Vox busca ¡®sherpas¡¯
Ortega Smith, al terminar su discurso: ¡°Sab¨¦is c¨®mo se sube la monta?a, ?no? Nosotros tenemos el campamento base, lo hemos colocado ya. Ahora vamos a por la cumbre¡±
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¡°C¨¦ntrico hotel madrile?o¡± es el eufemismo con el que crecen los espa?oles de fuera de Madrid imaginando s¨®tanos de El club de la lucha en los que las ¨¦lites de la capital chocan las cabezas engominadas como los alces los cuernos. Lo cierto es que la fiesta de Vox en su ¡°c¨¦ntrico hotel madrile?o¡± dej¨® de ser fiesta a las 21.30 para ser ¡°encuentro¡± y a las 22.00 degener¨® en misa. En las suites de este hotel se aloja Loquillo cuando viene a la capital para abrir las ventanas y poner a todo volumen Cuando viv¨ªa en la Castellana. Mejores tiempos.
En realidad el ¡°c¨¦ntrico hotel madrile?o¡± es una alfombra que va de un punto a otro, llena de japoneses y franceses, y por la que a estas horas, 23.01, camina Santiago Abascal, l¨ªder de Vox, entre aplausos de sus simpatizantes, algunos de los cuales se levantan de las mesas con el mismo esp¨ªritu que para ovacionar a un equipo cuartofinalista. ¡°A por ellos, Santi, a por ellos¡±, dice uno. La frase anima a un chico con la bandera espa?ola al cuello: ¡°A por eeeeeeellos, o¨¦, a por eeeeeeeeellos, o¨¦¡±. Pero no le sigue nadie, mira a todas partes y luego se calla: la noche no es para tanto. ¡°La campa?a ha sido maravillosa pero el resultado nos ha hecho da?o, esper¨¢bamos 50 diputados¡±, dice Ra¨²l, un chico con la escarapela de Vox al cuello.
El peque?o pasillo improvisado del Dry Martini, el bar del F¨¦nix Meli¨¢ que Vox ha elegido para celebrar su noche electoral, es atravesado por Abascal y Ortega Smith con cuatro palmetadas en los b¨ªceps de sus votantes, que mantienen la compostura a duras penas, asombrados de lo fuerte que viene lo ultra en esta primavera/verano. Saludos viriles, de lealtad y f¨¦rreos c¨®digos de valores; hostias que desmontan a cualquiera que no est¨¦ muy seguro de ser espa?ol. Si no lo tienes muy claro, un saludo de Ortega Smith te descolocar¨¢ el om¨®plato hasta gritar ¡°Viva Espa?a¡± por el dolor.
Abascal va acompa?ado por su segundo, Roc¨ªo Monasterio e Iv¨¢n Espinosa de los Monteros; al sal¨®n desde el que siguen las estad¨ªsticas acceden familiares y c¨ªrculos ¨ªntimos. Es como un tanatorio en el que se haya anunciado que resucitan 50 muertos y no reviven ni la mitad. Eso s¨ª, ¡°por Espa?a siempre, viva Espa?a, defendamos a Espa?a de los enemigos de Espa?a¡±, grita una se?ora. ¡°Vamos a por todas¡±, hab¨ªa dicho Roc¨ªo Monasterio al salir del Dry Martini antes de que empezara el escrutinio.
Al volver del discurso, Abascal est¨¢ m¨¢s relajado. Tambi¨¦n Ortega y Espinosa; los tres se paran a hacerse fotos con fans como los Jonas Brothers feat?Salvini. ¡°?Qu¨¦ ha pasado, Javier?¡±, pregunta uno. ¡°Sab¨¦is c¨®mo se sube la monta?a, ?no? Nosotros tenemos el campamento base, lo hemos colocado ya. Ahora vamos a por la cumbre. Calculad el dinero y los medios que hemos tenido [han vetado a casi todos los medios], y pensad que ahora desde el Congreso ser¨¢ diferente¡±. ¡°?Sois la resistencia!¡±, le grita una joven. Otras rompen a aplaudir. Una m¨¢s llora al fondo con afirmaci¨®n desconcertante (¡°qu¨¦ cerca hemos estado¡±) y en la mesa grande del Dry, seguidores de Vox siguieron el discurso de Abascal con desconsuelo: ¡°Todo lo que quieras, Santi, pero van a gobernar los otros¡±. A la media hora el hotel, el escenario y el bar eran una nevera; nada que festejar aqu¨ª, y eso que s¨ª lo hab¨ªa. El da?o de las expectativas.
El gatillazo de Vox tiene para el PP de Casado una lectura muy particular perfectamente visible desde el hotel de los ultras; son los ex-PP m¨¢s ostentosos, a los que menos importa el qu¨¦ dir¨¢n y los que dicen m¨¢s claro lo que quieren: que nada altere la esencia espa?ola, entendiendo esencia por franquismo. Todos estamos bien como estamos, no demos poder a quien no lo gana por la fuerza, porque por la fuerza nunca lo ganar¨¢.
La mancha de Vox en un pa¨ªs que a¨²n pelea por desenterrar a sus muertos de una dictadura traspasa varias capas. En la irrupci¨®n de los ultras hubo dos partidos que no solo no plantearon su aislamiento sino que los homologaron, les tendieron la mano y se aprovecharon de sus votos para llegar a un Gobierno aut¨®nomo. Hoy el hegem¨®nico (PP) paga el precio de semejante afrenta. Y el supuestamente partido integrador y regenerador del centro espa?ol (Cs) anunci¨® un cord¨®n sanitario al PSOE, un partido que es m¨¢s del sistema que el PP, y no a Vox.
Pero fue Casado el que se propuso imitar a Vox, espantando el voto responsable del PP que depositaba su confianza en el partido porque, con sus corruptelas, no avalaba traumas pol¨ªticos ni graves rupturas sociales. Y as¨ª fue como el partido del "sentido com¨²n" y el partido "que m¨¢s se parece a Espa?a", en palabras de Rajoy, corri¨® a invitar a la extrema derecha espa?ola a gobernar: un partido que ha elegido como representantes a un antiguo neonazi condenado por palizas, a un condenado por maltrato machista, a una candidata que dice que las violadas no deben abortar, al candidato que abomina de "mujeres piojosas, gordas, bolleras o putas", al candidato exl¨ªder de juventudes de Fuerza Nueva condenado por apedrear buses llenos de ni?os, a candidatos de partidos fascistas o reconocidos y homenajeados por la Fundaci¨®n Francisco Franco, a candidatos declaradamente sexistas y hom¨®fobos, a candidatos y cargos apartados por ser, uno, detenido por abusos sexuales a menores con discapacidad, otro por matizar el Holocausto nazi y uno m¨¢s por grabarse ri¨¦ndose de los "maricones".
Vox es el partido de lo mejor de cada casa, los desinhibidos que entienden por "complejos" mantener las formas y que insiste en trasladar un mensaje p¨²blico desmentido autom¨¢ticamente con sus candidatos. Son lo que sus candidatos son, no lo que su cinismo publicita.
Y si a ese partido no se les echase en brazos Casado y le hubiese plantado un muro Rivera, con todo el arsenal que ten¨ªan contra S¨¢nchez, probablemente el resultado habr¨ªa sido distinto. Pero Espa?a y los votantes espa?oles, tambi¨¦n los que no tienen el mejor concepto del PSOE, han dicho que en este pa¨ªs con el fascismo y sus formas m¨¢s parecidas no se juega. Y que los derechos conquistados no se devuelven, no al menos as¨ª por as¨ª. Necesitar¨¢n m¨¢s intoxicaci¨®n, m¨¢s mentiras y m¨¢s odio para obligar a la mayor¨ªa de los espa?oles a defenderse de minor¨ªas sin poder y sin influencia. Y los dem¨¢s necesitaremos una derecha valiente que le plante cara, no la derecha cobarde que se ha arrodillado ante ellos pensando que el futuro era volver a los a?os cuarenta con su coro de palmeros en los medios cantando gestas rid¨ªculas y sus fans invocando la edad dorada del macho espa?ol. No se descarta que manden, pero ahora necesitar¨¢n cuatro a?os para retroceder ochenta.
El campamento base lo tienen puesto y los espa?oles decidir¨¢n si a Ortega Smith, que huy¨® de Gibraltar a nado despu¨¦s de la impactante haza?a de colocar all¨ª una bandera espa?ola, la monta?a se le hace eterna. Para colocar en la cumbre sabe Dios qu¨¦.
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