De Invader a Akior: la lucha contra los grafitis en M¨¢laga
El trabajo de un equipo de la Polic¨ªa Local se salda con 24 grafiteros detenidos en un a?o
Akior es uno de los grafiteros m¨¢s activos de M¨¢laga. Solo en 2017 realiz¨® m¨¢s de 240 pintadas ilegales. La Polic¨ªa Local le ha seguido de cerca. Sus agentes saben hasta el recorrido habitual que realiza para ir de casa de sus padres hasta la de su novia. No les ha hecho falta una vigilancia extrema: la firma de este joven inunda las calles que separan ambos domicilios. Y funcionan, a ojos de los polic¨ªas, como migas de pan a las que seguir. ¡°Es su territorio y se siente m¨¢s c¨®modo¡±, explica Juan Andrade, que junto a Miguel Checa conforma una peque?a pero efectiva unidad contra los grafitis que conoce al detalle los movimientos quienes salen cada noche a cometer actos vand¨¢licos con un espray en la mano.
La iniciativa arranc¨® en 2018 y se ha saldado hasta ahora con 24 detenidos ¡ªel ¨²ltimo, hace unas semanas, cuando se dedic¨® a garabatear por todas las paredes de la barriada de El Palo¡ª y unos da?os materiales valorados en m¨¢s de 150.000 euros. La inquietud profesional de estos polic¨ªas les est¨¢ sirviendo tambi¨¦n para marcar territorio a su manera. Su mensaje es claro: las paredes de la capital de la Costa del Sol no se tocan. Akior ya lo sabe. Fue arrestado el verano pasado.
Esta brigada funciona a tiempo parcial. Sus dos miembros compatibilizan la lucha contra los grafitis con su servicio diario. Son responsables del informe inicial que luego complet¨® el Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y que sirvi¨® a la Fiscal¨ªa para querellarse contra el artista urbano conocido como Invader y Fernando Franc¨¦s (entonces director del Centro de Arte Contempor¨¢neo de M¨¢laga y hasta hace unas semana Secretario General de Innovaci¨®n Cultural y Museos de la Junta de Andaluc¨ªa) por la colocaci¨®n de 15 mosaicos en edificios protegidos. Tambi¨¦n han colaborado con polic¨ªas de otras ciudades para informar de los viajes de grafiteros malague?os a Sevilla para pintar vagones del AVE, a Valencia para hacerlo en el metro, a playas del Algarve portugu¨¦s o ciudades como Huelva, Badajoz y Rotterdam. ¡°La cooperaci¨®n es b¨¢sica¡±, subrayan los agentes, que destacan el coste de los da?os causados por los grafitis. Renfe gasta 11 millones al a?o para limpiar pintadas.
Los agentes conocen bien el movimiento grafitero local porque uno patrulla la zona este y el otro, la oeste. Son los lugares con mayor presencia de grafitis vand¨¢licos. Tambi¨¦n el centro hist¨®rico, donde la falta de presi¨®n policial en la ¨²ltima d¨¦cada ha permitido el gran crecimiento de una actividad que, en muchos casos, ha quedado impune. Firmas como Fikus, Tous, Tute, Kook, Ebola o Arma son habituales en puertas de garajes, fachadas de edificios o mobiliario urbano, as¨ª como cristales, coches, furgonetas o trenes. Incluso edificios catalogados como Bienes de Inter¨¦s Cultural (BIC). Ahora la situaci¨®n ha cambiado: todos han sido arrestados. Y a todos, tras quedar en libertad, les controlan de cerca. ¡°Pero subir en la escala social de los grafiteros es una adicci¨®n para ellos, casi siempre vuelven a pintar para demostrar de lo que son capaces¡±, subraya Checa.
Ese ego es la perdici¨®n de muchos grafiteros. Le ocurri¨® a uno de los m¨¢s conocidos en la ciudad: Plaka. Su constante actividad y la difusi¨®n de la misma acab¨® con su detenci¨®n en 2008 despu¨¦s de grafitear tres iglesias y 159 inmuebles de la capital malague?a. La necesidad de ser admirados por sus obras les hace difundirlas al m¨¢ximo en redes sociales y p¨¢ginas webs. Internet es precisamente una de las v¨ªas donde esta brigada policial rastrea su pista. Para despistar, muchos cambian de firma. ¡°Pero as¨ª pierden popularidad y terminan volviendo a su nombre original¡±, revelan los polic¨ªas.
El trabajo de campo es tambi¨¦n b¨¢sico, para lo que cuentan con la informaci¨®n que les suministran otras patrullas y agentes de paisano, as¨ª como las llamadas de ciudadanos avisando de alg¨²n grafiti. Todo queda plasmado en un documento que m¨¢s tarde llega hasta la Polic¨ªa Nacional, cuyos agentes lo completan hasta judicializar los casos. ¡°La colaboraci¨®n entre ambos cuerpos es fundamental. Y pocas veces he visto una cooperaci¨®n tan buena como en estos casos¡±, asegura Andrade, con casi tres d¨¦cadas de experiencia policial.
El trabajo de seguimiento permite a los agentes saber que, por ejemplo, quien firma como Psicos se divorci¨® hace no mucho. ¡°Cuando se cas¨® dej¨® de ir a pintar, pero ahora ha vuelto. Y sale de madrugada incluso acompa?ado de su hijo¡±, explica Andrade, que usa palabras como tag, crew o bombardeo. Es la jerga de los autores de las pintadas ilegales en las paredes que, probablemente, leer¨¢n estas l¨ªneas. ¡°Seguro que lo cuelgan en redes sociales diciendo: mirad, hablan de m¨ª¡±, advierten los agentes.
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