Diez dardos de Marchena en la sentencia del ¡®proc¨¦s¡¯

La sentencia del Tribunal Supremo sobre el proc¨¦s permite un segundo nivel de lectura m¨¢s all¨¢ de hechos, pruebas y penas. Las 493 p¨¢ginas del texto destilan, a ratos, una iron¨ªa rayana en el sarcasmo muy propia del ponente, Manuel Marchena. Y esconden cr¨ªticas mordaces que traspasan lo jur¨ªdico y de las que pocos quedan a salvo. Estos son los 10 dardos m¨¢s envenenados:

A la justicia alemana. Por rechazar la euroorden para la entrega del expresidente pr¨®fugo Carles Puigdemont. La resoluci¨®n del tribunal de Schleswig-Holstein (julio de 2018) no puede ser invocada como ¡°ejemplo a seguir¡±, sino m¨¢s bien como ¡°la expresi¨®n de lo que puede acabar con el principal instrumento de cooperaci¨®n judicial para preservar los valores de la Uni¨®n¡±.

A los abogados. Por pedir la recusaci¨®n de hasta nueve magistrados del Tribunal Supremo en lo que la sala considera una ¡°estrategia de demonizaci¨®n¡± de la instituci¨®n. Lamenta que, en otros 2.500 asuntos procedentes de Catalu?a, nunca hab¨ªan pedido su recusaci¨®n. Y eso que algunos abogados que actuaron en esos procesos son tambi¨¦n defensores de los l¨ªderes independentistas.

La sala reprende a los abogados por querer ¡°demonizar¡± la instituci¨®n

Al Govern de Mas. Al abordar la sentencia sobre el asedio al Parlament de 2011 ¡ªque oblig¨® al expresidente Artur Mas a acceder al edificio en helic¨®ptero¡ª, los jueces se?alan que la Generalitat ¡°se person¨® como acusaci¨®n recurrente¡±. La sala viene a decir que el Govern confi¨® entonces en el Supremo para tramitar un proceso ¡°de significaci¨®n pol¨ªtica¡±, mientras que ahora sus dirigentes denuestan el organismo.

A los votantes del 1-O. Por ¡°confiar ingenuamente en el liderazgo de sus representantes pol¨ªticos y en su capacidad para conducirles a un nuevo Estado¡±. Los ciudadanos, dice la sentencia, creyeron en la promesa de que tras el refer¨¦ndum se alcanzar¨ªa la independencia y un nuevo Estado, que en realidad ¡°solo exist¨ªa en el imaginario de sus promotores¡±.

A los exministros. Por dar por hecha la condena antes de que llegara, hablando de la posibilidad de indultos. Lo hicieron, cada uno a su manera, la secretaria de Estado Irene Lozano, la exvicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa o el exministro de Justicia Rafael Catal¨¤. La sentencia dice que las declaraciones de esos pol¨ªticos no vulneran el principio de presunci¨®n de inocencia (porque no afectan a la decisi¨®n del tribunal), pero afirma que fueron un ejemplo de ¡°falta de rigor y responsabilidad institucional¡±.

Tacha a los pol¨ªticos de irresponsables por dar por hecha la condena

A un testigo. Por su ¡°desmemoria¡±. Jaume Mestre era el responsable de difusi¨®n institucional de la Generalitat y declar¨® como testigo en el juicio. Marchena le record¨® su obligaci¨®n de responder. En la sentencia, y para contestar las quejas de las defensas sobre el supuesto trato diferenciado entre testigos, los jueces subrayan que ¡°toda la declaraci¨®n del se?or Mestre (...) es un continuo ¡®no s¨¦ nada, no me acuerdo¡±. El tribunal debe decidir a¨²n si le imputa por un delito contra la administraci¨®n de justicia.

A los abogados (II). Por insinuar que no se dio a los presos un trato digno mientras dur¨® el juicio. La sentencia desliza que incluso recibieron un trato favorable: se prohibieron las esposas, se habilit¨® una sala para el encuentro con familiares y, a diferencia de otros preventivos que reciben ¡°bocadillo y pieza de fruta¡±, los pol¨ªticos tomaron siempre ¡°un catering con comida caliente, dos platos y postre¡±.

A Jordi Cuixart. Por citar a Gandhi o Martin Luther King en su declaraci¨®n en el juicio, dando a entender que, como ellos, practic¨® la desobediencia civil. Los jueces no entienden la ¡°insinuada similitud¡± entre la lucha por la independencia de la India o por los derechos civiles en Estados Unidos con ¡°el actual marco pol¨ªtico, social y econ¨®mico de Catalu?a¡±. A favor de Cuixart, eso s¨ª, dicen que no desconf¨ªan de su ¡°pacifismo¡±.

Al Govern de Puigdemont. Por ¡°hacer creer¡± a la ciudadan¨ªa ¡ªm¨¢s all¨¢ de los delitos cometidos¡ª que, votando el 1-O, ¡°estar¨ªa contribuyendo al acto fundacional de la Rep¨²blica independiente de Catalu?a¡±. Nada m¨¢s lejos de la realidad, pues el Govern nunca tuvo los medios para cumplir su promesa. ¡°Y lo sab¨ªan¡±, subraya la sentencia en diversos pasajes, poniendo el ¨¦nfasis en una responsabilidad pol¨ªtica que queda fuera de la esfera de lo penal.

A los partidos que acusan. Como Vox. La sentencia rechaza expulsar al partido ultra del proceso ¡ªcomo ped¨ªan las defensas¡ª, pero admite que ¡°no es positiva la presencia de partidos pol¨ªticos en el proceso penal¡±. Se corre el riesgo, dice, de ¡°trasladar¡± a la justicia ¡°el lenguaje propio de la confrontaci¨®n pol¨ªtica¡±. La sala pide ¡°limitar¡± la posibilidad de ejercer la acusaci¨®n popular.