S¨¢nchez trabajar¨¢ la investidura pero mantiene en pie la maquinaria electoral
El presidente volver¨¢ a intentar un acuerdo, pero, por si acaso, el PSOE empieza a dise?ar con discreci¨®n la preparaci¨®n de la campa?a electoral
Nada est¨¢ escrito sobre las posibilidades de que haya Gobierno en las pr¨®ximas semanas, como va a intentar Pedro S¨¢nchez. Sobre el tapete est¨¢ tambi¨¦n que no pueda ahormarse una mayor¨ªa que salve la investidura y se vaya a elecciones. No se busca ese final, pero si la alternativa es forzar un acuerdo que altere el proyecto de S¨¢nchez, las habr¨¢ y nadie en el PSOE lo discutir¨¢, seg¨²n la versi¨®n de la direcci¨®n y de distintas federaciones. Los afines a S¨¢nchez y quienes fueron cr¨ªticos confluyen en que la negociaci¨®n con Podemos lleg¨® al m¨¢ximo posible. La m¨¢quina electoral empieza a funcionar, por si acaso.
El fracaso de la investidura de Pedro S¨¢nchez, ha trastocado muchos planes. En la noche del 28 de abril, tras conocerse los resultados, los c¨¢lculos se hicieron r¨¢pidamente y se dio por supuesto que habr¨ªa con facilidad una alianza del PSOE, al menos para la investidura, con Unidas Podemos, el PNV, Comprom¨ªs y, previsiblemente, ERC. Tras una negociaci¨®n extra?a y presidida por la desconfianza, los planes de formar Gobierno en el mes de julio han sido anulados por la realidad.
Se va a volver a intentar, pero los socialistas empiezan a trabajar con discreci¨®n en la preparaci¨®n de la campa?a electoral por si, finalmente, las elecciones son la ¨²nica salida. No existe disidencia en el PSOE contra su direcci¨®n por c¨®mo ha terminado la negociaci¨®n con Unidas Podemos. No se pod¨ªa ir m¨¢s lejos de lo que fue S¨¢nchez. Este es el criterio general y nada sorprendente en el com¨²n de la militancia y los dirigentes socialistas.
Los afines a S¨¢nchez de siempre, que ahora son mayor¨ªa en los ¨®rganos de direcci¨®n, coinciden con su l¨ªder en que la oferta de Gobierno de coalici¨®n era muy arriesgada, pero la dieron por buena con tal de firmar un acuerdo. El rechazo de Unidas Podemos a las tres carteras y una vicepresidencia se les antoja incomprensible. Quienes fueron cr¨ªticos con S¨¢nchez y provocaron en octubre de 2016 su dimisi¨®n de la secretar¨ªa general, sienten que el tiempo les ha dado la raz¨®n cuando le impidieron que tratara de formar una mayor¨ªa con Podemos. Se sienten reafirmados, se?alan algunos de ellos, ahora apartados involuntariamente de la primera l¨ªnea precisamente por haber apoyado a la l¨ªder andaluza, Susana D¨ªaz, frente a S¨¢nchez.
Una mayor¨ªa del comit¨¦ federal y algunos l¨ªderes territoriales impidieron entonces a S¨¢nchez que intentara formar Gobierno, o conseguir una mayor¨ªa parlamentaria, con Podemos y los grupos independentistas. Ahora, ha sido ¨¦l mismo quien ha desechado esa opci¨®n ante la exigencia de Podemos de parcelas de poder en el Consejo de Ministros. Tambi¨¦n les da la raz¨®n en que Podemos no manten¨ªa unos criterios sobre el secesionismo catal¨¢n que pudieran asumirse desde el constitucionalismo. Entonces, no hay raz¨®n para que si, finalmente, hay elecciones por disparidad de criterios con Podemos haya reproche, sino comprensi¨®n, se?alan fuentes socialistas.
Si las bases de un eventual acuerdo con Unidas Podemos no est¨¢n claras, mejor ir a elecciones, se?alan dirigentes de distintas federaciones. No solo se discrepa de Podemos sobre la crisis en Catalu?a, sino que tambi¨¦n hay diferencias sobre el modelo econ¨®mico y el camino que debe seguir la Uni¨®n Europea, ponen como ejemplo interlocutores socialistas.
Incluso en los aspectos m¨¢s coincidentes, como son las pol¨ªticas sociales, tambi¨¦n hay divergencias sobre la disponibilidad del gasto para llevar a cabo los proyectos de bienestar social, se?alan fuentes de la ejecutiva socialista. Estas incompatibilidades las manej¨® siempre S¨¢nchez, que nunca quiso un Gobierno de coalici¨®n, sino un Gabinete monocolor, con independientes, en solitario con apoyos externos, se?alan quienes conocen los pormenores de c¨®mo empez¨® la negociaci¨®n con Unidas Podemos.
Ahora se vuelve a las tesis iniciales de conseguir un Gobierno sin representaci¨®n de los de Pablo Iglesias, y pactar con ellos la investidura sobre la base de un programa m¨ªnimo, aunque la extensi¨®n del mismo se puede debatir, se?alan fuentes gubernamentales. Esta es la posici¨®n y el objetivo por el que ahora se va a trabajar en La Moncloa. Y nada m¨¢s.
La disposici¨®n de S¨¢nchez en este momento para pactar con Unidas Podemos excluye por completo la oferta de carteras. La l¨®gica pol¨ªtica lleva a pensar en el Ejecutivo que Iglesias no quer¨ªa abocar al pa¨ªs a unas elecciones, pero no lo pueden excluir tal como ha terminado la corta y abrupta negociaci¨®n. De los c¨¢lculos electorales que se hacen en La Moncloa y en la direcci¨®n del PSOE no se extraen conclusiones cerradas. Nadie se atreve a establecer certezas sobre el comportamiento electoral de los ciudadanos si se les convoca a otras elecciones.
Puede ser que el PP y el PSOE resulten beneficiados en detrimento de Ciudadanos y Unidas Podemos, se?alan en la direcci¨®n socialista, como una hip¨®tesis general. Se puede pasar del multipartidismo a un ¡°bipartidismo imperfecto¡±, pero no hay forma de saber el porcentaje de cada partido y si, de nuevo, los bloques se mantienen impermeables cuando hubiera que ahormar una mayor¨ªa.
Compartir electorado
La intenci¨®n de voto es favorable a S¨¢nchez, recalcan en su direcci¨®n, pero evitan recrearse en las encuestas internas, aunque estas les indican que la fidelidad de voto de Unidas Podemos y de Ciudadanos es menor que la que registran el PSOE y el PP. Mucho separa al PSOE a Unidas Podemos, salvo algo fundamental: ¡°Comparten parte del electorado¡±. As¨ª es, como se pondr¨¢ de manifiesto de inmediato. Estas bases comunes promover¨¢n que tanto el PSOE como Podemos sean precavidos respecto al comportamiento electoral de quienes les votaron hace tres meses.
La ¨²ltima palabra no est¨¢ dicha entre los dos partidos, si bien el PSOE descarta la coalici¨®n. Pero hay que esperar ¡°la presi¨®n de la izquierda pol¨ªtica y social por un acuerdo para que no haya elecciones¡±, se?alan interlocutores relacionados con movimientos sociales. Los firmantes del Manifiesto por un Pacto de Progreso, procedentes del mundo de la cultura, adem¨¢s de mostrar su profunda decepci¨®n, est¨¢n entre quienes a¨²n conf¨ªan en que haya Gobierno. Algunos de ellos alertan ya sobre la abstenci¨®n que pudiera haber en la izquierda si hay que volver a las urnas de nuevo.
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