Decenas de solicitantes de asilo que dependen de la caridad reclaman al Gobierno que les acoja
Un grupo de asociaciones humanitarias denuncia la par¨¢lisis administrativa que obliga a personas en situaci¨®n de vulnerabilidad a vivir en la calle
La profesora?Anginneth P¨¢ez lleg¨® hace dos semanas a Espa?a con su hijo de 10 a?os. Docente en una escuela primaria desde hace nueve a?os, P¨¢ez cogi¨® un vuelo de Caracas a Madrid?tras ver como su vida corr¨ªa peligro por negarse a dar temario politizado en su aula.?Tras pedir protecci¨®n internacional nada m¨¢s aterrizar y dormir cuatro d¨ªas en Barajas, se vio en la calle. Las semanas pasan y a¨²n no ha logrado alojamiento. Como ella, otros 65 potenciales refugiados, han presentado este mi¨¦rcoles ante la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones un requerimiento para que el Gobierno asuma su responsabilidad y les acoja mientras se resuelve su solicitud de asilo.?
Son las v¨ªctimas de un sistema de asilo que en los dos ¨²ltimos a?os ha visto c¨®mo se desbordaba. Actualmente, la Oficina de Asilo, que estudia los casos de y depende del Ministerio del Interior, acumula m¨¢s de mis expedientes en sus cajones.?El Ministerio de Trabajo, Migraci¨®n y Asuntos Sociales, que se ocupa de ofrecerles acogida, no da abasto, as¨ª que P¨¢ez y su hijo tuvieron que recurrir a una parroquia del madrile?o barrio de Entrev¨ªas, San Carlos Borromeo, para tener un techo bajo el que dormir.?Por esa parroquia han pasado m¨¢s de 500 personas en un a?o, y ahora mismo hay 22 acogidos, incluyendo una familia que lleva m¨¢s de seis meses.
Otros esperan en albergues municipales, instalaciones del SAMUR o incluso viviendas particulares que ceden espacio temporalmente. Algunos, sin embargo, no tienen tanta suerte y pasan noches a la intemperie. "Estamos hablando de personas muy vulnerables en situaci¨®n de calle. Personas que han tenido que huir de su pa¨ªs porque tem¨ªan por su vida y se encuentran incluso con situaciones de chabolismo y explotaci¨®n", explica Patricia Fern¨¢ndez, abogada especializada que trabaja con la San Carlos Borromeo.?
Los solicitantes de asilo, una vez presentan su petici¨®n de protecci¨®n internacional, deben esperar a obtener cita con el trabajador social para ver como pueden ser alojados.?Pero las citas pueden demorar hasta tres meses. Fuentes del Ministerio de Trabajo, Migraci¨®n y Asuntos Sociales aseguran que "los recursos son limitados" y que en caso de que haya demasiadas llegadas puede haber "retrasos". "Vamos a estudiar caso a caso las 66 solicitudes y privilegiaremos aquellas personas que se encuentren en situaci¨®n de especial vulnerabilidad. Nuestra prioridad es dar salida a todo el mundo, pero los recursos son los que son", afirman.
Ana Zamora, voluntaria de la organizaci¨®n Red Solidaria, cree que el problema est¨¢ en la lentitud del proceso, lastrado por el alto n¨²mero de solicitudes que dependen de una Oficina de Asilo con un sistema inform¨¢tico obsoleto y el mismo personal desde 1992. Los medios en la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones tampoco alcanzan. Esta misma ma?ana, para poder presentar los requerimientos, los solicitantes han tenido que esperar varias horas, entrando de tres en tres, ya que hab¨ªa un solo funcionario disponible. "Gracias al Ayuntamiento y a la acci¨®n vecinal, se han podido encontrar soluciones de emergencia para muchas personas. Pero a muchos solo se les puede proporcionar espacio en un contenedor industrial adaptado, en el que se les da un m¨ªnimo de desayuno y solo se les permite estar para dormir. El resto del d¨ªa, se tienen que buscar la vida", explica Zamora.
Wasin y Bangik, que no quieren desvelar su apellido, huyeron de Siria en plena guerra buscando una vida mejor. Sus casas fueron destruidas y muchos de sus familiares y amigos murieron. Los dos usaron Espa?a como puerta de entrada, tras una azarosa ruta por todo el norte de ?frica, pero uno termin¨® en Luxemburgo y otro en Holanda, donde ten¨ªan conocidos. La burocracia les ha tra¨ªdo de vuelta a Espa?a. El Convenio de Dubl¨ªn, que regula el asilo en la Uni¨®n Europea, obliga a que el? pa¨ªs de entrada sea el que se haga cargo del refugiado. Al llegar, descubrieron con sorpresa que no solo nadie les esperaba sino que eran ellos mismos los que deb¨ªan buscar la manera de lograr la acogida. Wasin durmi¨® cuatro d¨ªas en la calle y Bangik m¨¢s de una semana, antes de ser admitidos en una de las residencias provisionales del Ayuntamiento de Madrid. "Es una verg¨¹enza. Nos hacen volver para nada, a nadie le importan nuestros derechos" asegura Wasin. "Yo estaba bien en Holanda".
Tanto la parroquia de San Carlos Borromeo como las organizaciones humanitarias Red Solidaria y Sercade y la Mesa de Responsabilidad Social, entidad dependiente de la Comunidad de Madrid, han dado un plazo de 10 d¨ªas al Ministerio para que resuelva los requerimientos. De no obtener respuesta, se plantear¨¢n posibles denuncias por vulneraci¨®n de los derechos humanos.?
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