¡°Esto puede acabar con el prior esposado¡±
EL PA?S reconstruye la negociaci¨®n con los Franco y todos los incidentes del traslado del dictador. El Gobierno dispuso "un tel¨¦fono rojo" en el Valle de los Ca¨ªdos para comunicarse con S¨¢nchez
![Natalia Junquera](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0499e24b-c251-4104-bc13-0b5a971af817.png?auth=2798b3e3083534c62f9c6320408a1f88dc35066920f37c468db7bb731e06de9e&width=100&height=100&smart=true)
![Asistentes al entierro de Francisco Franco en el Valle de los Ca¨ªdos, el 23 de noviembre de 1975, y exhumaci¨®n de los restos del dictador, el pasado jueves.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MDTRRGEIEFDMNSH54V4JSKCF4E.gif?auth=1cd9698e54fc13f94a34699b93c1dbe0159cb857bb6ef5f63400489c4e7a842b&width=414)
¡°Se puede romper. Yo no garantizo nada¡±. Fue lo ¨²ltimo que dijo el empleado de la funeraria que el jueves sac¨® el ata¨²d de Franco de su tumba en el Valle de los Ca¨ªdos antes de entreg¨¢rselo, a las 12.30, a sus familiares para que lo llevaran a hombros hasta el coche f¨²nebre. Tem¨ªa que el f¨¦retro se resquebrajase durante el traslado, y pronunci¨® esas palabras, resignado, despu¨¦s de presenciar el pen¨²ltimo pulso entre la familia del dictador y el Estado. Antes del jueves hab¨ªa hecho muchas operaciones aparentemente parecidas, y todas ellas se hab¨ªan resuelto cambiando el ata¨²d defectuoso por otro nuevo. Pero el jueves todo era distinto: antes de ponerse delante de la tumba hab¨ªa tenido que firmar un contrato de confidencialidad; la funeraria, al igual que los marmolistas y miembros del Gobierno, hab¨ªa recibido amenazas de muerte ¡ªpor carta, con llamadas telef¨®nicas, pintadas, correos electr¨®nicos y en foros ultraderechistas¡ª; esa ma?ana le observaba una ministra, una nieta del difunto no dejaba de maldecir a las autoridades, y el mundo entero estaba esperando, al menos los 18 pa¨ªses que enviaron periodistas para informar de su trabajo. Era el hombre que iba a desenterrar a Franco 44 a?os despu¨¦s.
La pelea por el ata¨²d fue solo uno de los momentos de tensi¨®n de una jornada hist¨®rica que, como tal, incluy¨® un tel¨¦fono rojo y frases lapidarias que tardar¨¢n en olvidarse, como los allegados del dictador gritando: ¡°?Esto es como una dictadura!", en un forcejeo con la polic¨ªa en el pante¨®n del cementerio de Mingorrubio. Lo que sigue es la reconstrucci¨®n de la expulsi¨®n de Franco de su mausoleo y su regreso a El Pardo.
1. LA NEGOCIACI?N: ¡°Esto puede acabar con el prior esposado¡±
La negociaci¨®n abarca m¨¢s de un a?o y tiene tres personajes clave: Francis Franco, el nieto del dictador que cambi¨® el orden de sus apellidos, colocando el Mart¨ªnez-Bordi¨² en segundo lugar, para ¡°perpetuar el legado familiar¡±; su abogado, Luis Felipe Utrera Molina, hijo del ministro franquista Jos¨¦ Utrera Molina, y F¨¦lix Bola?os, secretario general de la Presidencia del Gobierno. Antes del fallo del Supremo avalando la exhumaci¨®n, Bola?os y Utrera Molina se citaron fuera de La Moncloa, en un hotel que el Gobierno utiliza a veces para reuniones discretas. Entre el 24 de septiembre y el 23 de octubre lo hacen tres veces m¨¢s, con Francis Franco, en la sede del Ejecutivo. Durante esos encuentros, la familia pide honores militares para el dictador; que los 23 benedictinos que viven en el Valle de los Ca¨ªdos est¨¦n presentes en la exhumaci¨®n; que el f¨¦retro se cubra con la bandera preconstitucional que llevaba el d¨ªa del entierro, en 1975; que el prior d¨¦ una misa en el mausoleo y que ellos puedan sacar a hombros el f¨¦retro. El Gobierno rechaza los honores, proh¨ªbe la bandera y la presencia de los benedictinos, acepta un ¡°breve responso¡± de Santiago Cantera y que los nietos y bisnietos porten el ata¨²d hasta el coche f¨²nebre. Todo queda planeado al mil¨ªmetro.
En esas negociaciones, la familia no logra aclarar si los restos de Franco estar¨ªan ¡°embalsamados o solo conservados¡±, pero pone como ¡°l¨ªnea roja¡± la manipulaci¨®n de los restos. Los nietos del dictador depositan grandes esperanzas en que el prior?¡ªque lleg¨® a amenazar por carta a la vicepresidenta con denegarles la entrada¡ª, frene el traslado. El Gobierno pide al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que le haga entrar en raz¨®n, advirti¨¦ndole de que la primera imagen de la exhumaci¨®n de Franco puede ser la del benedictino saliendo esposado del recinto. El prior se rebela, pero finalmente, claudica, como lo hace el juez Jos¨¦ Yusty, hijo y nieto de almirantes franquistas, que intent¨® suspender la exhumaci¨®n alegando riesgos para la integridad f¨ªsica de los operarios. Su causa por la licencia de obra, en todo caso, no habr¨ªa frenado la operaci¨®n. Diecis¨¦is meses despu¨¦s de que se conocieran los planes para trasladar a Franco fuera del Valle de los Ca¨ªdos, el Gobierno tiene v¨ªa libre.
2. LA LLEGADA. Rebeli¨®n del prior y desaf¨ªo de Francis Franco
El Gobierno cita al prior en la cafeter¨ªa del Valle de los Ca¨ªdos para entregarle su acreditaci¨®n y reunirlo con la familia, que ha sido recogida en tres puntos de Madrid y trasladada con escolta hasta Cuelgamuros. Santiago Cantera se presenta con cinco benedictinos, pese a que le hab¨ªan dicho que solo pod¨ªa entrar ¨¦l. Dice que necesita ¡°ayudantes¡± para el responso y que o entran todos o ¨¦l tampoco. Fran Mart¨ªn, jefe de gabinete de Bola?os, le comunica por walkie-talkie la situaci¨®n. Es el encargado de vigilar todo lo que ocurre fuera de la bas¨ªlica. El secretario general de Presidencia, ya dentro, insiste en que debe entrar solo. Finalmente, el prior, se rinde.
![Francis Franco llega al Valle de los Ca¨ªdos el jueves con una bandera preconstitucional.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/X4PCZWX77YYXXTAB4N7OO2T4SY.jpg?auth=e55269bdcbacce25d98f2c079c1e791b41e438159e852e7885a286948be026b5&width=414)
Pese a la prohibici¨®n expresa del Gobierno, Francis Franco se presenta con una bandera preconstitucional en la mano. La Guardia Civil se lo comunica a Bola?os, que ordena requisarla y entreg¨¢rsela, despu¨¦s de la exhumaci¨®n, a los familiares que viajar¨¢n en coche hasta el cementerio de Mingorrubio en lugar de al propio Francis, que acompa?ar¨¢ al f¨¦retro en helic¨®ptero. El nieto de Franco protesta, porque quer¨ªa ponerla sobre el f¨¦retro al salir de la bas¨ªlica.
3. EXHUMACI?N. Cuerdas naranja fosforito y un tel¨¦fono rojo
Comienza a las 10.45. Primero entran tres marmolistas para levantar la losa de 1.500 kilos. Han firmado, al igual que los cuatro empleados de la funeraria, un contrato de confidencialidad. Alrededor de la l¨¢pida se ha colocado una carpa para impedir la toma de im¨¢genes, aunque todos han tenido que pasar un esc¨¢ner y dejar sus tel¨¦fonos m¨®viles en unas bolsas preparadas al efecto, excepto Francis Franco, que lo introduce en un malet¨ªn porque tardar¨¢ m¨¢s tiempo en recuperarlo al ser el ¨²nico familiar que acompa?ar¨¢ al f¨¦retro en el helic¨®ptero. Los agentes le dan a elegir entre quedarse el malet¨ªn o la llave que lo abre y ¨¦l escoge el malet¨ªn. Dentro de la carpa solo entran, al principio, Crist¨®bal y Merry Mart¨ªnez-Bordiu; la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado; Bola?os;? el subsecretario de Presidencia, Antonio Hidalgo; el forense, Vidal Santos Yusta, director del Instituto de Medicina Legal de jurisdicci¨®n estatal y los siete operarios. Todos llevan un mono blanco y una mascarilla.
Merry Mart¨ªnez-Bord¨ªu est¨¢ furiosa e insulta en repetidas ocasiones a las autoridades, seg¨²n fuentes del Gobierno. Lleva consigo un bloc en el que, al igual que su hermano Francis, toma notas. Antes de la exhumaci¨®n se ha sentado en el suelo, junto a la l¨¢pida, hasta que Bola?os le ofrece una silla. Su hermano Crist¨®bal est¨¢ m¨¢s relajado e incluso alaba el cuidado de los operarios que usan una radial sobre el suelo y aspiran r¨¢pidamente los cascotes. La losa se retira sin incidencias a las 11.30. El aspecto del f¨¦retro, cubierto de polvo, parece bueno. Las autoridades respiran aliviadas, porque creen que acaban de evitarse un enfrentamiento con la familia para trasladar los restos a uno de los tres ata¨²des que hab¨ªan hecho llevar (dos de madera y uno met¨¢lico) por si, como cre¨ªan, el de 1975 no estaba en condiciones para el traslado. Uno de los cuatro empleados de la funeraria baja a la fosa con un frontal de luz. Muestra un trozo de madera que se ha desprendido del ata¨²d. Dice: ¡°Esto no se pude transportar¡±.
¡°?Qu¨¦ verg¨¹enza! ?Estar¨¢ contenta la se?ora ministra! ?Profanadores!¡±, grita Merry Mart¨ªnez-Bord¨ªu. Nadie le responde. Lee el reglamento de polic¨ªa sanitaria mortuoria sobre cuerpos embalsamados y llama a su abogado, que espera en un lateral de la bas¨ªlica con 18 familiares del dictador ¡ªde los 22 previstos, finalmente fueron 20¡ª. Luis Felipe Utrera Molina entra en la carpa sin la mascarilla y el mono blanco que llevan los dem¨¢s.
Los operarios izan el ata¨²d y lo colocan en una especie de camilla. Est¨¢ abombado por abajo, un poco abierto en los laterales. El empleado de la funeraria insiste en que no est¨¢ en condiciones para su traslado, que se puede romper. El forense coincide. Pero la familia se niega en redondo a cambiarlo. Bola?os pregunta al empleado de la funeraria si hay alguna forma de arreglarlo para que pueda salir. Le colocan una tabla de madera por debajo, ponen clavos en los embellecedores y una especie de correas abraz¨¢ndolo. Son de color naranja fosforito. El secretario general de Presidencia sugiere cubrirlo con una funda marr¨®n que tambi¨¦n hab¨ªan hecho llevar por si fuera necesaria. ¡°De ninguna manera¡±, responde Merry. Crist¨®bal habla con ella. Llaman al resto de la familia. Coinciden en que no puede salir con esas ¡°cintas naranjas¡± y aceptan cubrirlo con la tela marr¨®n sobre la que colocan el pend¨®n familiar, la cruz laureada de san Fernando y una corona de flores.
Sin m¨®viles, las autoridades se comunican con la Guardia Civil y el centro de operaciones mediante un sistema de radio por walkie-talkies y en uno de los laterales del altar han colocado un tel¨¦fono fijo del gabinete telegr¨¢fico que Bola?os usa dos veces durante la intervenci¨®n para informar al presidente en funciones de los avances e incidentes. La ministra de Justicia, Dolores Delgado, tambi¨¦n habla con Pedro S¨¢nchez desde el interior de la bas¨ªlica para comunicarle que se disponen a sacar el f¨¦retro.
El prior oficia el responso. Se extiende algo m¨¢s del minuto pactado. Las autoridades se colocan en ese momento en el lateral opuesto de la bas¨ªlica y no intercambian palabra con Santiago Cantera. Los familiares no recorren finalmente la nave, de casi 300 metros, con el ata¨²d a hombros, sino que lo levantan al final, cuando se abren las puertas de la bas¨ªlica. Pesa 60 kilos. Gritan ¡°Viva Espa?a, viva Franco¡± al introducir el f¨¦retro en el coche f¨²nebre.
4. EL TRASLADO. ¡°Mi abuelo ten¨ªa otros planes¡±
No hay niebla ni viento y el Gobierno puede poner en marcha el "plan A": traslado en helic¨®ptero. Francis Franco sigue tomando notas. En su libro La naturaleza de Franco, cuando mi abuelo era persona, dej¨® escrito: ¡°Mi abuelo nunca dijo que le enterraran en el Valle de los Ca¨ªdos. Nunca crey¨® que aquel fuese su lugar. Ten¨ªa otros planes. Hac¨ªa a?os que mi abuela y ¨¦l ten¨ªan un pante¨®n en El Pardo y siempre pens¨® que all¨ª, cerca de donde hab¨ªan pasado la mayor parte de su vida, descansar¨ªa. Pero cuando muri¨®, las m¨¢s altas instancias del pa¨ªs nos preguntaron si nos parec¨ªa bien enterrarle al lado de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera. Nos hab¨ªan presionado. Mi abuela accedi¨® a que se lo llevaran al Valle de los Ca¨ªdos. Despu¨¦s se arrepinti¨® y mi abuela lamentar¨ªa durante el resto de su vida no poder compartir con su marido la tumba de El Pardo¡±. Ahora, reinhumado en esa tumba, la familia anuncia su regreso a los tribunales para intentar enterrarlo en otro sitio.
En el helic¨®ptero viajan nueve personas: el piloto, el copiloto y el mec¨¢nico de vuelo; Francis Franco, Utrera Molina, Delgado, Bola?os, el secretario de Estado de Comunicaci¨®n, Miguel ?ngel Oliver, y un escolta. El ata¨²d se coloca entre la cabina y los asientos, que quedan dispuestos de la siguiente manera: el secretario general y la ministra a la derecha, en un asiento doble; detr¨¢s, el escolta y Oliver. Y a la izquierda, en butacas individuales, Francis Franco delante y su abogado detr¨¢s. Bola?os se coloca entre Franco y Delgado, pese a que por rango no le corresponde ese lugar, para evitar tensiones. No intercambian palabra en 20 minutos (cinco para poner en marcha el helic¨®ptero y 15 de vuelo). "Iba muy concentrada, pensando en el significado de todo esto. Ha sido muy emocionante, un d¨ªa hist¨®rico para todos los dem¨®cratas", declara la ministra a EL PA?S tras la inhumaci¨®n en El Pardo.
![Varios operarios portan el f¨¦retro con los restos mortales de Francisco Franco hacia el helic¨®ptero para trasladarlo al cementerio de Mingorrubio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VZGHI4AVX5HWK6NNFX3NTFTU4U.jpg?auth=55dbc172016e85da9a192250a35b7f8aadf79ca856cbf3c6f4498c2b8a333339&width=414)
5. REINHUMACI?N. ¡°Franco fue un gran hombre y un gran cristiano¡±
El Gobierno decidi¨® que los restos de Franco fueran reinhumados en el pante¨®n familiar de El Pardo. Pese a que la familia crey¨® durante a?os que era suyo, la titularidad correspond¨ªa a Patrimonio Nacional. El pasado verano, el Gobierno lo traspas¨® a Patrimonio del Estado. Unos d¨ªas antes de la exhumaci¨®n ofreci¨® a la familia comprarlo al precio tasado por metro cuadrado, unos 300.000 euros, despu¨¦s de que los nietos manifestaran su temor a que, al ser propiedad del Gobierno, dentro de unos a?os ¡°un presidente de Podemos¡± quisiera exhumarlo de nuevo para llevarse los restos a otros sitio. La familia rechaz¨® comprarlo. El Ejecutivo ha invertido casi 40.000 euros en su acondicionamiento.
El pacto establece que, al igual que en el Valle de los Ca¨ªdos no habr¨¢ c¨¢maras. Pero Francis Franco se enfrenta a un polic¨ªa al pasarle este la paleta detectora de metales: ¡°Usted no manda aqu¨ª, manda este se?or¡±, dice, se?alando a Bola?os. El secretario general de la Presidencia le recuerda que no pueden utilizar sus tel¨¦fonos. La tensi¨®n aumenta en Mingorrubio cuando los agentes detectan una se?al y piensan que est¨¢n grabando. ¡°Esto es como una dictadura¡±, grita el abogado de la familia.
Previamente, el Gobierno y la familia hab¨ªan negociado la duraci¨®n de la misa. Utrera dice que ¡°por lo menos 40 minutos¡±, Bola?os, 20. Se quedan en 30. Oficia la ceremonia Ram¨®n Tejero, hijo del protagonista del 23-F, que tambi¨¦n se desplaza a Mingorrubio para despedir a Franco. Durante la misa, Tejero afirma que el dictador fue ¡°un soldado, un gran espa?ol, un gran hombre y un gran cristiano¡±. Bola?os y Delgado presencian la misa en silencio. El f¨¦retro est¨¢ en todo momento cubierto- ahora s¨ª- por la bandera preconstitucional.
![Una corona de flores en el pante¨®n del cementerio de Mingorrubio el pasado viernes.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/36OTPQGYX6UKUWIUI2HPI3GSA4.jpg?auth=fc82865bb6869b983ab216f8c9117d2eb74b12f953384e791d635d9937e0bf53&width=414)
6. EP?LOGO
El Gobierno est¨¢ satisfecho con la operaci¨®n, en la que ha trabajado m¨¢s de un a?o, pese a las tensiones con la familia y la concentraci¨®n de franquistas nost¨¢lgicos en Mingorrubio y se queda con una imagen: la de la salida del f¨¦retro del Valle de los Ca¨ªdos, con los tres representantes del Ejecutivo arriba y los familiares, solos, sin honores, introduciendo el ata¨²d abajo, en la explanada. ¡°La democracia ha demostrado su superioridad moral sobre la dictadura. Todo se ha hecho con el m¨¢ximo respeto, elegancia y dignidad¡±, afirma Bola?os. Los Franco difunden un comunicado contra ¡°la profanaci¨®n¡± ¨Cavalada por los tres poderes del Estado- y hablan de ¡°circo medi¨¢tico¡± mientras se quejan de que no les permitieran tomar fotograf¨ªas o grabar los momentos m¨¢s delicados: la exhumaci¨®n y el entierro. El Gobierno ya piensa en el futuro del Valle de los Ca¨ªdos. Los benedictinos tienen pocas posibilidades de quedarse, aunque la decisi¨®n final no est¨¢ tomada. Quieren trasladar a un lateral la tumba de Primo de Rivera, pero no se opondr¨¢n si la familia quiere llevar sus restos a un pante¨®n privado que no sirva de exaltaci¨®n del franquismo. Y prepara la devoluci¨®n, en los casos en los que sea posible, de los republicanos all¨ª enterrados sin el consentimiento familiar. Pero v¨ªctimas y verdugo han dejado de compartir espacio 44 a?os despu¨¦s.
Sobre la firma
![Natalia Junquera](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0499e24b-c251-4104-bc13-0b5a971af817.png?auth=2798b3e3083534c62f9c6320408a1f88dc35066920f37c468db7bb731e06de9e&width=100&height=100&smart=true)