Los secretos de la estrategia de Vox
Organizaciones y partidos nacionalpopulistas de todo el planeta comparten contactos, fuentes de financiaci¨®n y valores. Aprenden unos de otros. Y conf¨ªan en que, juntos, tendr¨¢n m¨¢s ¨¦xito. As¨ª se fragu¨® el de Vox, representante espa?ol de este movimiento, seg¨²n la premio Pulitzer Anne Applebaum
Amanece en el campo espa?ol. Un hombre camina a c¨¢mara lenta, corre y salta una cerca. Como en una pel¨ªcula de Hollywood, el hombre cruza un campo de trigo mientras roza las espigas con las manos. De fondo suena una m¨²sica mientras una voz narra: ¡°Si no te r¨ªes del honor porque no quieres vivir entre traidores¡, si anhelas nuevos horizontes sin despreciar tus or¨ªgenes¡, si conservas intacta tu honradez en tiempos de corrupci¨®n¡¡±. Sale el sol. El hombre sube por un camino empinado, cruza un r¨ªo y queda atrapado en una tormenta. ¡°Si sientes gratitud y orgullo por quienes, de uniforme, guardan el muro¡, si amas a tu patria como amas a tus padres¡¡±. La m¨²sica alcanza el cl¨ªmax, el hombre est¨¢ en la cima de la monta?a y la voz culmina: ¡°¡ sabr¨¢s que est¨¢s logrando hacer a Espa?a grande otra vez¡±. Las ¨²ltimas palabras que aparecen en pantalla son ¡°Hacer Espa?a grande otra vez¡±.
El eslogan es la versi¨®n espa?ola del ¡°Make America Great Again¡±. El hombre es Santiago Abascal, y esto, por supuesto, es una publicidad de Vox, el partido pol¨ªtico con el crecimiento m¨¢s r¨¢pido de Espa?a. En las elecciones generales de 2016 ¡ªel a?o del v¨ªdeo¡ª, Vox, con su nacionalismo espa?ol de macho alfa y cinematogr¨¢fico, no obtuvo ni un solo esca?o. Poco despu¨¦s, una web espa?ola public¨® un art¨ªculo que preguntaba: ¡°?Por qu¨¦ nadie vota a Santiago Abascal?¡±. Pero el pasado 28 de abril, el apoyo a Vox entre el electorado pas¨® del 0% al 10%: gan¨® 24 diputados en el Congreso. Su ruidosa presencia en la campa?a electoral ayud¨® a impulsar la participaci¨®n a uno de sus niveles m¨¢s altos en a?os, ya que los espa?oles estaban ansiosos por apoyar a Vox o por votar en su contra.
?C¨®mo ha sucedido esto y qu¨¦ relaci¨®n tiene con el caso de Donald Trump? La velocidad del auge de Vox es, en muchos sentidos, una historia exclusivamente espa?ola, marcada por una reacci¨®n nacionalista a una crisis separatista regional, el crecimiento de la polarizaci¨®n y la fragmentaci¨®n de lo que fue un sistema bipartidista. El colapso econ¨®mico de 2009 mell¨® la confianza en los partidos pol¨ªticos tradicionales y condujo a una fuerte reacci¨®n de extrema izquierda. Vox es el contragolpe.
Sin embargo, su historia tambi¨¦n se enmarca en una m¨¢s global y amplia sobre estrategias de campa?a tradicionales y digitales desarrolladas por la extrema derecha europea y la derecha alternativa estadounidense (alt-right) que ahora se utilizan por todo el planeta. El uso de las redes sociales para agudizar la polarizaci¨®n, webs creadas espec¨ªficamente para alimentar narrativas enfrentadas, grupos privados de fan¨¢ticos que comparten teor¨ªas de la conspiraci¨®n, un lenguaje que deliberadamente debilita la confianza en pol¨ªticos y periodistas ¡°convencionales¡±: todo esto tambi¨¦n ayud¨® a que el partido que quiere ¡°hacer Espa?a grande otra vez¡± abandonara la periferia y se volviese conocido. A lo que hay que sumar que cuenta con financiaci¨®n, en parte de origen extranjero, que no le llega directamente, sino que canaliza a trav¨¦s de organizaciones con las que comparte opiniones, una forma de financiaci¨®n pol¨ªtica que resulta familiar para los estadounidenses, pero nueva en Europa.
En marzo y abril, justo antes de las elecciones del 28 de abril, realic¨¦ un par de viajes a Madrid para conversar con militantes de Vox y con otras figuras, incluidos antiguos l¨ªderes del PP, de centroderecha, y del PSOE, de centroizquierda, los dos partidos que dominaron la pol¨ªtica nacional durante tres d¨¦cadas desde la Transici¨®n. El sentimiento en la capital espa?ola era un poco como el que hab¨ªa en Londres justo antes del refer¨¦ndum del Brexit o como el de Washington antes del triunfo de Trump. Tuve una fuerte sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu: una vez m¨¢s, una clase pol¨ªtica estaba a punto de ser golpeada por una ola de enfado.
En el otrora predecible mundo de la pol¨ªtica espa?ola esto supone un cambio considerable. En 2018 periodistas y analistas espa?oles se preguntaban por qu¨¦ en Espa?a, a diferencia de Francia o Italia, no hab¨ªa partidos de ultraderecha. Muchos asum¨ªan que el fantasma de la dictadura de Franco, que culmin¨® apenas en los a?os setenta, era el responsable de esta ¡°excepci¨®n espa?ola¡±. Mientras nadie pol¨ªticamente activo en la actualidad en Francia o Alemania recuerda Vichy o a los nazis, una gran cantidad de espa?oles s¨ª recuerda hoy el nacionalismo ostentoso de Franco, que en los m¨ªtines usaba el lema de ¡°?Arriba Espa?a!¡±, y, por esa raz¨®n, siempre lo han rechazado.
Pero a lo largo del a?o pasado, Vox quebr¨® ese tab¨². En su cuenta de Twitter, Abascal fij¨® una serie de tuits que empiezan en la primavera de 2018 y contin¨²an hasta hoy. Cada uno enlaza a un v¨ªdeo o a una fotograf¨ªa de un recinto repleto de gente. Los tuits m¨¢s recientes tienen la etiqueta #Espa?aViva y comentarios euf¨®ricos. Esos tuits, m¨¢s los constantes ataques del partido a las encuestas ¡°falsas¡± de los medios ¡°parciales¡±, ten¨ªan un prop¨®sito: hacer sentir a cualquier seguidor de Vox que formaba parte de un movimiento enorme. Abascal habla de un ¡°movimiento patri¨®tico de salvaci¨®n de la unidad nacional¡±, y de alguna forma eso eran.
Nutrido por los separatismos
El vicesecretario de Vox, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, viene de una familia acaudalada de la nobleza espa?ola. Cuando Vox ataca a ¡°las clases dominantes¡±, se refiere a los medios de comunicaci¨®n y las clases pol¨ªticas, no a la alta burgues¨ªa o a su clase empresarial. A¨²n m¨¢s importante es el hecho de que Espinosa es un usuario experto en redes sociales, al igual que su esposa, Roc¨ªo Monasterio, que tambi¨¦n es pol¨ªtica de Vox.
Los segu¨ª a ambos en Twitter por un tiempo y not¨¦ cu¨¢n eficaces eran creando espect¨¢culo. A trav¨¦s de Twitter, Espinosa convoc¨® a una protesta p¨²blica cuando una universidad de Madrid, su alma mater, le cancel¨® una conferencia que ten¨ªa programada. Monasterio acumul¨® miles de me gusta por declarar que iba a boicotear cualquier movilizaci¨®n por el D¨ªa Internacional de la Mujer y por tuitear luego un v¨ªdeo en el que enfrentaba a feministas enfadadas manifest¨¢ndose con im¨¢genes de mujeres y hombres tomados de la mano.
En 2018, periodistas y analistas se preguntaban por qu¨¦?en Espa?a no hab¨ªa partidos pol¨ªticos de extrema derecha
Espinosa est¨¢ tambi¨¦n a cargo de las ¡°relaciones internacionales¡± del partido y el mensaje principal que me quiso transmitir fue sobre la naturaleza excepcionalmente espa?ola de Vox. Desayunando en un caf¨¦ de Madrid que, seg¨²n dijo, no queda muy lejos de su empresa inmobiliaria, afirm¨® que Vox ten¨ªa muy pocas cosas en com¨²n con otros partidos de ¡°ultraderecha¡± europeos. ¡°A Vox se le asocia frecuentemente y con facilidad con otros partidos y cosas nuevas que est¨¢n sucediendo en otras partes del mundo¡, pero no es realmente cierto¡±.
En lugar de esto, argumenta que Vox surgi¨® en gran parte por el fracaso de Espa?a para lidiar con sus prolongados conflictos regionales. Abascal, exmiembro del PP, es oriundo del Pa¨ªs Vasco. Su padre, tambi¨¦n pol¨ªtico del PP, fue ampliamente conocido como un objetivo de ETA, el grupo terrorista vasco. Por esa raz¨®n, asegura tener una pistola Smith & Wesson consigo todo el tiempo, un h¨¢bito inusual en Espa?a que le ha hecho ganarse el cari?o de una peque?a minor¨ªa de propietarios de armas. Sin embargo, la crisis de secesi¨®n catalana, iniciada en 2017, fue la que puso a Vox en el centro de la pol¨ªtica espa?ola. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, el expresidente de centroderecha, me dijo que Vox era ¡°una consecuencia de la inacci¨®n del Gobierno durante el golpe de Estado de Catalu?a¡±, y casi toda la gente con los que habl¨¦ en Madrid expres¨® m¨¢s o menos lo mismo.
Catalu?a es una provincia pudiente, donde muchos de sus habitantes hablan un idioma distinto, el catal¨¢n. La regi¨®n tiene una larga historia y algunos viejos resentimientos datan de varios siglos. Despu¨¦s de que las fuerzas lideradas por Franco ganaran la Guerra Civil e impusieran una dictadura, cualquier indicio de separatismo catal¨¢n fue severamente reprimido. En contraste, la Constituci¨®n espa?ola de 1978 concedi¨® la autonom¨ªa no solo a Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco, cuyo movimiento separatista ten¨ªa un ala terrorista, sino a todas las comunidades espa?olas. Desde entonces se ha generado una discusi¨®n constante acerca de la relaci¨®n entre el Gobierno central y las autnom¨ªas. En 2017 el Gobierno regional de Catalu?a, estrechamente controlado por separatistas, decidi¨® realizar un refer¨¦ndum independentista. El Tribunal Constitucional lo declar¨® ilegal. Una clara mayor¨ªa de catalanes boicote¨® el refer¨¦ndum ¡ªun evento emotivo, arruinado por la brutalidad policial¡ª, pero los que votaron eligieron la independencia.
En el caos posterior, el Senado autoriz¨® que se impusiera un gobierno directo sobre Catalu?a y convoc¨® nuevas elecciones en esa comunidad. Algunos l¨ªderes secesionistas huyeron al exilio, mientras que otros fueron arrestados y llevados a juicio. En Espa?a se permite que abogados privados sean coacusadores durante los procesos judiciales p¨²blicos. Vox aprovech¨® esta legislaci¨®n para presentar una querella contra los secesionistas. En la pr¨¢ctica, eso signific¨® que, durante el juicio p¨²blico ampliamente televisado, el ¡°abogado de Vox¡± y secretario general del partido, Javier Ortega Smith, estuviera presente junto a los fiscales del Gobierno.
Para un partido peque?o que aboga por la unidad espa?ola, se opone a la autonom¨ªa regional y quiere prohibir los partidos separatistas y arrestar al presidente catal¨¢n, es dif¨ªcil pensar en una manera m¨¢s efectiva de evocar emociones fuertes o de provocar una fuerte reacci¨®n en contra. Cuando Vox organiz¨® uno de sus m¨ªtines en Barcelona esta primavera, Ortega Smith tild¨® al Gobierno catal¨¢n de ¡°organizaci¨®n criminal¡±. Sin embargo, la mayor¨ªa de la cobertura medi¨¢tica se centr¨® en los anarquistas que lanzaban piedras, quemaban barricadas y protestaban violentamente contra los visitantes ¡°fascistas¡±. En otras palabras, fue otra victoria de imagen para Vox. Abascal tuite¨® una fotograf¨ªa suya consolando a una mujer que hab¨ªa sido herida en las manifestaciones. Espinosa hizo lo mismo. Ir¨®nicamente, mostrarse como ¡°v¨ªctimas de la brutalidad¡± fue la misma estrategia con la que los secesionistas catalanes buscaron ganar el respaldo nacional e internacional.
¡°No tienen ideas¡±
Catalu?a no fue el ¨²nico asunto espa?ol que ayud¨® a Vox. Al igual que otros nuevos partidos europeos (no necesariamente de derechas), como el Movimiento 5 Estrellas de Italia, Vox seleccion¨® una serie de temas subestimados cuyos adeptos hab¨ªan empezado a ponerse en contacto y a organizarse por Internet. Por lo general, los movimientos pol¨ªticos con ¨¦xito sol¨ªan tener una sola ideolog¨ªa. Ahora, algunas veces, combinan varias. Piensen en el proceso de una discogr¨¢fica que quiere crear una nueva banda de pop: hace un estudio de mercado, elige el tipo de rostros que le pegan y luego presenta la banda al sector demogr¨¢fico que le sea m¨¢s favorable. Los nuevos partidos pol¨ªticos son as¨ª: ahora se pueden agrupar diferentes temas, reempaquetarlos y luego comercializarlos utilizando el mismo tipo de mensajes dirigidos que se sabe que han funcionado en otros sitios.
La oposici¨®n al separatismo catal¨¢n y vasco, al feminismo y al matrimonio igualitario, a la inmigraci¨®n, especialmente la musulmana; la ira contra la corrupci¨®n; el aburrimiento con la pol¨ªtica tradicional; un pu?ado de temas, como la propiedad de armas y la caza, que a algunos les importan profundamente mientras otros ni siquiera saben que existen; una pizca de libertarismo, talento para realizar burlas y un ligero toque nost¨¢lgico, aunque no se sepa exactamente de qu¨¦: todos estos son los ingredientes que se usaron para la creaci¨®n de Vox. Mayoritariamente, estos temas pertenecen al ¨¢mbito de la pol¨ªtica identitaria, no al econ¨®mico. Espinosa se refiere a ellos como cuestiones en que hacen frente a ¡°la izquierda¡±, no refiri¨¦ndose solo al partido de ultraizquierda marxista Podemos, sino tambi¨¦n al PSOE, de centroizquierda, al menos en su m¨¢s reciente encarnaci¨®n. En concreto, ¨¦l se?ala al Gobierno socialista que control¨® Espa?a entre 2004 y 2011, bajo el mandato del presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que aprob¨® una serie de leyes para flexibilizar las restricciones sobre el aborto, el divorcio y el matrimonio igualitario, y para extender protecciones especiales, incluidos juicios en tribunales especializados ¡ªa los que Espinosa llama ¡°juzgados de hombres¡±¡ª a las v¨ªctimas de la violencia dom¨¦stica. Describe estas iniciativas como ¡°todas las leyes que Zapatero pudo concebir para atacar a la familia, el basti¨®n del conservadurismo¡±.
Zapatero tambi¨¦n reabri¨® el debate sobre el cuestionamiento de la historia, aprobando una ley de memoria hist¨®rica que, entre otras cosas, conden¨® formalmente al r¨¦gimen de Franco y elimin¨® s¨ªmbolos franquistas de los espacios p¨²blicos. Esto fue una novedad para Espa?a: durante las dos primeras d¨¦cadas tras la transici¨®n democr¨¢tica, los Gobiernos espa?oles simplemente evadieron el tema. Para Vox, este asunto es un mero matiz y no un tema fundamental, al menos en p¨²blico. Sin embargo, la exigencia de tener ¡°libertad para hablar sobre nuestra historia¡± es una frase que Abascal usa en los m¨ªtines.
Vox seleccion¨® una serie
de temas subestimados cuyos adeptos hab¨ªan empezado a organizarse por Internet
Espinosa sostiene que el ¡°extremismo¡± del Gobierno de Zapatero m¨¢s el extremismo de los separatistas, unido al fracaso posterior del centroderecha para contrarrestarlos, es lo que justifica la posici¨®n de Vox: ¡°Nadie cuestiona la naci¨®n en otras partes, nadie cuestiona tus instituciones b¨¢sicas, tu bandera, tu himno, tu presidente, tus instituciones democr¨¢ticas, tu Tribunal Supremo¡±. Espinosa ilustra su argumento usando dos saleros. ¡°Mira¡±, dice, colocando ambos juntos, ¡°estas son las pol¨ªticas espa?olas en los a?os ochenta y noventa¡±. Y ¡°aqu¨ª¡± ¡ªcoloca un tenedor varias pulgadas m¨¢s all¨¢¡ª est¨¢ la Espa?a actual: ¡°Llevada a la extrema izquierda. El centro y la derecha no reaccionan, no contraatacan. No tienen ideas¡±.
Ese tipo de lenguaje no solo enfurece a los secesionistas, sino tambi¨¦n a los que se identifican con el centroizquierda. Como tambi¨¦n enfurecen las provocaciones de Vox. En diciembre pasado, antes de las elecciones locales en Andaluc¨ªa, Abascal public¨® un v¨ªdeo de ¨¦l mismo montado en un caballo, recreando la ¡°reconquista¡± medieval de Espa?a ante la ocupaci¨®n musulmana, al ritmo de la banda sonora de El se?or de los anillos. En otra ocasi¨®n, el partido cre¨® un v¨ªdeo donde se mostraba una noticia falsa que anunciaba la imposici¨®n de la ley isl¨¢mica en Andaluc¨ªa y la conversi¨®n de la catedral de C¨®rdoba en una mezquita. Cada una de estas acciones causaron una reacci¨®n en contra. M¨¢s retuits para Vox, m¨¢s furia del otro lado. Espinosa lo sabe. ¡°?Somos parte de esta polarizaci¨®n? Desafortunadamente, lo somos. No estoy diciendo que no¡¡±. Sin embargo, desde su punto de vista, ¡°la izquierda¡± es la extremista, no Vox.
Espinosa habla excelente ingl¨¦s ¡ªvivi¨® parte de su infancia en Estados Unidos y asisti¨® a la Facultad de Negocios de North?western¡ª y ocasionalmente tuitea en ese idioma. Muchas veces ha entrado a Twitter para atacar la cobertura medi¨¢tica extranjera sobre Vox, especialmente cuando se compara al partido con grupos de extrema derecha de Francia e Italia. Una vez felicit¨® ir¨®nicamente a un periodista de The Guardian por su ¡°historia pol¨ªticamente correcta¡±. Tiene la misma queja sobre los medios espa?oles. ¡°Enhorabuena a EL PA?S¡±, escribi¨® recientemente, ¡°por ser capaz de incluir las expresiones ¡®ultraconservador¡¯, ¡®ultranacionalista¡¯ y ¡®extrema derecha¡¯ en tan solo cinco p¨¢rrafos. Goebbels os admirar¨ªa¡±.
La verdad es que ha habido m¨²ltiples contactos entre Vox y otros partidos pol¨ªticos de ¡°extrema derecha¡± europeos. En 2017, como muestra la cuenta de Twitter de Vox, Abascal se reuni¨® con Marine Le Pen, la l¨ªder francesa de extrema derecha. En la v¨ªspera de las elecciones tuite¨® su agradecimiento a Salvini, el l¨ªder italiano de ultraderecha, por su apoyo. Abascal y Espinosa fueron recientemente a Varsovia para reunirse con los l¨ªderes del partido gobernante polaco, nativista [que favorece a los nativos de un pa¨ªs] y antiplural, y Espinosa apareci¨® tambi¨¦n en la Conferencia de Acci¨®n Pol¨ªtica Conservadora en Washington.
Aun as¨ª, Espinosa est¨¢ en lo correcto cuando minimiza estos encuentros p¨²blicos como llamadas de cortes¨ªa. Las relaciones importantes entre Vox y la ultraderecha europea, as¨ª como con la alt-right estadounidense, se est¨¢n desarrollando en otra esfera.
¡°Restaurando el orden natural¡±
Los nacionalistas de extrema derecha o partidos nativistas en Europa rara vez trabajaban juntos, hasta hace poco. A diferencia de los socialdem¨®cratas europeos, que siempre compartieron una visi¨®n del mundo, o incluso de los dem¨®cratacristianos de centroizquierda europeos, quienes desde los a?os cincuenta fueron el verdadero motor que impuls¨® la UE, los partidos nacionalistas, arraigados en sus propias historias particulares, sol¨ªan estar en conflicto casi por definici¨®n. La extrema derecha francesa naci¨® de los debates acerca de Vichy y Argelia. La ultraderecha italiana estuvo conformada hist¨®ricamente por los descendientes intelectuales de Mussolini, incluyendo a su propia hija. Los intentos de confraternizaci¨®n siempre terminaron hundi¨¦ndose por viejas pol¨¦micas. Las extremas derechas de Italia y Austria, por ejemplo, rompieron recientemente relaciones despu¨¦s de que empezaran a discutir ¡ªresulta gracioso¡ª sobre la identidad nacional de Tirol del Sur, una provincia en el norte de Italia donde se habla sobre todo alem¨¢n.
3.000 usuarios muy activos bombardearon Twitter con 4,5 millones de mensajes antiisl¨¢micos y pro-Vox
Hace poco eso ha empezado a cambiar. La extrema derecha europea ha encontrado un grupo de temas con los que todos pueden estar de acuerdo. La oposici¨®n a la inmigraci¨®n, especialmente musulmana. La promoci¨®n de una visi¨®n del mundo socialmente conservadora. Dicho de otra forma: el desagrado por el matrimonio igualitario o los taxistas africanos es algo que incluso austriacos e italianos, en desacuerdo sobre la ubicaci¨®n de su frontera, pueden compartir.
Los v¨ªnculos y conexiones son visibles en Internet. Entre los que estuvieron observando el ascenso de Vox se encuentra una compa?¨ªa de an¨¢lisis de datos de Madrid llamada Alto Data Analytics. Alto, especializada en la aplicaci¨®n de inteligencia artificial en el an¨¢lisis de los datos p¨²blicos de sitios como Twitter, Facebook, Instagram, YouTube y otras fuentes, produjo hace poco varios coloridos mapas sobre la conversaci¨®n espa?ola en redes, con la meta de identificar campa?as de desinformaci¨®n que buscasen distorsionar las conversaciones digitales. Los mapas mostraron tres conversaciones polarizadas y perif¨¦ricas, es decir, ¡°c¨¢maras de resonancia¡±, cuyos miembros, pr¨¢cticamente, solo hablan entre s¨ª: la conversaci¨®n sobre el secesionismo catal¨¢n, la que se centra en la extrema izquierda y la que habla de Vox.
No fue una sorpresa. Tampoco lo fue descubrir que la mayor¨ªa de los ¡°usuarios con actividad anormalmente alta¡± ¡ªbots o personas reales que publican constantemente y tal vez recibiendo un pago por ello¡ª formaban parte de estas tres comunidades, especialmente de la de Vox, que acaparaba a m¨¢s de la mitad de ellos. Pocos d¨ªas antes de las elecciones, el Instituto para el Di¨¢logo Estrat¨¦gico (ISD en sus siglas en ingl¨¦s) ¡ªuna organizaci¨®n brit¨¢nica que rastrea el extremismo en Internet y en el que trabajo como consejera y colaboradora¡ª descubri¨® una red de casi 3.000 ¡°usuarios con actividad anormalmente alta¡±, los cuales hab¨ªan bombardeado Twitter el a?o pasado con cerca de 4,5 millones de mensajes antiisl¨¢micos y pro-Vox.
Los or¨ªgenes de la red no son claros y no se sabe qui¨¦n la financia. Originalmente se configur¨® para atacar al Gobierno de Nicol¨¢s Maduro en Venezuela, pero tras el ataque terrorista en Barcelona en 2017 el objetivo cambi¨®. En los ¨²ltimos dos a?os se ha centrado en historias atemorizantes sobre inmigraci¨®n que incrementan gradualmente su intensidad. Algunos de los contenidos promovidos son materiales extra¨ªdos originalmente de redes extremistas, y todos est¨¢n alineados con los mensajes publicados por Vox. Por ejemplo, el 22 de abril, una semana antes de las elecciones espa?olas, la red estuvo tuiteando im¨¢genes de lo que sus miembros describ¨ªan como una revuelta en un ¡°barrio musulm¨¢n en Francia¡± cuando lo que mostraban era una manifestaci¨®n reciente contra el Gobierno en Argelia.
Alto y el ISD se percataron tambi¨¦n de otra singularidad: los simpatizantes de Vox, especialmente los ¡°usuarios con actividad anormalmente alta¡±, tienen much¨ªsimas probabilidades de publicar y tuitear contenidos y materiales de un grupo muy particular de fuentes: un compendio de webs conspirativas, por lo general creadas al menos hace un a?o y a veces administradas por una sola persona, que publica grandes cantidades de art¨ªculos y titulares muy partidistas.
Curiosamente, el equipo de Alto encontr¨® los mismos tipos de webs en Italia y Brasil en los meses previos a las elecciones de 2018 de ambos pa¨ªses. En ambos casos, los portales empezaron a publicar material partidista ¡ªen Italia sobre inmigraci¨®n, en Brasil sobre corrupci¨®n y feminismo¡ª durante el a?o previo a la votaci¨®n. En ambos pa¨ªses sirvieron para alimentar y amplificar sesgos ideol¨®gicos antes de que siquiera fuesen parte de la pol¨ªtica convencional.
En Espa?a existen una media docena de portales como esos, algunos profesionales y otros claramente hechos por aficionados. Algunos, de or¨ªgenes desconocidos, parecen haber sido creados con una plantilla: uno de los portales m¨¢s oscuros tiene exactamente el mismo estilo y disposici¨®n que un portal brasile?o pro-Bolsonaro, casi como si ambos hubiesen sido dise?ados por la misma persona. El d¨ªa anterior a las elecciones espa?olas, su noticia principal fue una teor¨ªa conspirativa: George Soros, el jud¨ªo millonario nacido en Hungr¨ªa que ha sido representado como el demonio por la extrema derecha en Europa, iba a ayudar a orquestar un fraude electoral. Soros no era una figura muy conocida en Espa?a hasta que Vox lo ha incluido en el debate.
Del otro lado de la balanza se encuentran digitalSevilla, que por lo general informa sobre Andaluc¨ªa, y CasoAislado, que publica constantemente historias sobre inmigrantes y cr¨ªmenes. Ambos parecen administrados por equipos muy peque?os y financiados por el sistema de publicidad de Google. Aparecen con mucha frecuencia en la c¨¢mara de resonancia de Vox. El due?o de digitalSevilla ¡ªseg¨²n EL PA?S, un hombre de 24 a?os sin experiencia como periodista ¡ª produce titulares que comparan a la presidenta del partido socialista de Andaluc¨ªa con la ¡°mujer malvada de Juego de tronos¡± y en ocasiones ha logrado atraer a m¨¢s lectores que los peri¨®dicos tradicionales. Espinosa me dijo que el due?o de CasoAislado es ¡°un tipo que simpatiza con nosotros, un aficionado. Te lo aseguro, no le estamos pagando a ninguno de ellos¡±.
Los estadounidenses reconocer¨¢n este tipo de webs: funcionan de manera no muy diferente a InfoWars, Breitbart, los portales infames y sesgados que operaron desde Macedonia durante la campa?a presidencial de Estados Unidos o las p¨¢ginas de Facebook creadas por la inteligencia militar rusa. Todos ellos producen noticias sobrecargadas, conspirativas y polarizantes con titulares indignantes listas para ser enviadas a las c¨¢maras de resonancia. A veces, estas webs y las redes que las promueven por Europa trabajan de manera coordinada. En diciembre, Naciones Unidas reuni¨® a los l¨ªderes del mundo para discutir la migraci¨®n en una cumbre de perfil bajo que produjo un pacto con pocos compromisos: el Pacto Mundial para una Migraci¨®n Segura, Ordenada y Regular. Recibi¨® poca atenci¨®n medi¨¢tica, pero Alto analiz¨® que, en v¨ªsperas de la reuni¨®n, cerca de 50.000 usuarios tuitearon teor¨ªas conspirativas sobre el mismo, centenares de ellos alternando franc¨¦s, alem¨¢n, italiano y, en menor medida, espa?ol y polaco. De parecido funcionamiento al de la red espa?ola que promueve a Vox, estos usuarios estuvieron promocionando material de portales conspirativos, usando im¨¢genes id¨¦nticas, enlaz¨¢ndose y retuite¨¢ndose entre ellos desde distintos pa¨ªses.
Una red internacional similar se puso en marcha tras el incendio de la catedral de Notre Dame en Par¨ªs. El ISD rastre¨® miles de publicaciones de gente que afirmaba haber visto a musulmanes ¡°celebrando¡± el incendio, as¨ª como otras de personas que publicaban rumores y fotos que pretend¨ªan demostrar que el incendio hab¨ªa sido provocado. CasoAislado mont¨® una publicaci¨®n casi inmediatamente, en la que declaraba que ¡°cientos de musulmanes¡± estaban celebr¨¢ndolo con una imagen en la que parec¨ªa que personas con apellidos ¨¢rabes estaban publicando en Facebook emoticonos sonrientes bajo fotos del incendio. Pocas horas despu¨¦s, Abascal tuite¨® su rechazo a aquellos ¡°cientos de musulmanes¡± y us¨® la misma imagen, aunque enlaz¨¢ndola a una publicaci¨®n del te¨®rico de la conspiraci¨®n de la derecha alternativa estadounidense, Paul Watson, el cual, a su vez, identific¨® al activista franc¨¦s de extrema derecha Damien Rieu como la fuente. ¡°Los islamitas que quieren destruir Europa y la civilizaci¨®n occidental celebrando el incendio de #NotreDame¡±, escribi¨® Abascal, ¡°tomemos nota antes de que sea tarde¡±.
Este mismo tipo de memes e im¨¢genes se expandieron por los grupos de seguidores de Vox en WhatsApp y Telegram. Inclu¨ªan, por ejemplo, un meme en ingl¨¦s que mostraba Par¨ªs ¡°antes de Macron¡±, con Notre Dame ardiendo, y un ¡°despu¨¦s de Macron¡±, con una mezquita en su lugar; as¨ª como una videonoticia ¡ªsobre otro incidente sin relaci¨®n con Notre Dame¡ª que detallaba detenciones y el descubrimiento de un coche con bombas de gas cerca del lugar del incidente. Fue el ejemplo perfecto de c¨®mo la alt-right, la extrema derecha y Vox esparc¨ªan el mismo mensaje al mismo tiempo y en m¨²ltiples idiomas para intentar motivar las mismas emociones en toda Europa, Norteam¨¦rica y m¨¢s all¨¢.
Tambi¨¦n tienen conexiones fuera de Internet. En vista del potencial de llegada que tienen los problemas sociales, se han creado organizaciones paneuropeas que usan un modelo estadounidense de financiaci¨®n y promoci¨®n. Una de ellas es CitizenGo, una organizaci¨®n fundada en Madrid en 2013. CitizenGo es el brazo internacional de HazteOir.org, una organizaci¨®n espa?ola creada hace m¨¢s de una d¨¦cada. De acuerdo con Neil Datta, secretario del Foro Parlamentario Europeo de Poblaci¨®n y Desarrollo y autor de un informe sobre la derecha cristiana europea, CitizenGo es parte de una red m¨¢s grande de organizaciones europeas dedicadas a lo que ellos llaman ¡°restaurar el orden natural¡±: eliminar derechos de los homosexuales, restringir el aborto y los m¨¦todos anticonceptivos, y promover una agenda expl¨ªcitamente cristiana. Esta red compila listas de correo y se mantiene en contacto con sus seguidores. Afirman que llegan a nueve millones de personas.
Apoyo internacional
El consejo de CitizenGo incluye a Brian S. Brown, el cofundador estadounidense de la Organizaci¨®n Nacional para el Matrimonio, y a Alexey Komov, de la divisi¨®n rusa del Congreso Mundial de Familias (WCF en sus siglas en ingl¨¦s). A Komov se le asocia con el oligarca ruso sancionado Konstantin Malofeev. En la pr¨¢ctica, ¨¦l act¨²a como enlace entre Malofeev y la derecha religiosa estadounidense. El l¨ªder de CitizenGo, Ignacio Arsuaga, aparece a menudo en eventos paneuropeos, incluida la reuni¨®n en marzo del Congreso Mundial de Familias en Verona, Italia. De acuerdo con el portal del WCF, entre sus participantes estuvieron Salvini, ministro del Interior del Gobierno de Italia y l¨ªder de la Liga Norte (de extrema derecha), as¨ª como un grupo de pol¨ªticos h¨²ngaros, un alto sacerdote ruso y hasta su alteza Gloria, princesa de Thurn y Taxis [arist¨®crata alemana].
Seg¨²n el grupo de investigaci¨®n no gubernamental OpenDemocracy, Darian Rafie, el l¨ªder de una organizaci¨®n estadounidense llamada ActRight, tambi¨¦n aconseja a CitizenGo y ayuda a mantenerla financieramente. (Algo de contexto: la p¨¢gina de Facebook de ActRight publica burlas sobre la presidenta de la C¨¢mara de Representantes, la dem¨®crata Nancy Pelosi, y lanza al aire preguntas constantemente sobre cu¨¢nto pag¨® el presidente Barack Obama para inscribir a su ¡°hija marihuanera¡± en la Universidad de Harvard). Rafie le dijo a un reportero de OpenDemocracy que hab¨ªa ¡°recaudado muchos fondos¡± para Trump. Este tipo de contactos no son inusuales: OpenDemocracy ha identificado a otra docena de organizaciones estadounidenses que financian o asisten a activistas conservadoras en Europa. Y no solo en Europa: Viviana Waisman, de Women¡¯s Link Worldwide, una organizaci¨®n de derechos humanos y legales de la mujer con base en Madrid, me coment¨® que suele toparse con CitizenGo y su mensaje por todo el mundo. Entre otras cosas, ha popularizado la expresi¨®n ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡± ¡ªun t¨¦rmino inventado por la derecha cristiana y que se usa para describir una gran variedad de temas, desde violencia dom¨¦stica hasta derechos de los homosexuales¡ª en ?frica y Latinoam¨¦rica, as¨ª como en Europa.
En Espa?a, CitizenGo ha adquirido fama estampando lemas provocadores en autobuses que recorren las ciudades espa?olas. Los autobuses enfadan a la gente y atraen mucha atenci¨®n para CitizenGo y para Vox. Las coincidencias entre ambos no son un secreto: la organizaci¨®n ha otorgado su premio anual, en los ¨²ltimos a?os, a Abascal, a Ortega Smith y a otras personas que son ahora pol¨ªticos de Vox, as¨ª como a activistas cat¨®licos y al l¨ªder iliberal h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n.
Bardaj¨ª, exasesor de Aznar y ahora en Vox, tiene contacto con Bannon y con el consejero de Seguridad de EE UU
En el periodo previo a las elecciones de abril ¡ªprimeras en las cuales Vox se mostraba como una formaci¨®n con posibilidades electorales¡ª, el dinero, la red y el talento de CitizenGo probaron ser muy ¨²tiles. Como ya lo hab¨ªa hecho en el pasado, CitizenGo lanz¨® la campa?a ¡°Vota valores¡±. Esta vez, los autobuses se pintaron con citas destinadas a menospreciar a los l¨ªderes de otros partidos que no fuesen Vox. El grupo cre¨® una web con listas en las que mostraban qu¨¦ partidos estaban de acuerdo con sus ¡°valores¡± y dejaban claro que el ¨²nico con ¡°valores¡± era Vox.
Es un patr¨®n conocido en la pol¨ªtica estadounidense. As¨ª como en Estados Unidos se puede apoyar a Comit¨¦s de Acci¨®n Pol¨ªtica (PAC, por sus siglas en ingl¨¦s) que generan publicidad en torno a los temas que defienden determinados candidatos, ahora los estadounidenses, los rusos o la princesa de Thurn y Taxis tambi¨¦n pueden hacer donaciones a CitizenGo y, por ende, apoyar a Vox. Este modelo de financiaci¨®n no ha sido muy utilizado en Europa en el pasado. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses, la financiaci¨®n pol¨ªtica tiene limitaciones. En algunos lugares (no en Espa?a), la financiaci¨®n extranjera est¨¢ prohibida. Se ha levantado un gran revuelo alrededor de la organizaci¨®n The Movement, de Stephen K. Bannon, que se estableci¨® en Europa para ayudar a los candidatos de la extrema derecha a ganar elecciones. No obstante, en realidad ¡ªaunque muchos europeos probablemente no se han dado cuenta¡ª los extranjeros que quieren financiar a la extrema derecha europea pueden hacerlo desde hace tiempo. El ¨²ltimo informe de OpenDemocracy dice que Arsuaga inform¨® a un periodista de que el dinero dado a su grupo podr¨ªa ¡°indirectamente¡± apoyar a Vox, ya que ¡°actualmente¡± est¨¢n ¡°totalmente alineados¡±. El dinero que organizaciones como CitizenGo gastan en las elecciones importa menos que las campa?as que organizan en los meses previos a esas elecciones. Como le dijo Arsuaga al reportero de OpenDemocracy, ¡°al controlar el entorno de los pol¨ªticos, terminas control¨¢ndolos tambi¨¦n a ellos¡±. Lo que realmente importa es la batalla por los valores en los medios de comunicaci¨®n, la educaci¨®n, las instituciones culturales y, por encima de todo, en las redes sociales. Europa, incluso los pa¨ªses que anteriormente buscaban el consenso ¡ªPa¨ªses Bajos, Alemania y ahora Espa?a¡ª, est¨¢ empezando a parecerse m¨¢s a Estados Unidos, donde la batalla por los valores se ha convertido en una guerra abierta.
Atando los cabos de extrema derecha
Cuando le pregunt¨¦ a Rafael Bardaj¨ª acerca del v¨ªdeo de ¡°Hacer Espa?a grande otra vez¡±, sonri¨®: ¡°Esa idea fue m¨ªa, fue una especie de chiste del momento¡±. Bardaj¨ª se uni¨® al equipo dirigente de Vox un poco despu¨¦s que Espinosa y Abascal. Como ellos ¡ªy como la mayor¨ªa en Vox¡ª, es un exmiembro del PP que acab¨® desilusionado por el centrismo y la moderaci¨®n. A principios de la d¨¦cada de 2000 trabaj¨® con Aznar y es conocido como el asesor que m¨¢s presion¨® para que Espa?a se uniese a la invasi¨®n estadounidense de Irak.
Por ello, se le considera ¡°neoconservador¡±, aunque no est¨¢ claro qu¨¦ significa eso en el contexto espa?ol. Bardaj¨ª tambi¨¦n se ha ganado el apodo de Darth Vader, algo que le divierte (ha puesto la foto del villano de Star Wars en Twitter). ¡°Hacer Espa?a grande otra vez,¡± explica, ¡°fue una especie de provocaci¨®n¡ La intenci¨®n era irritar a la izquierda un poco m¨¢s¡±. Este es, por supuesto, un concepto muy familiar: ¡°Hazlo porque ofende al establishment¡±. ¡°Humilla a los progres¡±. Un cl¨¢sico sentimiento breitbartiano. Y s¨ª, Bardaj¨ª conoce a Bannon y tienen un amigo en com¨²n, pero se burla de la importancia que se le da. Los periodistas espa?oles, me dijo, ¡°le dan a Bannon una importancia que no tiene¡±.
No queda claro si Bannon, exdirector de Breitbart y exdirector de estrategia del presidente Trump, influenci¨® a Bardaj¨ª o viceversa. Bardaj¨ª me dijo que tuvo la oportunidad de visitar la Casa Blanca poco despu¨¦s del triunfo de Trump. Me asegur¨® que estuvo en contacto con el consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn y con su sucesor, H. R. McMaster, y discutieron sobre la primera visita de Trump a la OTAN, as¨ª como sobre el discurso que har¨ªa en Varsovia, aquel en el que subray¨® la necesidad de defender el mundo cristiano del islam radical: ¡°La aspiraci¨®n de civilizar, el modo en que Occidente debe defenderse¡, est¨¢bamos completamente en sinton¨ªa,¡± me dijo Bardaj¨ª. El n¨²mero de musulmanes espa?oles en la actualidad es relativamente bajo ¡ªla mayor¨ªa de la inmigraci¨®n espa?ola proviene de Latinoam¨¦rica¡ª y el de EE?UU es a¨²n m¨¢s bajo. Pero la idea de que la civilizaci¨®n cristiana necesita redefinirse frente el enemigo isl¨¢mico tiene, por supuesto, un eco hist¨®rico especial en Espa?a, al igual que en los Estados Unidos pos-11-S y pos-Irak.
Espinosa de los Monteros:?¡°?Somos parte de esta polarizaci¨®n? Desafortunadamente, lo somos¡±
Hay otros aspectos que revelan que el Trump?world y Vox son simbi¨®ticos. Bardaj¨ª, que dice conocer tambi¨¦n a Jason Greenblatt, el negociador de la Administraci¨®n de Trump en Oriente Pr¨®ximo, tiene nexos desde hace mucho tiempo con la Administraci¨®n israel¨ª. Bardaj¨ª me asegur¨® que en 2014 organiz¨® para Vox la visita de un asesor de relaciones p¨²blicas de Israel: ¡°Lo traje del equipo que gan¨® las elecciones para Netanyahu¡±. Ese mismo a?o, el primer candidato fallido de Vox para el Parlamento Europeo, Alejo Vidal-Quadras Roca, recibi¨® una generosa donaci¨®n ¡ªm¨¢s de 800.000 euros, divididos entre docenas de donaciones individuales¡ª de la Organizaci¨®n de los Muyahidines del Pueblo de Ir¨¢n (MEK), una organizaci¨®n/culto iran¨ª que se opone a la Rep¨²blica Isl¨¢mica. El MEK tiene una repu?taci¨®n ambigua en Washington ¡ªse le ha clasificado como una organizaci¨®n terrorista en ocasiones¡ª, pero tiene algunos aliados: tanto el consejero de Seguridad Nacional John Bolton como el abogado de Trump Rudolph W. Giuliani han dado discursos en su evento anual en Par¨ªs. Estos v¨ªnculos compartidos entre Vox y la Administraci¨®n de Trump no sugieren una conspiraci¨®n, sino intereses mutuos y amigos en com¨²n desde hace a?os. M¨¢s que cualquier otra cosa, son personas que ven que tienen enemigos en com¨²n y han logrado adoptar con el tiempo una visi¨®n similar del mundo. Al igual que Espinosa, Bardaj¨ª reconoce la polarizaci¨®n de la pol¨ªtica espa?ola, y adem¨¢s piensa que es algo permanente: ¡°Estamos entrando en un periodo en el que la pol¨ªtica se est¨¢ convirtiendo en algo distinto, es una guerra con otros medios ¡ªno queremos ser asesinados, queremos sobrevivir ¡ª¡ Creo que ahora en pol¨ªtica el que gana se lo lleva todo. No es un fen¨®meno exclusivo de Espa?a¡±.
Bardaj¨ª dice que, hasta el momento, Vox ha sido demasiado peque?o como para orquestar mucha propaganda, y menos a¨²n como para formar parte de un movimiento internacional: ¡°Hemos sido un partido peque?o con un presupuesto limitado¡±. Espinosa afirm¨® lo mismo, as¨ª como Vidal-Quadras, quien me asegur¨® que el dinero del MEK se acab¨® cuando ¨¦l abandon¨® el partido. Hab¨ªa sido un reconocimiento personal por sus luchas pasadas. No hay raz¨®n para no creerles.
Pero el caso es que muchos otros, en Europa y en Estados Unidos, han venido presionando y promoviendo los temas que se han convertido en la agenda principal del partido. Como dijo el expresidente Aznar, Vox es una ¡°consecuencia¡±, aunque no solo, del separatismo catal¨¢n. Es tambi¨¦n consecuencia del trumpismo, de las webs conspirativas, de las campa?as digitales de la alt-right y la extrema derecha internacional, y especialmente, de la reacci¨®n conservadora que se ha venido construyendo por todo el continente durante a?os.
En cierto modo, es la m¨¢xima de las iron¨ªas: los nacionalistas, los antiglobalistas, las personas esc¨¦pticas con las leyes internacionales y muchas otras organizaciones trabajan ahora juntos, rompiendo fronteras, por causas comunes. Comparten contactos. Obtienen dinero de los mismos fondos. Aprenden los unos de los errores de los otros, se copian el vocabulario. Y est¨¢n convencidos de que, juntos, alg¨²n d¨ªa, ganar¨¢n.
Anne Applebaum es periodista. Su ¨²ltimo libro, Hambruna roja, y Gulag, por el que gan¨® el Premio Pulitzer, han sido publicados por Debate en enero. ? Washington Post, 2019.
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