Cinema Podemos
Esa delicada escena de Cinema Paradiso tiene un gran momento de comedia cuando un vecino en pijama sale al balc¨®n de la fachada en que se proyecta la pel¨ªcula
En una de las mejores escenas de Cinema Paradiso, los vecinos del pueblo, Giancaldo (Sicilia), se quedan sin sesi¨®n de cine y protestan en la plaza bajo la mirada de Alfredo y Salvatore desde la ventana de la cabina de proyecci¨®n. Alfredo le pregunta al ni?o si le parece bien que la gente vea la pel¨ªcula, y el cr¨ªo, con los ojos como platos, le pregunta c¨®mo puede ser eso, si est¨¢n en la calle. Entonces el hombre empieza a mover el proyector de tal manera que la pel¨ªcula sale de la pantalla del cine para irse proyectando en las paredes de la cabina hasta colarse por la ventana, y ocupar la fachada entera de un edificio de la plaza. Se oye el magn¨ªfico ¡°oooh¡± del pueblo y el ¡°oooh¡± de Salvatore, Tot¨®. Toda la pel¨ªcula es un homenaje al asombro, al impacto de las cosas, desde el cine hasta el amor, la capacidad de sorprenderse sin verg¨¹enza; todo lo que no se puede perder para no ir por la vida siendo un perfecto imb¨¦cil por tratar de aparentar no serlo a toda costa.
Esa delicada escena de Cinema Paradiso tiene un gran momento de comedia cuando, de repente, un vecino en pijama sale al balc¨®n de la fachada en que se proyecta la pel¨ªcula para preguntar qu¨¦ jaleo es ¨¦ste. Se encuentra no s¨®lo a medio pueblo abuch¨¦andole, sino a la propia pel¨ªcula en su cuerpo. Eso fue lo que se ech¨® de menos en la Plaza Mayor de Madrid (el vecino que saliese en pijama al balc¨®n y viese en su cuerpo proyectado, como un tatuaje, el hist¨®rico M.Rajoy; pero no vive nadie ah¨ª) durante la proyecci¨®n de los papeles de B¨¢rcenas por parte de Podemos. Una trama que ha encontrado recorrido en el teatro y en el cine gracias a Alberto San Juan y a David Illund¨¢in (con los magn¨ªficos Pedro Casablanc y Manolo Solo en las dos), y su ep¨ªlogo en este p¨¢rrafo de Rodrigo Cota en el Diario de Pontevedra: ¡°Montar una operaci¨®n con fondos reservados, involucrar a los servicios secretos, disfrazar a un t¨ªo de cura y darle una pistola para secuestrar y robar en la casa del extesorero de tu partido, y que todo lo desmonte de un cabezazo el cantante de Taburete¡±. Ahora la obra, puro dogma, ha llegado al cine de verano de la mano de Pablo Iglesias, al que la proyecci¨®n podr¨ªa causarle problemas legales, pero ninguno comparado a la acusaci¨®n de connivencia con Carmena.?
En Cinema Paradiso, un cura ve antes las pel¨ªculas con una campanita que agita cuando sale un beso en pantalla; Alfredo corta esas partes y las guarda. Los vecinos reaccionan mal cuando los rostros de esos protagonistas se acercan y la escena salta a otra parte. Pero eso deja un tesoro incalculable al ni?o Tot¨®, ya convertido en director de cine: todos los besos robados a las pel¨ªculas, todo el pasado fulminado por la censura proyectado en un hermoso presente, uno tras otro. No se puede cambiar, pero se puede revivir. Aquella proyecci¨®n en la fachada que asombr¨® al pueblo, por cierto, termin¨® con el cine en llamas.
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