El Supremo confirma la condena a Granados por el chivatazo de la P¨²nica

El Tribunal Supremo ha hecho p¨²blico este jueves la sentencia por la que confirma la condena a dos a?os de c¨¢rcel que la Audiencia Nacional impuso en diciembre de 2017 al exconsejero de la Comunidad de Madrid Francisco Granados por el chivatazo del caso P¨²nica que puso en grave riesgo la investigaci¨®n judicial sobre la trama de corrupci¨®n que presuntamente encabezaba el pol¨ªtico madrile?o. Los magistrados le consideran autor de un delito agravado de aprovechamiento de secreto revelado por funcionario p¨²blico al entender que aquel soplo le permiti¨® obtener "un beneficio econ¨®mico" ya que le permiti¨® a ¨¦l y a su socio, el constructor David Marjaliza ¡ªque no fue juzgado por estos hechos¡ª "la ocultaci¨®n del dinero que pose¨ªan en met¨¢lico y su inicial sustracci¨®n a la investigaci¨®n concreta y avanzada a la que supieron que estaban siendo sometidos¡±. Se trata de la primera sentencia firme contra Granados en el caso de corrupci¨®n que se destap¨® en octubre de 2014 y en la que ¨¦l es el principal implicado en buena parte de las 16 piezas separadas que acumula.

El fallo del alto tribunal tambi¨¦n confirma las condenas de los otros dos encausados. Al guardia civil Jos¨¦ Manuel Rodriguez Talamino, que participaba en la Operaci¨®n P¨²nica instalando sistemas de videograbaci¨®n, a dos a?os por violaci¨®n de secreto agravado; y al agente en excedencia de este Cuerpo Jos¨¦ Luis Caro Vinagre, a un a?o y seis meses por id¨¦ntico delito que a Granados. El Supremo destaca en la sentencia el da?o que caus¨® la filtraci¨®n a la investigaci¨®n y que oblig¨® a precipitar las detenciones, adem¨¢s de impedir que la Guardia Civil pudiera obtener nuevas pruebas sobre los hechos investigados.

La filtraci¨®n por la que han sido condenados ahora en firme el pol¨ªtico y los dos agentes se produjo en septiembre de 2014, poco antes del arresto de Granados. Entonces, Rodr¨ªguez Talamino, que trabajaba en la secci¨®n de apoyo t¨¦cnico de la Unidad Central Operativa (UCO), encargada de la colocaci¨®n de c¨¢maras de vigilancia y balizas de seguimiento a delincuentes, recibi¨® el encargo de instalar una c¨¢mara en un veh¨ªculo camuflado que iba a ser instalado frente a unas oficinas de la localidad de Pinto. El agente averigu¨® que en esa operaci¨®n se investigaba a Marjaliza, de lo que el 5 de septiembre de aquel a?o alert¨® a su amigo Caro Vinagre, guardia civil en excedencia que desempe?¨® cargos de confianza en la Comunidad de Madrid de la mano del Granados.

A partir de aquel d¨ªa, Talamino sigui¨® aportando nueva informaci¨®n confidencial al pol¨ªtico: le desvel¨® que el grupo que investigaba al constructor era el de Delitos contra la Administraci¨®n de la UCO, lo que daba a entender que se trataba de un delito de corrupci¨®n. Y el 13 de septiembre, de madrugada, ambos guardias se reunieron con Granados en el domicilio de este, momento en el que Talamino inform¨® al pol¨ªtico de los avances en la investigaci¨®n. Estos hechos, considerados probados por la Audiencia Nacional, son ahora ratificados por el Supremo que considera evidente el da?o que el chivatazo caus¨® a las pesquisas. En este sentido, recalca que ¡°no solo determin¨® la retirada de las c¨¢maras, suprimiendo la posibilidad de grabaci¨®n, sino la misma observaci¨®n policial", adem¨¢s de permitir que tanto Granados como Marjaliza adoptaran nuevas cautelas, distintas de las que hasta entonces hab¨ªan observado, dificultando a¨²n m¨¢s las pesquisas.

En la sentencia, el Supremo rechaza que, como alegaban los condenados, se haya violado su presunci¨®n de inocencia y destaca que la filtraci¨®n permiti¨® al pol¨ªtico y su socio obtener un "beneficio econ¨®mico" ya que pudieron ocultar parte del dinero que hab¨ªan obtenido supuestamente de modo irregular, en referencia al cerca del mill¨®n de euros que trece meses m¨¢s tarde de su detenci¨®n la Guardia Civil encontr¨® oculto en un altillo de la casa de los suegros de Granados. Por su parte, Marjaliza tambi¨¦n ocult¨® el que guardaba en met¨¢lico en su caja fuerte y lo llev¨® a una caja de seguridad de una entidad bancaria.