¡°Mi hijo Ilias no muri¨®, le mataron¡±
Familiares del joven que falleci¨® en el centro de menores de Tierras de Oria (Almer¨ªa) denuncian irregularidades
Khadija, una mujer marroqu¨ª de 48 a?os, madre de seis hijos y residente en Algeciras, sali¨® el pasado domingo 30 de junio del centro de menores de Tierras de Oria (Almer¨ªa) dispuesta a poner una denuncia. Su hijo Ilias, el menor de sus cinco primeros v¨¢stagos ¡ªla sexta es una ni?a con padre espa?ol¡ª nacido en Tetu¨¢n (Marruecos) hace 18 a?os, le hab¨ªa contado las horribles cosas que le hab¨ªan hecho en el centro en los m¨¢s de dos meses que llevaba sin verle. A ella no la dejaban entrar ni a ¨¦l salir, asegura.
No le dio tiempo a nada. ¡°Llam¨¦ a mi hermana llorando. Le dije que ten¨ªa que buscar un abogado, que ¨ªbamos a denunciar¡±, recuerda Khadija. Al d¨ªa siguiente, el 1 de julio, hacia las 19.00, la llamaron del centro para decirle que su hijo hab¨ªa muerto ¡°de un infarto¡±. Pero esta mujer, de ojos profundos y rostro despejado por un pa?uelo que le cubre el pelo, manifiesta con voz temblorosa en ¨¢rabe: ¡°Mi hijo no muri¨®, le mataron¡±.
Hace solo 15 d¨ªas que Ilias falleci¨® en extra?as circunstancias en ese centro de menores de Almer¨ªa, gestionado por la asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro Ginso y que ha acumulado denuncias en los ¨²ltimos a?os por el trato recibido por sus internos. Khadija, que antes hab¨ªa podido ir los fines de semana a visitar a su hijo a otros centros en C¨¢diz y C¨®rdoba, se retuerce las manos sin parar. ¡°Si me lo hubiese cruzado por la calle, no le hubiese conocido. Pesaba 90 kilos, cuando ¨¦l siempre ha sido muy delgado¡±, explica la mujer, que asegura que desde el centro nunca le pidieron permiso para darle las pastillas que le daban ¡°tres veces al d¨ªa¡±.
Los reiterados intentos de recabar la versi¨®n del centro de Oria o de la empresa que lo gestiona han sido infructuosos. El director ha eludido atender a este peri¨®dico al igual que los responsables de la entidad gestora, que derivan a la Consejer¨ªa de Justicia de la Junta de Andaluc¨ªa: ¡°Hay una investigaci¨®n abierta¡±.
Ilias ya no ser¨¢ futbolista, como so?aba en su Marruecos natal. Tampoco jugar¨¢ a la Play Station, ni modelar¨¢ m¨¢s cer¨¢mica. No podr¨¢ hablar m¨¢s con su madre, aunque ella no puede evitar referirse a su hijo todav¨ªa en presente: ¡°Es un chico muy cari?oso. Est¨¢ muy unido a m¨ª¡±.
Khadija apenas resiste sin llorar y, cuando derrama alguna l¨¢grima, pide perd¨®n. A¨²n le cuesta comprender c¨®mo su hijo, de 18 a?os reci¨¦n cumplidos, pudo fallecer de un paro cardiaco, seg¨²n le dijeron por tel¨¦fono responsables de ese mismo centro almeriense. Una explicaci¨®n que contrasta con el informe preliminar de la autopsia, que se?alaba ¡°signos asfixi¨¢icos generales¡± y que describ¨ªa el v¨ªdeo en el que qued¨® grabado el ¡°protocolo de contenci¨®n¡± que ¡°seis guardias jurado¡± le aplicaron a Ilias aquel lunes hacia las 15.00.
¡°Se le ve en prono [boca abajo], con la cabeza apoyada en almohada y el colch¨®n y se le ejerce presi¨®n con una rodilla en la esc¨¢pula izquierda y con una mano en la espalda, aparte de sujetarle la cabeza (da la impresi¨®n que est¨¢ aprisionada contra la almohada y el colch¨®n)¡±, recoge el informe que ha llegado al juzgado ¨²nico de Purchena (Almer¨ªa) que instruye la causa. El forense ¡°no descarta la compresi¨®n abdominal o la sofocaci¨®n con almohada/colch¨®n en esta muerte¡± que, entretanto y a la espera de los resultados toxicol¨®gicos, define como ¡°s¨²bita¡±.
Ilias era el quinto de seis hermanos. La peque?a, de apenas cuatro, juega a hacer pompas de jab¨®n, mientras su madre reconstruye como puede la historia de su hijo, con la ayuda de Fatia y Said, hermana y cu?ado de Khadija, que hacen las veces de traductores. El joven, natural de Tetu¨¢n, lleg¨® a Espa?a de forma legal en septiembre de 2017, despu¨¦s de que su madre se casase un a?o antes con Jos¨¦, un sanroque?o con quien Khadija tuvo a su ¨²ltima hija. Ilias se matricul¨® en el IES Sierra Almenara, un instituto de la pedan¨ªa de Guadiaro donde a¨²n le recuerdan levemente.
Pero apenas cuatro meses despu¨¦s de aquello, el joven torci¨® su camino. ¡°Se junt¨® con ni?os no recomendables¡±, rememora su t¨ªa Fatia. Por unos problemas de comportamiento que sus familiares prefieren no detallar, acab¨® en el centro de menores de Algeciras La Marchenilla. Pero la pena de internamiento de un a?o y seis meses que le impuso el Juzgado de Menores de Algeciras creci¨® por un nuevo conflicto en la instituci¨®n algecire?a. Pas¨® a otro centro en C¨®rdoba y, de ah¨ª, aterriz¨® en el Tierras de Oria hace apenas tres meses. ¡°Ya sabemos que vienes calentito de C¨®rdoba, aqu¨ª te vamos enfriar¡±, le cont¨® a su madre que le dijeron en el centro al poco de llegar y antes de meterle por primera vez en ¡°la habitaci¨®n del s¨®tano¡±.
La habitaci¨®n del s¨®tano
El ¨²ltimo d¨ªa que se vieron, Ilias, sin saber que se estaba despidiendo de su madre para siempre, le confes¨® todo lo que no le hab¨ªa contado por tel¨¦fono. ¡°Es la primera vez que siento miedo en un centro, mam¨¢", le dijo. El chico le habl¨® de una medida disciplinaria que consist¨ªa en bajarle a un s¨®tano y atarle con correas boca abajo a una cama. ¡°Le apretaron tan fuerte los tobillos que se le pusieron los pies negros¡±, cuenta su madre.
El tiempo en el s¨®tano ¡ªsiempre seg¨²n la versi¨®n de sus familiares¡ª era de varios d¨ªas y las duchas eran supervisadas ¡°sin intimidad ni toallas¡±, apunta su t¨ªa.
Pronto el joven y su familia comprendieron que no estaban en un centro ¡°como los anteriores¡±, explica Said. Las semanas pasaban sin que Khadija pudiese visitarle los domingos, como pod¨ªa hacer antes. La comunicaci¨®n qued¨® restringida a llamadas telef¨®nicas controladas por los supervisores, seg¨²n denuncia la familia, que ya ha buscado un abogado para cursar su denuncia.
Una cruzada judicial como consuelo
A su t¨ªa Fatia solo le dio tiempo a hablar con su sobrino Ilias a las 9.15 del mismo d¨ªa de la muerte, el 1 de julio, como muestra el registro de llamadas de su m¨®vil. 10 minutos y 8 segundos de conversaci¨®n en los que le dijo que estaba bien, que iba al taller de cer¨¢mica, uno de sus favoritos. Fue la ¨²ltima vez que la familia habl¨® con ¨¦l. Apenas cuatro horas despu¨¦s morir¨ªa atado en una habitaci¨®n, seg¨²n qued¨® registrado en un v¨ªdeo sin sonido descrito en el informe forense. ¡°No me llamaron hasta las siete de la tarde para decirme que hab¨ªa muerto de un infarto¡±, dice su madre, rota en l¨¢grimas.
Del centro no ha tenido m¨¢s explicaci¨®n y solo consigue arrancar por otras v¨ªas que a su hijo le hab¨ªan bajado a ese s¨®tano que le aterrorizaba ¡°tras pedir que le dieran su Play Station¡±. Las medidas de contenci¨®n descritas en el informe preliminar de la autopsia que han llegado al juzgado coinciden con el castigo que ¨¦l mismo le relat¨® a su madre. Y ahora Khadija quiere respuestas: ¡°Queremos justicia hasta el final; es un sitio peligroso¡±. ¡°Se tiene que cerrar, alg¨²n otro ni?o morir¨¢¡±, dice Fatia, sin saber que otro joven muri¨® en un centro de menores madrile?o gestionado tambi¨¦n por Ginso en 2011. La cruzada que la familia ha emprendido es el ¨²nico consuelo para la madre: ¡°Yo muero. Mi vida son mis ni?os. Mi cuerpo habla, pero mi coraz¨®n est¨¢ con mi hijo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.