Ideas de Espa?a
Nadie puede discutirle a Pedro S¨¢nchez la obligaci¨®n y el derecho a formar Gobierno, sin otra l¨ªnea roja que la Constituci¨®n
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Las elecciones no son la fiesta de la democracia como quiso describir el t¨®pico surgido de convocatorias en que poco se juega o lo que se juega eran los estrechos m¨¢rgenes que ofrec¨ªan dos opciones, la cara y la cruz del mismo sistema, sino una ruda competici¨®n, un deporte de riesgo y de contacto en el que unos ganan y otros pierden.
La izquierda ha ganado a la derecha. Dentro de la izquierda, la socialdemocracia ha regresado a su antigua centralidad, que es la de partido de Gobierno, algo que tendr¨¢ una larga reverberaci¨®n europea e internacional. Es decir, el PSOE ha ganado ampliamente a Podemos. Pero dentro de la derecha, la vieja rama del PP ha ca¨ªdo hasta la vulgaridad del empate con la nueva de Ciudadanos, con la que abrir¨¢ una competencia que se aventura sangrienta.
La novedad inquietante, que nos parangona a los males ajenos, es Vox, es la extrema derecha, cuya agenda ha contaminado la campa?a y amenaza con contaminar la pol¨ªtica futura. No hay bipartidismo, pero hay un bloque de izquierda, m¨¢s potente, y otro de derechas, que ha errado su objetivo, y entre ambos nos dan el retrato de siempre de un pa¨ªs de centroizquierda, surgido de nuevo ante el anuncio del tripartito derechista que se anunciaba.
Tambi¨¦n han ganado las ideas plurales de Espa?a sobre la Espa?a de una idea sola, obsesiva y solitaria. El di¨¢logo frente a la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155. La independencia de la justicia frente al juramento de Santa Gadea para impedir ni siquiera imaginar alg¨²n d¨ªa que pueda ser conveniente un indulto para los pol¨ªticos independentistas. La idea de la Constituci¨®n como regla y campo de juego que a todos acoge frente a la idea de la Constituci¨®n como proyectil y barrera para echar del campo de juego a los indeseables. La pol¨ªtica frente a la mera administraci¨®n, que al final se reduce a la acci¨®n de la polic¨ªa y de la justicia. Las viejas dos Espa?as frente a la Espa?a europea y plural.
Ha ganado el respeto a la legalidad constitucional sobre el unilateralismo. La vocaci¨®n del catalanismo por influir e incluso gobernar en Espa?a ha empezado a eclipsar la renacida pulsi¨®n revoltosa, propia de carlistas y anarquistas. Es un pelda?o m¨¢s hacia el final que nadie quiere proclamar aunque est¨¦ escrito y sentenciado.
La mayor victoria es de la propia democracia representativa, avalada por una participaci¨®n de calidades reconstituyentes. Hoy hay m¨¢s opciones con posibilidades de gobernar o de influir en la formaci¨®n de Gobierno. Los ciudadanos han querido d¨¢rselas a los diputados que han elegido. Es natural que haya dificultades para conformar la nueva mayor¨ªa para la investidura y para el Gobierno, pero con estas cartas, que permiten abrir juegos a derecha e izquierda, nadie puede discutirle a Pedro S¨¢nchez la obligaci¨®n y el derecho a formar Gobierno, sin otra l¨ªnea roja que la Constituci¨®n, pasando p¨¢gina de la munici¨®n con frecuencia infame de la campa?a electoral.
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