El capit¨¢n de la Guardia Civil que pact¨® con el narco
En prisi¨®n el jefe de la Polic¨ªa Judicial de Algeciras, acusado de revelaci¨®n de secretos y pertenencia a organizaci¨®n criminal
Media vida en la Guardia Civil de Algeciras. Primero como suboficial, despu¨¦s como teniente y finalmente de capit¨¢n, responsable m¨¢ximo de la Polic¨ªa Judicial de Algeciras. Joaqu¨ªn Franco llevaba m¨¢s de 20 a?os enredado con los narcos. En 2009 fue condecorado por la Subdelegaci¨®n de Gobierno de C¨¢diz por su lucha contra el tr¨¢fico de estupefacientes en el Estrecho; y el pasado mi¨¦rcoles por la tarde lo detuvieron sus propios compa?eros de Asuntos Internos por cometer presuntos delitos de revelaci¨®n de secretos, omisi¨®n del deber de perseguir delitos, prevaricaci¨®n y pertenencia a organizaci¨®n criminal. A casi nadie le sorprendi¨®.
¡°Mucho han tardado¡±, comentaban el jueves agentes de las unidades de estupefacientes. ¡°Era vox p¨®puli¡±, se?alaban, para denunciar que supuestamente facilitaba informaci¨®n a los narcotraficantes a cambio de dinero. Hasta 27.000 euros en met¨¢lico encontraron los investigadores en el registro de su casa.
Franco, como era conocido en la zona, fue, seg¨²n fuentes policiales, uno de los art¨ªfices del pol¨¦mico acuerdo que dej¨® a Abdellah El Haj Sadek, el Messi del hach¨ªs, en libertad provisional. Tras ser detenido, Messi huy¨® a Marruecos y fue precisamente el capit¨¢n Franco quien ejerci¨® de mediador para que regresara y se entregara en noviembre de 2017. El pacto ¡ªavalado por el fiscal jefe de Algeciras, Juan Cisneros¡ª consist¨ªa en que pagase una fianza de 80.000 euros y quedase en libertad a la espera del juicio. Y as¨ª fue, hasta que Messi decidi¨® irse de nuevo en marzo de este a?o porque, seg¨²n dej¨® escrito, sufr¨ªa demasiada presi¨®n policial. Desde entonces est¨¢ en busca y captura. Franco ¡°era el que se whatsapeaba?con el Messi¡±, apunta un agente que act¨²a en la zona del Campo de Gibraltar. Las conexiones sospechosas del capit¨¢n Franco con los narcos se acumulaban para sus propios compa?eros. Seg¨²n las fuentes consultadas, sus propios compa?eros ten¨ªan la impresi¨®n de que Franco se involucraba en las investigaciones con el prop¨®sito de saber qui¨¦nes eran los sospechosos. Y como jefe de la Polic¨ªa Judicial de Algeciras ten¨ªa acceso a las principales investigaciones.
Doble vida
Su coartada salt¨® definitivamente por los aires en una venta situada en el kil¨®metro 101 de la N-340 en direcci¨®n a Tarifa. All¨ª, un d¨ªa del pasado mes de enero, la polic¨ªa descubri¨® c¨®mo a la cita del narcotraficante Emilio Mazuelo, conocido como El Moroy sucesor del Messi, acud¨ªa Joaqu¨ªn Franco, cada vez m¨¢s dado a la ostentaci¨®n, al igual que los traficantes de droga con los que se codeaba.
El invitado?que se col¨® en esa cita con El Moro tampoco fue una sorpresa para los propios agentes de la Polic¨ªa Nacional que llevaban meses siguiendo las pistas del narco, posteriormente detenido junto a otras 16 personas en el marco de la Operaci¨®n Lupita. Sospechaban del elevado tren de vida de Franco en Tarifa, localidad en la que resid¨ªa con su pareja y donde se dejaba ver conduciendo sus dos coches de alta gama. Tambi¨¦n ¡°le gustaba presumir de galones¡±, dice otro vecino de Tarifa, acostumbrado a verle ir y venir por el pueblo.
La doble vida del capit¨¢n Franco termin¨® el jueves con su entrada en la prisi¨®n de Botafuegos (Algeciras). El Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 4 de la ciudad dict¨® prisi¨®n provisional sin fianza para el agente.
Los investigadores del caso creen que el capit¨¢n empleaba su cargo para vender informaci¨®n a bandas de narcotraficantes que operan en el Campo de Gibraltar. Es la principal hip¨®tesis que manejan para justificar que, por accidente, apareciese mencionado en escuchas policiales relacionadas con movimientos de mercanc¨ªas sospechosas en la costa de Algeciras o para que estuviese en esa cita secreta con?El Moro. ¡°Demasiadas cosas anormales¡±, se?alan los responsables de la investigaci¨®n, que le convirtieron en objetivo principal de sus propios compa?eros.
Tras su detenci¨®n, los agentes registraron su vivienda en Tarifa y su despacho oficial en la comandancia. Y all¨ª incluso uno de sus subordinados advert¨ªa: ¡°A¨²n queda mucho m¨¢s por salir¡±.
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