¡®Caperucita y el Lobo¡¯ a la hora de misa en Santa Cruz
El descontento recorre la espina dorsal de los que esperan con las papeletas
El hombre de Vox se encontr¨® con la representante del PSOE en el colegio electoral que les adjudicaron sus partidos. El de Vox salud¨®:
-?Caperucita y el Lobo!
Eso pas¨® en el colegio electoral de Enrique Wolfson, la zona acomodada de Santa Cruz. Luego all¨ª votaron monjas (una me dijo: ¡°A Dios lo que es de Dios, al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar¡±). Una se?ora llevaba las papeletas. Dispuesta a decirle al periodista el ¨¢nimo con el que ven¨ªa a votar, el marido le inst¨®, desde lo alto de la escalinata: ¡°?Tenemos prisa, hay que ir a misa¡±. Otra monja me hab¨ªa dicho: ¡°Para que salga lo que voto ahora me voy a rezar¡±.
Del mismo colegio sal¨ªa de votar la poeta Cecilia Dom¨ªnguez Luis, premio Canarias de Literatura. ?Una met¨¢fora para este tiempo? ¡°La mariposa de la incertidumbre. La inseguridad absoluta, tambi¨¦n ante lo que le pase a Europa¡±. ?Y para qu¨¦ vota? ¡°Para que en Espa?a sigan la democracia y la libertad. ?Ah, y la igualdad!¡±
En Los Gladiolos hay de todo: obreros, desempleados, clase media, drogas, estudio, malas noticias, esperanza. Manuel, 83 a?os, mec¨¢nico de barcos, espera a que su hijo lo lleve al colegio electoral. Tiene cinco hijos, diez nietos. Jam¨¢s dej¨® de votar. ¡°Yo ahora voto por otro¡±. Genoveva se acelera; despu¨¦s de buscar argumentos para votar (¡°que mejore la vida de la tercera edad¡±) exclama: ¡°?Todos van a mamar!¡± Ha sido enfermera. ¡°Y lo que tenemos que aguantar¡±.
Ese descontento recorre la espina dorsal de los que esperan con las papeletas. Jos¨¦ Mar¨ªa Garrido, catedr¨¢tico, ense?a Dibujo. ¡°?Un dibujo de este momento? Ser¨ªa un boceto temporal: la legislatura durar¨¢ poco. Sea cual sea el resultado, a favor de la izquierda o la derecha, los socios respectivos exigir¨¢n condiciones que no se podr¨¢n cumplir. Y se acabar¨¢ la historia tarde o temprano¡±.
Su hijo Javier es m¨²sico, maestro de escuela. El padre le ayuda a calificar, musicalmente, el instante de Espa?a: ¡°Presto allegreto¡±. ?l elabora m¨¢s: ¡°Dodecafon¨ªa multitudinaria de m¨²sicas que no llegan a completar una melod¨ªa que exprese una idea concreta¡±. ?Qu¨¦ desafina? ¡°La incapacidad de ponerse de acuerdo entre las distintas familias pol¨ªticas. El viento no afina con la percusi¨®n, la cuerda no afina con el viento¡ Tendr¨ªan que afinar entre todos para que podamos escuchar una melod¨ªa que complazca¡±.
Elena es funcionaria; los escucha. Est¨¢ rabiosa. Los pol¨ªticos no se hermanan. Vota sin esperanza, ¡°pero hay que votar¡±. Los debates habidos la han llenado de estupor, ¡°y me han quitado las ganas¡±. Chelo, que fue enfermera cl¨ªnica, comparte el des¨¢nimo, ¡°no lanzan sino porquer¨ªa por la boca, no puedo tener seguridad en ellos. Y tengo claro por qui¨¦n voy a votar. Pero lo har¨¦ con rabia¡±. Vicente Luis, relaciones p¨²blicas, avisa: ¡°?Te puedo vender cualquier cosa si me dejas hablar!¡± Los pol¨ªticos no saben qu¨¦ pasa en la calle. No limpian la suciedad. No buscan la honestidad, no trabajan por el pueblo. Nada se hace por vocaci¨®n, ¡°todo est¨¢ choteado¡±. Los contratos no sirven. Las casas se hacen por el techo.
Jos¨¦ Espejo, administrativo, resume las razones del des¨¢nimo que se escucha: ¡°Lo han desorganizado todo, hasta el consenso¡±. Maricarmen y Moneiba van ¡°confusas¡±, a buscar papeletas. ¡°A ver si un d¨ªa salta la luz. Ahora todo es mentira¡±. La palabra mierda entra tambi¨¦n en el vocabulario del descontento en Los Gladiolos. Al irnos de all¨ª tres hombres caminan hacia las urnas. Fernando Martorell, operario, H¨¦ctor Dom¨ªnguez, parado (trabaja en mantenimiento), Jorge Garc¨ªa, vigilante. ¡°Ning¨²n ¨¢nimo, hay que venir¡±. ¡°Promesas falsas¡±. ¡°Nada va a cambiar¡±.
Irma Cervino, periodista, 50 a?os. ¡°La moral me la da estar ante la urna, depositar yo misma la papeleta¡±. Antes de ir al colegio del parque de La Granja ¡°una se?ora me dio el pan despotricando contra la pol¨ªtica. Espero que el pan no estuviera duro¡±. Ante el colegio, el historiador universitario Jos¨¦ Ram¨®n Landaz¨¢bal Sabugo. Tiene ilusi¨®n, ve el partido ¡°muy igualado¡±. ?Una definici¨®n del instante? ¡°Crisis de ideolog¨ªas¡±. Su madre, Mary Luz, maestra, va ¡°con inter¨¦s y con ganas¡±. Un camarero joven, Eric Milles, iba con este ¨¢nimo: ¡°Todo mejora siempre¡±.
Ni en ese colegio ni en otros dejaban entrar a los periodistas, de modo que fue imposible ver en persona m¨¢s encuentros entre Caperucita y el Lobo.
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