El Ejido, territorio Vox
Con 84.700 habitantes (el 30% inmigrantes), la ciudad almeriense es la m¨¢s poblada en la que gan¨® las elecciones generales el partido ultranacionalista
![Miguel Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fddbddc3c-c44a-42bd-92a6-bfe243bd41e4.jpg?auth=884052354661878081b5abb0f7daf07371836e0609c3f6a734727284d2699e83&width=100&height=100&smart=true)
![Una mujer musulmana cruza la calle con varios escolares en la barriada de Las Norias (El Ejido).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KBVUK7JXV6BQLJSCVYWYGYA7WI.jpg?auth=76a3c3c805d754e38f31a714bd756b4cc8a020454cf18f42c6897c3743454b91&width=414)
Hubo un tiempo en que la gira de los Rolling Stones por Espa?a recalaba en Madrid, Barcelona, San Sebasti¨¢n y El Ejido; cuando el Poli Ejido jugaba en la Segunda Divisi¨®n de La Liga y El Corte Ingl¨¦s eleg¨ªa esta ciudad del Poniente almeriense, epicentro de un oc¨¦ano de pl¨¢stico, para levantar su ¨²nico centro en la provincia.
De eso hace m¨¢s de una d¨¦cada. El reinado de Juan Enciso, el alcalde que desafi¨® al PP y sigui¨® en el cargo tras fundar su propio partido, acab¨® hundido en una ci¨¦naga de corrupci¨®n y dej¨® una pesada herencia: 180 millones de deuda municipal. La Torre Laguna, que iba a ser el rascacielos m¨¢s alto de Andaluc¨ªa, se yergue como un monumento fantasmag¨®rico a la burbuja inmobiliaria, con sus 27 plantas vac¨ªas.
Tambi¨¦n parec¨ªan arrumbados en el ba¨²l de la historia episodios de violencia como los que, en febrero de 2000, asociaron el nombre de El Ejido a la xenofobia: despu¨¦s de tres asesinatos en solo dos semanas, una turba se lanz¨® a la ¡°caza del moro¡±, incendiando comercios y viviendas. En septiembre de 2017, cuando fueron agredidos varios adolescentes y se resucit¨® el fantasma del conflicto racial, casi un millar de vecinos se concentraron en la Plaza Mayor para pedir concordia. Algo hab¨ªa cambiado. O no.
Mariano Ripoll, coordinador local de Cepaim, una fundaci¨®n que trabaja por la integraci¨®n de los colectivos en riesgo de exclusi¨®n, a¨²n no se explica que Vox lograra en El Ejido el 29% de los votos en las elecciones andaluzas de diciembre y subiera al 30% (2.000 votos m¨¢s) el 28 de abril. Ni siquiera Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, al que el PP llev¨® en campa?a para intentar frenar el batacazo, pudo evitarlo. El Ejido podr¨ªa convertirse as¨ª en la ciudad m¨¢s poblada de Espa?a (84.700 habitantes) gobernada por el partido ultranacionalista a partir del 26 de mayo.
¡°Es la inmigraci¨®n, claro¡±, reconoce Jos¨¦ Miguel Alarc¨®n, candidato del PSOE a la Alcald¨ªa. En El Ejido est¨¢n empadronados 26.200 extranjeros (el 30% de la poblaci¨®n) y m¨¢s de la mitad (16.500) son marroqu¨ªes. A eso hay que sumar los irregulares, de los que obviamente no hay cifras, pero que Cepaim estima en unos 6.000. ¡°Ya no llegan en grupos de 40 o 50, como antes¡±, explica Ripoll. ¡°Ahora vienen con cuenta gotas, y la mayor¨ªa de paso hacia otras partes de Espa?a o Europa. El Ejido ya no es un centro de atracci¨®n¡±. La explosi¨®n de los invernaderos (14.000 hect¨¢reas en el municipio) ha tocado techo. No hay agua ni tierra para m¨¢s.
Hasta los m¨¢s hostiles reconocen que los inmigrantes no quitan puestos de trabajo a los espa?oles (la tasa de paro ronda el 12%, casi 10 puntos menos de la media andaluza). Al contrario, muchas veces escasea ese oro negro que es la mano de obra barata para los invernaderos.
![Vista de los invernaderos desde el piso 27 de Torre Laguna (El Ejido).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Q2GZY43VTZ6ZSZP7EXRKEHNCRY.jpg?auth=9c222e42c3f7d27a7519517ab2d9152c8194258cefdd240c22cdfc0f0a944a19&width=414)
El caldo de cultivo de Vox es la inseguridad. ¡°El Ejido es un polvor¨ªn y, como no se arregle, volver¨¢ a saltar la chispa. Solo que igual son ellos los que ahora vienen a por nosotros, porque son muchos m¨¢s que en 2000¡±, advierte Francisco Palenzuela, afiliado de Vox.
Los datos no avalan su tremendismo. Seg¨²n el Ministerio del Interior, la tase de criminalidad en El Ejido es inferior a la media nacional en robos con violencia e intimidaci¨®n, similar en violaciones y algo superior en homicidios y asesinatos, los tres delitos que m¨¢s alarma social provocan.
Pero el miedo no entiende de estad¨ªsticas. Muchos vecinos de origen peninsular han desertado del casco urbano de El Ejido y se han mudado a Almerimar, una urbanizaci¨®n tur¨ªstica reconvertida en barrio residencial; mientras, la c¨¦ntrica calle Manolo Escobar -cuyo ¡°Y Viva Espa?a¡± suena en todos los m¨ªtines de Vox- se ha llenado de comercios con r¨®tulos en ¨¢rabe y pisos con carteles de ¡°se vende¡± en espa?ol. En todo el casco urbano no se ve una sola gr¨²a, a pesar de que abundan los solares y faltan viviendas de alquiler.
El partido de Santiago Abascal conseguido m¨¢s del 40% de los votos en Almerimar, que apenas tiene presi¨®n migratoria, mientras que el PSOE se ha alzado con la victoria en El Ejido centro, donde el roce entre espa?oles e inmigrantes es cotidiano. El barrio de Las Norias va camino de convertirse en un gueto: el 60% de sus 10.000 habitantes son extranjeros.
Los datos no avalan la percepci¨®n de inseguridad de parte de los espa?oles
20.000 vecinos del pueblo no tienen derecho a elegir a su alcalde
¡°Desde el Ayuntamiento no se ha hecho lo que se deb¨ªa para fomentar la integraci¨®n¡±, asegura Alarc¨®n, que incluye en su programa la creaci¨®n de un Consejo Municipal para la Inmigraci¨®n, frente a la Concejal¨ªa de Seguridad Ciudadana que propone Vox. El concejal socialista admite que el colapso de las urgencias hospitalarias o el hecho de que los inmigrantes acaparen las ayudas sociales (no por ser inmigrantes, sino por ser m¨¢s pobres) ha alimentado el recelo e insiste en la necesidad de ampliar estos servicios para que nadie se sienta postergado.
El Ejido ha perdido 4.000 habitantes en los dos ¨²ltimos a?os. Su alcalde, Francisco G¨®ngora, del PP, lo atribuye al mayor rigor del Ayuntamiento, que ya no permite empadronarse en lugares que no re¨²nan condiciones de habitabilidad ni concede los informes de arraigo (necesarios para el reagrupamiento familiar) ¡°a la ligera, como antes¡±. Arrinconado por el empuje de Vox, G¨®ngora ha asumido gran parte su lenguaje, mientras llama a ¡°no hacer experimentos¡± entregando la Alcald¨ªa a un partido que carece de experiencia de gobierno y promete que, ahora que el PP manda en la Junta, El Ejido se beneficiar¨¢ de su sinton¨ªa pol¨ªtica con Sevilla.
Pero G¨®ngora puede tener los d¨ªas contados, incluso si el PP gana las elecciones. El alcalde est¨¢ pendiente de sentarse en el banquillo acusado de los delitos de fraude fiscal y falsedad de documento, por los que el fiscal le pide cuatro a?os de c¨¢rcel, y ni Vox ni Ciudadanos est¨¢n dispuestos a renovarle el bast¨®n de mando. El precio a pagar por el PP para seguir gobernando ser¨ªa sustituirlo por su n¨²mero dos, ?ngel Escobar, vicepresidente de la Diputaci¨®n.
La alternativa es Vox, que aspira a trasladar al Ayuntamiento el resultado de las generales y convertir El Ejido en el laboratorio donde demostrar la eficacia de las recetas que predica a nivel nacional.
La decisi¨®n est¨¢ en manos de los ejidenses, aunque no de todos. En este pueblo no son todos los vecinos los que eligen a su alcalde. Solo 47.400 de los 84.700 residentes tienen derecho al voto. Descontados los menores de edad, casi 20.000 carecen de derechos ciudadanos. ¡°Nuestro objetivo es convertir a los habitantes de El Ejido en vecinos, pero queda mucho por hacer; este es un pueblo en construcci¨®n¡±, confiesa Ripoll.
En realidad, la inmensa mayor¨ªa de los vecinos de El Ejido son inmigrantes, incluidos tres de cada cuatro espa?oles. La primera oleada vino de Las Alpujarras y otros pueblos andaluces, La segunda lleg¨® desde el otro lado del Estrecho.
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