La izquierda nunca ha gobernado sola en Holanda

Pese a la idea generalizada de que los holandeses llevan el pacto en su ADN, tampoco a ellos les resulta f¨¢cil lograr un acuerdo pol¨ªtico entre distintos partidos que resista una legislatura. El liberal Mark Rutte, primer ministro, va por su tercer Gabinete desde 2010. Y su antecesor, el cristiano dem¨®crata Jan Peter Balkenende, sum¨® cuatro entre 2002 y 2010. El ¨¦xito no est¨¢ garantizado, pero s¨ª hay dos verbos conjugados por todos los grupos con voluntad de ejercer el poder: colaborar y ceder.

Ambos conceptos permean unas negociaciones a veces largas ¡ªcomo los siete meses necesitados en 2017 para cerrar el actual Gobierno de centro derecha¡ª pero que no servir¨ªan de nada sin la suma de un adjetivo: confianza, en este caso, mutua.

Teniendo en cuenta que la izquierda radical nunca ha gobernado en el pa¨ªs, ni siquiera en calidad de socio menor, el af¨¢n de Podemos por coaligarse con el PSOE, a la manera holandesa, no est¨¢ exento de iron¨ªa.

Las coaliciones se han sucedido en Holanda desde 1918, tras la introducci¨®n de la representaci¨®n proporcional como sistema electoral, y cuando distintos partidos confesionales, al mando durante d¨¦cadas, tuvieron que entenderse. Pero son algo m¨¢s que el resultado de una tradici¨®n.

¡°Se nos elige para que trabajemos juntos, no para volver a las urnas una y otra vez¡±, dice Joost Sneller, portavoz de finanzas de los liberales de izquierda (D66), una de las formaciones hoy en el poder, y el resto de sus colegas y rivales le secundan. Figuran en el Gobierno junto a los liberales de derecha ¡ªel mayor partido y el del primer ministro¡ª, cristianodem¨®cratas y la Uni¨®n Cristiana, de inspiraci¨®n protestante.

Las negociaciones se prolongaron 208 d¨ªas plagados de tanteos de los grupos proclives al acuerdo, que unas veces eran los ecologistas de Izquierda Verde y otras la Uni¨®n Cristiana. ¡°Un poco como parece haber ocurrido, en diversos momentos y grados, y salvando las distancias, con Ciudadanos y Podemos¡±, apunta Sneller. Al final, Jesse Klaver, el l¨ªder de los verdes, dijo que no por diferencias en las pol¨ªticas de inmigraci¨®n. En particular, sobre el derecho continuo de los refugiados de guerra a pedir asilo en Europa. A partir de entonces, el grupo confesional se convirti¨® en el socio definitivo.

¡°Dada la fragmentaci¨®n social, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil cerrar una coalici¨®n. Necesitas mayor n¨²mero de partidos y muy pocos quieren esa responsabilidad. El modelo p¨®lder [basado en la moderaci¨®n salarial acordada entre sindicatos, patronal y Gobierno] implica cooperar pese a las diferencias, y forma parte de nuestra cultura, sin embargo, el compromiso supone que los socios que obtuvieron menos votos no cumplan a veces todas sus promesas. Aun as¨ª, responden como parte de un Gobierno, y pueden perder votos en las siguientes elecciones¡±, se?ala Nelleke Weltevrede, jefa de campa?a de la democracia cristiana (CDA), que habla con la experiencia ganada como concejal del partido en el Ayuntamiento de R¨®terdam. Porque las coaliciones abarcan el arco completo del poder en Holanda, y de ah¨ª la confianza mutua y el di¨¢logo constante. ¡°La pol¨ªtica es una competici¨®n, justo lo contrario de hacer concesiones, por eso es importante que nadie parezca el perdedor. Y que no haya sorpresas. Hay coaliciones que han ca¨ªdo por una forma de traici¨®n, o por alguien deshonesto¡±, advierte Weltevrede.

Expertos independientes

Seg¨²n Joost Sneller, ¡°se trata de facilitar, no de obstruir ni enfrentar egos, pero una vez confirmados los grupos dispuestos a pactar, todo empieza con un gesto aceptado sin reservas: se convoca al Banco de Holanda, a la Oficina Central de Planificaci¨®n y a expertos independientes, para que calculen si los planes de los partidos son viables en t¨¦rminos macroecon¨®micos¡±. ¡°Se eval¨²a el d¨¦ficit, y posibles recortes e inversiones para saber lo que se puede gastar, y sobre ese panorama se intenta un acuerdo. Puede parecer que todo gira en torno al dinero, pero las inversiones tambi¨¦n representan valores, por ejemplo, si es m¨¢s en defensa que en educaci¨®n. Y creo que preguntar a la Oficina de Planificaci¨®n es poco frecuente a escala internacional¡±, apunta.

Simon Otjes, profesor de Pol¨ªtica Holandesa en la Universidad de Leiden, se pregunta si el modelo holand¨¦s ser¨ªa el adecuado para la formaci¨®n de Pablo Iglesias. ¡°Nuestros Gobiernos incluyen derecha, socialdemocracia o liberales, pero nunca han sido solo de izquierda. Si Podemos dice que sus principios son lo primero, una coalici¨®n es una sucesi¨®n constante de acuerdos, y sin experiencia gubernamental, pueden pensar que pierden su color¡±. Bernadette van den Berg, presidenta de Uni¨®n Cristiana en la provincia de Drenthe (este del pa¨ªs), conjura la posible p¨¦rdida de identidad con dos consejos: ¡°Transparencia, porque no siempre se puede cumplir todo lo prometido, y responsabilidad en nombre de tu pa¨ªs¡±.

¡°Ha habido egos que han tumbado coaliciones¡±

¡°Si viajas a Holanda en avi¨®n y miras por la ventanilla, ver¨¢s d¨®nde se inspir¨® Mondrian para sus cuadros: orden y disciplina dibujada en la tierra¡±. Paul Scheffer, escritor, catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la universidad holandesa de Tilburg, y miembro del partido socialdem¨®crata, bromea as¨ª sobre la cultura pol¨ªtica nacional, volcada en el compromiso. ¡°Hist¨®ricamente, la relaci¨®n entre ciudadano y Gobierno es distinta que en Espa?a, Italia o Polonia. Hay en Holanda un elevado grado de confianza entre ambos y ello favorece el acuerdo. Adem¨¢s, el contacto entre patronal y sindicatos es poco conflictivo, y la moral geogr¨¢fica del pa¨ªs ¡ªpeque?o y densamente poblado¡ª favorece la cultura de la pacificaci¨®n. Pero el hecho de dar y tomar todo el tiempo tiene un precio: la claridad. No tienes una visi¨®n robusta como Gobierno, y eso lleva a comentarios como el de Mark Rutte, el primer ministro liberal de derecha, cuando dijo algo parecido a: ¡®Si necesitas una visi¨®n acude a la ¨®ptica¡±.

Sentado en su casa de ?msterdam, reci¨¦n llegado de Bruselas, Scheffer repite en varias ocasiones que ¡°ser¨ªa inmodesto dar consejos a los pol¨ªticos espa?oles¡±, a PSOE y Podemos, sobre sus problemas actuales. ¡°Sin embargo, visto desde fuera, no parecen defender cosas tan distintas. Pedro S¨¢nchez es un socialista moderno muy apreciado, entre otros, por el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron. Y Podemos es progresista, as¨ª que tal vez tenga que ver con la personalidad de ambos¡±, apunta, para luego regresar al terreno holand¨¦s. ¡°Aqu¨ª, los partidos establecidos no suelen personalizar, aunque ha habido egos que han tumbado coaliciones. Saben que el rival de hoy puede ser su socio ma?ana, y hay una moderaci¨®n intr¨ªnseca. Tambi¨¦n influye que es una sociedad bastante igualitaria¡±. El compromiso favorece la estabilidad, pero en su opini¨®n ¡°los pol¨ªticos holandeses no han tenido que responder a cuestiones sobre la integridad estatal o el reto de los independentistas en Catalu?a. En terrenos as¨ª es m¨¢s dif¨ªcil, porque sobre ciertas cosas no se puede ceder¡±.

Scheffer se?ala tambi¨¦n los puntos vulnerables de las coaliciones de Gobierno en un sistema fragmentado. ¡°[Aqu¨ª] se necesitan al menos cuatro partidos para formarlas; cuando surgen cuestiones acerca de la libertad de expresi¨®n, la religi¨®n o inmigraci¨®n los gobernantes tienen dificultades para responder¡±, concluye.