La sospechosa victoria de Vox en el pueblo de Santa Teresa
Discapacitadas de un internado en un municipio de ?vila donde se dispar¨® la formaci¨®n de Abascal afirman que las monjas prepararon sus papeletas
Un llano de colores verde y amarillo rodea Gotarrendura, pueblito abulense de 161 habitantes. Este a?o la primavera ha ocasionado dos subidas: en la temperatura que marca el term¨®metro y en las papeletas que recibi¨® la derecha. En el primer caso, por un veranillo anticipado que dar¨¢ m¨¢s rendimiento a las placas solares diseminadas por doquier. El segundo parece ser resultado de la reforma de la ley electoral aprobada en diciembre, que permite votar a personas con discapacidad intelectual como las que se alojan en la residencia femenina Villa Santa Teresa, dirigida por monjas esclavas de la Virgen Dolorosa.
En Gotarrendura, seg¨²n el padr¨®n, viven m¨¢s mujeres que hombres (107 frente a 54) y, sin embargo, ha ganado las recientes elecciones Vox ¡ªun partido con un pol¨¦mico discurso sobre el feminismo¡ª, con 50 votos. Los datos son elocuentes. El censo electoral se ha disparado (en t¨¦rminos relativos) gracias a las mujeres residentes en Villa Santa Teresa, que acoge a 59 mujeres de entre 29 y 79 a?os, y, en la misma proporci¨®n, han aumentado los votos recibidos por la derecha.
Las religiosas organizaron durante la campa?a unos cursos para explicar a las internas qu¨¦ propon¨ªan las distintas candidaturas, les dieron sobres y papeletas, y tres de ellas las acompa?aron a las urnas, seg¨²n los testimonios recogidos.
Unas 100.000 personas con discapacidad intelectual han podido votar ahora en Espa?a gracias a la modificaci¨®n de la ley. Y en este pueblo de 149 electores posibles, esa reforma facilit¨® la incorporaci¨®n al censo de 14 internas. Adem¨¢s, se animaron a acompa?arlas a las urnas otras 14, la mitad de las cuales se absten¨ªan en ocasiones anteriores (su grado de incapacidad no les imped¨ªa figurar en el censo). Si el resultado obtenido esta vez en el pueblo en las elecciones generales se repitiera en las municipales, Vox se llevar¨ªa la alcald¨ªa (actualmente en manos del PP); pero la formaci¨®n de Santiago Abascal no se presentar¨¢ en esta localidad el 26 de mayo.
El censo de Gotarrendura ha aumentado en 15 personas (14 de ellas, mujeres con discapacidad) y se han registrado 25 votos m¨¢s que en los comicios anteriores (de los cuales 21 corresponden a la residencia). El incremento de sufragios a PP y Vox (25) coincide con el aumento de votantes. Ese bloque suma ahora 86 (antes, 61), y los restantes partidos, 24 (antes, 23).
Las monjas del centro Villa Santa Teresa ya ten¨ªan todo organizado para las elecciones. Mientras algunas mujeres bailan reguet¨®n en el patio de la residencia, que dispone tambi¨¦n de piscina, huerto, jard¨ªn y perro, una de las internas relata a los periodistas su primer sufragio: ¡°Las hermanas nos dieron la papeleta y nos dijeron que no coment¨¢semos nada¡±. Sus compa?eras asienten y, entre risas, afirman haber votado ¡°por Jesucristo¡±. La mayor¨ªa de ellas se confiesan admiradoras de Santiago Abascal.
La direcci¨®n del centro, inaugurado en los a?os sesenta, niega haber facilitado el material electoral. Valeriano de Juan, presidente de la mesa, confirma la versi¨®n de las residentes de Villa Santa Teresa: ¡°Todas vinieron con sus sobres preparados¡±.
La propia alcaldesa, Yolanda de Juan (PP), atribuye la victoria de Vox a las nuevas votantes. Una mujer del pueblo explica las razones: ¡°Es un secreto a voces que han manipulado a las chicas del centro¡±.
Otra de las internas relata que las monjas les impartieron un taller con ¡°directrices¡± pol¨ªticas. Pese a que la direcci¨®n lo niega, ella se muestra tajante: ¡°Nos han dado charlas pr¨¢cticas sobre los partidos: qui¨¦n est¨¢ en contra de la Iglesia o qui¨¦n est¨¢ a favor del aborto y la eutanasia¡±. En el pueblo donde, seg¨²n la tradici¨®n, naci¨® Santa Teresa, el milagro se produjo cuando todos estaban en misa. Los integrantes de la mesa fueron los ¨²nicos que vieron la llegada de las internas y las monjas al colegio electoral. En cuesti¨®n de media hora, las urnas se llenaron de papeletas.
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