Pacientes pendientes de la Reconquista
Hay pocos ejemplos de lo viciado que est¨¢ el concepto de patria cuando se dan vivas junto a Espa?a solo al Ej¨¦rcito y la Guardia Civil
No hay mejor contexto para una campa?a que dormir en un hospital p¨²blico, mejor en plantas en las que sobrevivir es m¨¢s importante que sanarse, y ya perfecto si se est¨¢ all¨ª como familiar en lugar de como paciente. Pocos lugares mejores que ese para abrir peri¨®dicos y encender radios, para ponerse los auriculares del televisor (de 23 a 7, avisa el cartel), y escuchar a la Espa?a aparente, esa que ayudan a configurar periodistas y pol¨ªticos, y que demanda en masa la audiencia, poniendo los pies en la Espa?a real.
Las carreras de s¨¢bado tarde por los pasillos de m¨¦dicos y enfermeros, el engranaje poderoso y antiguo levantado por gente cuyos sueldos comparados con sus m¨¦ritos dan un poco de risa, no digamos sus horarios; el Estado del bienestar, ese sintagma del que apenas se habla en los m¨ªtines salvo como logro, que no rasca una portada y que sostiene, sin embargo, la ¨²ltima resistencia de igualdad entre los que nacen en un barrio y otro: la correcci¨®n del azar, eso sobre lo que se levanta el principio fundamental del soberanismo.
Ver a esas ancianas descre¨ªdas escuchando a la clase pol¨ªtica y sus felices tertulianos, a unos d¨ªas de las elecciones, discutir sobre la Reconquista, a?o 722 ("mira que son vella, pero isto..."), hace pensar en el eterno reality espa?ol que engancha al gran p¨²blico, seduce a los articulistas (perdonen la experiencia) y a la audiencia, m¨¢s necesitada de un r¨¢pido cancaneo en forma de titular que en saber qu¨¦ ocurre cuando a un familiar lo meten en la UCI; si habr¨¢ m¨¢quinas porque ha habido dinero para m¨¢quinas, si el personal est¨¢ motivado porque no lleva m¨¢s horas y menos sueldo del que puede soportar, si no echar¨¢n al paciente al tercer d¨ªa para dejar libre una cama, si hay un tratamiento experimental que se ha podido desarrollar aqu¨ª gracias a un presupuesto en ciencia, si hay remedio al dolor convertido en tortura alejado de las r¨¢canas creencias de la fe que invitan a una se?ora de 90 a?os a morir como Cristo en la cruz: ya le hubiera gustado a Jes¨²s tener en el monte Calvario a Ramona Maneiro en lugar de a Mar¨ªa Magdalena.
Hay pocos ejemplos de lo viciado que est¨¢ el concepto de patria cuando se dan vivas junto a Espa?a solo al Ej¨¦rcito y la Guardia Civil, y no se les unen m¨¦dicos y maestros (los primeros garantizan por la fuerza, llegado el caso, lo que somos). A lo mejor no hablamos de lo importante porque lo damos por hecho, primer paso para perderlo, y en cada elecci¨®n estamos m¨¢s cerca de hacerlo. Eso se aprende en los hospitales y espero que nunca se aprenda en el Congreso: solo se promete gobernar lo que se sufre, no se atiende a lo que debe sobrevivir.
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