La abuela ladrona: 76 a?os, 40 arrestos y 8 nombres falsos
Lo que empez¨® con un turista brit¨¢nico corriendo descalzo por M¨¢laga acab¨® con la detenci¨®n de una anciana con un largo historial de robos
Los polic¨ªas no daban cr¨¦dito. El caso resultaba ins¨®lito. Lo que empez¨® con un turista brit¨¢nico corriendo descalzo por las calles del centro de M¨¢laga acab¨® con la detenci¨®n inesperada de una anciana con un largo historial de robos. Fue la de Josefa (nombre ficticio), una mujer de 76 a?os, sin apenas dentadura, aspecto de desvalida y que se mostraba desorientada. ¡°?D¨®nde estoy? ?Qu¨¦ hago en comisar¨ªa?¡±, preguntaba a los miembros del Grupo de Robos de la Polic¨ªa Nacional.
El papel que interpretaba estaba haciendo dudar a los agentes, a quienes dio un nombre falso. Quiz¨¢s era una mujer perdida a causa del alzh¨¦imer. Pero cuando le tomaron las huellas la sorpresa fue may¨²scula: acumulaba 40 detenciones desde los a?os setenta con ocho identidades diferentes. ¡°Casi nos la cuela¡±, destaca un inspector de la Polic¨ªa Nacional.
La curiosa Operaci¨®n Visillo hab¨ªa arrancado un par de horas antes, el pasado 19 de septiembre en un apartamento de lujo del centro hist¨®rico malague?o. Una familia de turistas de M¨¢nchester lo hab¨ªa alquilado para sus vacaciones. Mientras estaban en la terraza, vieron c¨®mo una mujer, Josefa, abr¨ªa la vivienda con su propia llave, con intenci¨®n de robarles. Al percatarse, uno de los inquilinos grit¨® y sali¨® corriendo detr¨¢s de ella, sin tiempo a ponerse zapatillas. La persigui¨® escaleras abajo y por las calles cercanas. Le cost¨® atraparla. ¡°El hombre es corpulento y atl¨¦tico, pero ella consegu¨ªa darle esquinazo¡±, dice uno de los agentes de la Polic¨ªa Local que atendieron al turista. Estaba agitado, descalzo y sudando. ¡°Otro turista borracho¡±, pensaron los polic¨ªas.
Con gestos, el hombre les ped¨ªa que le acompa?aran. A pocos metros, en la plaza de los M¨¢rtires, varios familiares hab¨ªan retenido a Josefa. ¡°Una se?ora con aspecto de muy mayor¡±, recuerda Rafael J., oficial de la Polic¨ªa Local de M¨¢laga. ¡°Nos extra?¨® much¨ªsimo, pero vimos que algo raro pasaba¡±, insiste Ram¨®n, agente de la Unidad Ciclista de la Polic¨ªa Local malague?a que aquel d¨ªa patrullaba en coche. Pensaron que la mujer se hab¨ªa desorientado. Llevaba una ropa humilde y oscura, como de luto, el pelo desali?ado y cara de no haber roto nunca un plato.
Con las manos en la masa
Pero una persona responsable de la empresa de alquiler del apartamento insisti¨® en que la hab¨ªan pillado dentro del piso. Los agentes subieron al domicilio, de lujo, con jacuzzi en la terraza y ubicado en calle de Sebasti¨¢n Souvir¨®n. Era ¡°imposible¡± que hubiera llegado all¨ª por casualidad y la llevaron detenida a la comisar¨ªa provincial. A pesar de su gran interpretaci¨®n inicial, all¨ª se destap¨® su largo historial delictivo. Tambi¨¦n la importancia de la colaboraci¨®n entre cuerpos policiales.
Los integrantes del Grupo de Robos de la Polic¨ªa Nacional no conoc¨ªan a la mujer. En las comisar¨ªas de los distritos s¨ª sab¨ªan de ella. Reside en el coraz¨®n de la barriada de La Palmilla, una de las zonas m¨¢s deprimidas de la capital malague?a. Es especialista en despistar, enga?ar y engatusar. Lleva ¡°toda la vida¡± de ladrona: desde robos con fuerza, hurtos al descuido a otras muchas f¨®rmulas de estos delitos, siempre contra la propiedad. Ha entrado y salido varias veces de prisi¨®n.
En su carrera huyendo del turista, la mujer se deshizo de dos manojos de llaves (hab¨ªa 20). Todas correspond¨ªan tanto a los portales de acceso a bloques de pisos tur¨ªsticos como a las viviendas, todas de la misma empresa. El Grupo de Robos ten¨ªa unos cuantos casos sin aclarar en la misma zona, as¨ª que decidieron profundizar en la investigaci¨®n. El personal de limpieza y mantenimiento la recordaba. ¡°Les preguntaba si se alquilaban apartamentos ah¨ª o cualquier otra cosa, de forma muy t¨ªmida y como despistada¡±, dicen los agentes. Tambi¨¦n revisaron las im¨¢genes de seguridad. Algunas se hab¨ªan perdido, pero hubo suerte en uno de los bloques.
En la grabaci¨®n a la que ha tenido acceso EL PA?S se ve c¨®mo comprueba que no hay nadie en las escaleras y llama al ascensor para que se quede en la planta donde planea robar. As¨ª se aseguraba disponer de un minuto para entrar en los pisos y coger lo primero que encuentra: ordenadores, tel¨¦fonos, bolsos, dinero en met¨¢lico. En uno de los golpes se llev¨® 1.000 euros. El pasado 11 de octubre, los agentes volv¨ªan a detenerla para imputarle, al menos, tres robos m¨¢s. Un juez la ha enviado a prisi¨®n. La Polic¨ªa Nacional investiga ahora c¨®mo se hizo con las copias de las llaves de los apartamentos tur¨ªsticos. Un modus operandi que permite robos peri¨®dicos: muchos turistas no denuncian y a otros nadie los cree, pensando que solo quieren cobrar el seguro. Nadie cambia la cerradura y, d¨ªas despu¨¦s, con nuevos inquilinos, nuevo bot¨ªn. A sus 76 a?os, Josefa sabe bien lo que hace.
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