hasta el 64,3% entre los que dec¨ªan haber apoyado al PP en los ¨²ltimos comicios y hasta el 50,8% en los votantes de Ciudadanos.
Es Catalu?a la excusa, la motivaci¨®n superior. Ciudadanos acus¨® el pasado domingo al PP de forzar la foto de Col¨®n. Ahora, la c¨²pula del partido asume que aspira a la reedici¨®n nacional del pacto andaluz, aunque quieren liderarlo ellos, y asegura que estudios internos les dicen que la imagen de la protesta junto a Abascal no les hace da?o porque sus votantes tienen como primera preocupaci¨®n la integridad territorial. ¡°Si en Francia hubiera habido un golpe de Estado y una amenaza a la integridad territorial, todos los partidos se habr¨ªan fotografiado con Le Pen. Estar¨ªan todos de la mano en eso¡±, argumenta una fuente de la direcci¨®n. ¡°El centro no es favorecer el apaciguamiento con los independentistas. El grueso de la poblaci¨®n, de izquierda y de derecha, quiere que se castigue a los separatistas¡±, a?aden.
La ruleta rusa
Rivera llama a Vox populistas, y Casado les dedic¨® este s¨¢bado ¡ªsin citarlos¡ª uno de esos pellizcos de monja cuando pidi¨® a su electorado tradicional que no se la jugara ¡°a la ruleta rusa¡± con partidos que pod¨ªan aterrizar bien o no ¡°en su primer vuelo¡±. Pero las tres formaciones siguen compartiendo esa foto y luchan a brazo partido por presentarse como los m¨¢s severos contra los independentistas, prometiendo al un¨ªsono intervenir Catalu?a sin l¨ªmite de tiempo. ¡°Nosotros hemos detenido la venta de Espa?a a los independentistas. Los senadores del PP van a ser los senadores del 155. O Frente Popular o Partido Popular. O el amigo de Torra, o 155¡±, repite Casado. ¡°Yo solo pongo cordones sanitarios a los que quieren destruir mi pa¨ªs¡±, dice Rivera.
El PP y Ciudadanos han hecho su apuesta, con sendas dosis de divisi¨®n interna, al incluir a Vox en la foto, que es tanto como sentarlo a su mesa (de negociaciones y pactos). Si se equivocan y, como temen algunos populares, esa jugada se tuerce al movilizarse en contra la izquierda, los suyos les pedir¨¢n cuentas.
Con informaci¨®n de Elsa Garc¨ªa de Blas.
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