S¨¢nchez y la hidra de ocho cabezas
La campa?a se envuelve en tonos apocal¨ªpticos. Casado revive el fantasma de ETA y Rivera apela a una ¡°emergencia nacional¡± para echar al PSOE
El viejo d¨®berman socialista no asustar¨ªa hoy ni a un jard¨ªn de infancia. Para meter miedo a la gente en estos tiempos fren¨¦ticos parece necesario recurrir a figuras m¨¢s fabulosas que aquel perro con el que los socialistas intentaron en 1996 ¡ªsin el menor ¨¦xito¡ª sembrar el p¨¢nico ante la llegada del PP. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, resulta m¨¢s com¨²n echar mano de la literatura de terror o hasta de la mitolog¨ªa griega. Una vez que el t¨¦rmino Gobierno Frankenstein se ha hecho de uso corriente, otros personajes pueden saltar pronto a escena. Como la "hidra de ocho cabezas", contra la que ha alertado este lunes Pablo Casado.
Esa hidra que el l¨ªder del PP ment¨® en Barcelona es, en realidad, lo mismo que Frankenstein. "Independentistas, golpistas, terroristas, comunistas, chavistas, procastristas...", recit¨® Casado para detallar las modernas cabezas del legendario monstruo marino. A todo esto, el l¨ªder del PP estaba presentando su programa, aunque el lugar escogido, Barcelona, ya hac¨ªa sospechar que, m¨¢s que exponer propuestas, habr¨ªa mucha artiller¨ªa verbal. No defraud¨®. Casado incluso dedic¨® buena parte del discurso a hablar de ETA. Lleg¨® a acusar a S¨¢nchez de aceptar "manos manchadas de sangre" por el apoyo de EH-Bildu a sus decretos sociales. Dijo que el l¨ªder del PSOE est¨¢ promoviendo un "proyecto de ingenier¨ªa social", que sus "amigos" son "los golpistas" y "los terroristas" y que en consecuencia se trata de un "peligro p¨²blico" para Espa?a.
Sin el estr¨¦pito de Casado, el discurso de Albert Rivera tampoco deja de adornarse con las advertencias m¨¢s sombr¨ªas. Todas llevan el nombre de S¨¢nchez. "Echarlo es una emergencia nacional", proclam¨® el domingo por la noche en el programa El objetivo de La Sexta, donde hizo exhibici¨®n de su soltura verbal para acallar la airada acometida de un miembro del p¨²blico que portaba un lazo amarillo. Es casi imposible o¨ªrle m¨¢s de tres frases a Rivera sin que suene la palabra S¨¢nchez. La propaganda de Ciudadanos, en cambio, prefiere tratarlo de Pedro a secas. "Pedro, nosotros no vamos a vender Espa?a", concluye un v¨ªdeo lanzado este lunes por el partido de Rivera.
El anuncio no deja la menor duda de cu¨¢l ser¨ªa su actitud frente al independentismo: muestra a tres dirigentes en el Palau de la Generalitat maldiciendo en catal¨¢n delante de un tel¨¦fono que nunca suena. La raz¨®n es que en La Moncloa vive ahora un presidente llamado Albert Rivera.
En el bloque de la izquierda, la palabra Catalu?a se reserva casi exclusivamente para las apariciones de los l¨ªderes por aquellas tierras. Pablo Iglesias, por ejemplo, habl¨® mucho este lunes en Madrid de la Constituci¨®n sin citar el avispero catal¨¢n.
Lejanos ya los tiempos en que se ve¨ªa capaz de romper el "candado del 78", el l¨ªder de Unidas Podemos (UP) ha recuperado una vieja t¨¢ctica de Julio Anguita. Cuando comandaba IU, Anguita sol¨ªa decir que su programa consist¨ªa en cumplir la Constituci¨®n, y para probarlo bland¨ªa los art¨ªculos del texto que reconocen derechos sociales como el trabajo o la vivienda. Frente a los "autotitulados constitucionalistas", Iglesias ha emulado a uno de sus reconocidos maestros pol¨ªticos para reivindicar el contenido m¨¢s progresista de la Ley Fundamental y presentarlo como legitimador del programa de UP. Lo ha resumido en un art¨ªculo, el 128.1: "Toda la riqueza del pa¨ªs, en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad, est¨¢ subordinada al inter¨¦s general".
?Y el PSOE? Bien, gracias, dicen las encuestas. S¨¢nchez no ha tenido actos de relieve este lunes, y el mi¨¦rcoles se va a Bruselas para asistir a la cumbre extraordinaria sobre el Brexit. La campa?a socialista sigue con perfil tirando a bajo y sin muchas ansias de buscar la confrontaci¨®n. A ver lo que dura, porque no faltan quienes recuerdan que esa estrategia no es tan diferente a la que aplic¨® Susana D¨ªaz en las elecciones andaluzas. Y all¨ª pas¨® lo que pas¨®.
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