El alcalde de Iznalloz adelanta de su bolsillo 16.000 euros para que no falte agua
La falta de dinero en el municipio granadino imped¨ªa hacer las obras necesarias para evitar cortes durante el verano
El subsuelo de Iznalloz, en la provincia de Granada, tiene agua de sobra. Y sin embargo, en los ¨²ltimos veranos, al abrir los grifos en la parte alta de la localidad el resultado era un hilo de agua. O peor, la nada. Desde final de julio, el problema pertenece al pasado y el l¨ªquido elemento fluye sin problemas en todas las casas del pueblo, las de arriba y las de abajo. Mariano Lorente, el alcalde, se tom¨® el asunto como un tema personal. Tan personal que, a falta de dinero en la cuenta corriente municipal, opt¨® por tirar de sus propios ahorros para solucionar el problema. Algo m¨¢s de 16.000 euros le ha costado a Lorente pagar los materiales necesarios para que el agua fluya a discreci¨®n.
Iznalloz est¨¢ a 40 kil¨®metros de la capital granadina, en la falda de la sierra de Arana. Gracias a esta sierra, precisamente, el agua es abundante en la zona. ¡°S¨ª, tenemos mucha agua, pero casi nunca superficial, sino en el subsuelo, a m¨¢s de 200 metros de profundidad¡±, indica el alcalde. Eso requiere pozos caros porque est¨¢n muy profundos y a cierta distancia del pueblo. Lorente, del PSOE, explica que ¡°antes de verano, el pueblo dispon¨ªa de cuatro pozos y un peque?o nacimiento de agua¡±. Suficientes para el invierno pero no para el verano, seg¨²n Lorente. El pueblo, con algo m¨¢s de 5.000 habitantes, necesitaba una nueva fuente de agua. Y, de hecho, ya contaba con ella ¨Cla anterior corporaci¨®n popular la puso en marcha¨C aunque no estaba operativa porque solo exist¨ªa el sondeo en s¨ª. Faltaban el motor y las tuber¨ªas que llevaran el agua a los aljibes municipales. Cost¨®, cuenta el actual alcalde, m¨¢s de 120.000 euros y ah¨ª se qued¨®. Ahora necesita otros 108.000 euros para darle uso.
Ese sondeo est¨¢ a cierta distancia del pueblo y Lorente cuenta que su primera opci¨®n al llegar en junio a la alcald¨ªa fue terminar esa infraestructura. Sin embargo, a la primera de cambio se dio de bruces con la realidad. Endesa, dice, le dio un plazo de seis meses para poner el transformador necesario para que el motor pueda funcionar. Lorente opt¨® entonces por la v¨ªa r¨¢pida: un pozo cerca del pueblo que estuviera disponible en pocas semanas. Sin dinero en el banco y con el verano encima, el alcalde firm¨® un ¡°oportunamente justificado, decreto de actuaci¨®n por emergencia" que le permit¨ªa "cierto margen de discrecionalidad en la contrataci¨®n¡±.
Lorente busc¨® una empresa local que hizo el sondeo. Hasta ah¨ª no hubo problemas. ¡°Enseguida encontr¨® los 15 litros por segundo que necesit¨¢bamos¡±. Pero el agua hab¨ªa que subirla y trasladarla a los dep¨®sitos municipales. Cuando fueron a comprar un motor de bombeo y todo lo necesario se encontr¨® con que Iznalloz no ten¨ªa buena fama entre los comerciantes. No le serv¨ªan si no era con el dinero en el mostrador: ¡°El dinero o la bomba no sale del almac¨¦n¡±, le dijeron. ¡°Eso era imposible. No ten¨ªamos dinero en el banco y la anterior corporaci¨®n nos dej¨® una deuda de dos millones de euros y 700 d¨ªas de retraso en los pagos. En julio a¨²n no sab¨ªamos c¨®mo pagar las n¨®minas de mayo¡±, recuerda el alcalde. Sin dinero ni credibilidad en las tiendas, el responsable municipal, no vio muchas opciones. ¡°Decid¨ª pagarlo yo. No hab¨ªa otra. O lo pagaba yo o la gente de Iznalloz iba a pasar otro verano m¨¢s con problemas de agua.¡± La factura la detalla Lorente: ¡°8.500 euros de la bomba y otro tanto para 300 metros de cable, tuber¨ªas, un cuadro de maniobras, etc¨¦tera¡±. Algo m¨¢s de 16.000 euros ha sido la cuenta final de proveedores.
El problema ahora es recuperar el dinero. Estas maniobras econ¨®micas no son asunto f¨¢cil de digerir en las instituciones p¨²blicas, donde todo gasto lleva su expediente, su c¨®digo, su apartado, su cap¨ªtulo, su aprobaci¨®n previa y, sobre todo, su dinero disponible previamente. Lorente no parece estar preocupado y dice que nunca se preocup¨® realmente en el modo de recuperar su dinero. ¡°Pero hay maneras¡±, argumenta el alcalde, que deja la soluci¨®n en manos de la interventora y la secretaria municipal. ¡°Ellas sabr¨¢n c¨®mo hacerlo. Al fin y al cabo, todo el material comprado est¨¢ ya inventariado como de propiedad municipal¡±, concluye el primer edil. Como otras muchas facturas en los cajones municipales, esa devoluci¨®n tambi¨¦n queda pendiente.
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