Las dos muertes ocultas del Toro de la Vega

Barco surca los pinares de Tordesillas (Valladolid, unos 9.000 habitantes) sin saber que no morir¨¢ alanceado cuando cruce los l¨ªmites de la vega. Los 560 kilos del toro corren hacia el p¨¢ramo mientras miles de personas lo observan. Unos se esconden tras las protecciones; otros le tiran unos pases con una sudadera. Cuando termine el torneo del Toro de la Vega, el astado ser¨¢ sacrificado en un matadero. La muerte, m¨¢s discreta, se aleja del morbo que ha acompa?ado a esta tradici¨®n, especialmente en los ¨²ltimos a?os, pero no as¨ª de la pol¨¦mica.

El Tribunal Supremo ratific¨® el pasado marzo la decisi¨®n del Tribunal Superior de Justicia y, a su vez, a la Junta de Castilla y Le¨®n, que en 2016 prohibi¨® que murieran toros en los festejos p¨²blicos. En Tordesillas se sintieron se?alados porque la suya era la ¨²nica celebraci¨®n auton¨®mica con estas caracter¨ªsticas. Las pancartas que cuelgan de la Plaza Mayor de Tordesillas critican la decisi¨®n: ¡°S¨ª al Toro de la Vega, s¨ª a los toros¡±, ¡°Democracia=Libertad=Toro de la Vega¡±.

A primera hora de la ma?ana, en la puerta de un bar que retrasmite una corrida de toros y adornado con la cabeza de un morlaco, Roberto Mart¨ªn, de 50 a?os, desde?a la medida: ¡°Es una tradici¨®n donde muere un toro al a?o; en las plazas matan a muchos m¨¢s¡±. A su lado, mientras da cuenta de unas gambas y un vino verdejo, Ra¨²l Gonz¨¢lez, de 44, y con una bandera de Espa?a con el logo de Vox en la pulsera, cree que han sido ¡°cabeza de turco¡±, t¨¦rmino que pronuncian m¨¢s vecinos del lugar. Mart¨ªn sentencia que el torneo ahora es ¡°el toro de la mierda¡±.

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El alcalde, Miguel ?ngel Oliveira, del PP con los votos de Vox, ha lidiado con el descontento general y con que se los considere ¡°trogloditas¡±, seg¨²n afirma. ¡°Tordesillas no tiene voz¡±, lamenta, y asegura sentirse desprotegido por la Junta. Su Ayuntamiento ha corrido con los gastos, que cifra en 3.200 euros, de defender en vano esta tradici¨®n ante los tribunales. Ahora sopesan acudir a instancias europeas, aunque ser¨ªa mucho m¨¢s caro. ¡°Queremos ir hasta el final, pero la oposici¨®n no ha venido a ofrecerse. Siempre ha habido lealtad PP-PSOE, pero sin unidad es mucho m¨¢s dif¨ªcil ir a Europa¡±, critica. Rafael Valea, l¨ªder socialista en Tordesillas, coincide en que el decreto supuso un ¡°mazazo¡±, pero entiende que, al confirmarse la decisi¨®n de la Junta, no tiene sentido ir a Europa. El PP y Vox simplemente quieren quedar bien ante la localidad, argumenta.

El Patronato del Toro de la Vega, uno de los principales defensores del torneo, censura que se haya acabado con ¡°una tradici¨®n medieval ¨²nica en el mundo¡±, seg¨²n su presidente, Enrique Carnero. ¡°Es parte de nuestra identidad¡±, a?ade, y responsabiliza a los pol¨ªticos, en particular a Jos¨¦ Antonio de Santiago Ju¨¢rez, exvicepresidente auton¨®mico del PP. ¡°Se jacta de que su padre recuper¨® al Toro [Durante el franquismo, entre 1966 y 1970, una ley?contra ¡°el maltrato animal¡± impidi¨® la celebraci¨®n], pero ahora ¨¦l se lo ha cargado¡±, apunta Carnero.

De Santiago, quien pone como ejemplo que en Semana Santa ya no se hacen autos de fe, recuerda c¨®mo gestion¨® el cambio en una ¨¦poca en la que se produc¨ªa una lucha anual entre animalistas y defensores de la tradici¨®n que terminaba incluso a pedradas. ¡°Discretamente, me dirig¨ª al exalcalde [el socialista Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez-Ponsela, quien ha declinado hacer declaraciones] para adecuar la tradici¨®n¡±. El objetivo era adaptarla y, tras contactar con sectores implicados en el Toro de la Vega, resolvieron someterlo a consulta popular. Sin embargo, explica De Santiago, ¡°el PP, en la oposici¨®n, dej¨® tirado al alcalde y este no se atrevi¨®¡±.

La decisi¨®n de la Junta, entonces dirigida por el popular Juan Vicente Herrera, gener¨® revuelo tanto en Tordesillas como en el partido a escala nacional. Seg¨²n ha podido saber este peri¨®dico, el ex n¨²mero tres de Rajoy, Fernando Mart¨ªnez-Ma¨ªllo, llam¨® ¡°pidiendo explicaciones¡± al presidente del partido en la provincia de Valladolid. En cambio, en las pasadas elecciones municipales, el PP gan¨® con m¨¢s del 40% de los votos. Para De Santiago, se confirm¨® que la gente estaba a favor del cambio: ¡°Acertamos, era algo que hab¨ªa que hacer¡±.

En el pueblo no todos lo ven as¨ª. Al lado de la estatua en honor a Juana I de Castilla, que muri¨® encerrada en Tordesillas en el siglo XVI, Carlos Muelas, de 44 a?os, monta un caballo blanco mientras espera al astado. ¡°Esto ha sido culpa de los animalistas¡±, se?ala, ¡°hemos sido la punta del iceberg ¡±. Un agente de Protecci¨®n Civil, que no ha querido revelar su nombre, admite que ¡°ahora est¨¢ todo m¨¢s tranquilo¡±, pero se calla cuando una mujer le pide que no hable m¨¢s y exclama: ¡°Nos han jodido bien jodidos¡±.

Por toda la villa suenan pasodobles y charangas en honor al Toro de la Vega. ¡°Tordesillas no se rinde¡±, cantan unos j¨®venes. Cristina Lozano y Celia Guti¨¦rrez, de 19 a?os, creen que la tradici¨®n de matar al morlaco alanceado la defienden las personas de m¨¢s edad, pero que entre su generaci¨®n hay m¨¢s divisi¨®n: ¡°La gente mayor no lo concibe sin muerte¡±.

A las 11 en punto de la ma?ana suena el petardo que indica el comienzo del festejo. Un inmenso monumento a un toro asiste a c¨®mo Barco pone rumbo a una muerte sin la exhibici¨®n p¨²blica que unos a?oran y otros asumen resignados. El astado corre hacia una falsa libertad y supera un poste el¨¦ctrico con una pintada: ¡°Muerte a la Junta¡±.