Casado y Rivera, dos hipot¨¦ticos socios muy mal avenidos

Dicen y presumen de que ya gobiernan juntos, en Andaluc¨ªa y Madrid, donde ya se podr¨ªan ver los frutos de su futura colaboraci¨®n estatal, pero en el debate de este lunes acapararon los duelos m¨¢s desabridos. Pablo Casado y Albert Rivera tienen hasta parecidos f¨ªsicos y est¨¦ticos razonables ¡ªahora menos, con la barba postveraniega del l¨ªder del PP¡ª, pertenecen en teor¨ªa a la nueva generaci¨®n de pol¨ªticos que deber¨ªa protagonizar los pr¨®ximos lustros de la Espa?a 4.0, pero sobreviven muy en precario, lastrados por unos resultados presentes muy limitados.

Casado, adem¨¢s, cre¨ªa que acud¨ªa al duelo cat¨®dico con el puesto de l¨ªder de la oposici¨®n ya m¨¢s que ganado y a la espera de ver despe?arse al presidente en funciones. Pero no sucedi¨®. Rivera, adem¨¢s, le tom¨® la delantera y se permiti¨® provocarle directamente en varios pasajes, lo que evidenci¨® el desconcierto del l¨ªder popular. En lo ¨²nico que este lunes Casado adelant¨® a Rivera fue al interpelar a S¨¢nchez casi una hora antes sobre su pregunta fetiche: "?Cuantas naciones hay en Espa?a?". S¨¢nchez, obviamente, pas¨® de perderse en ese fango y se entretuvo en encadenar anuncios, hasta de futuras carteras de su hipot¨¦tico nuevo Gabinete.

Hubo un momento sorprendente, en el bloque para abordar la situaci¨®n sobre el empleo, en el que Rivera fue tan duro con la corrupci¨®n del PP que Casado se sinti¨® obligado a defender las oscuridades del marianismo y acus¨® a su presunto socio prioritario de "embarrar el terreno de juego". Rivera replic¨®: "Usted ha embarrado Espa?a". Casado apel¨® a que ambos gobiernan te¨®ricamente juntos en Andaluc¨ªa: "Usted est¨¢ enga?ando a los andaluces y adem¨¢s no han gestionado nunca nada". Y se abofetearon con los nombres cruzados de unos cuantos casos de corrupci¨®n. Fue tan llamativo que Pablo Iglesias se congratul¨® de intervenir para comprometer a Pedro S¨¢nchez: "La derecha discute mucho entre ellos, pero luego no tienen dudas para gobernar juntos, a ver si aprendemos".

Hubo m¨¢s instantes desconcertantes, pero la cara m¨¢s p¨¢lida se les puso a Casado y Rivera cuando el aspirante ultra de Vox, Santiago Abascal, que se estrenaba en este tipo de debates, se enzarz¨® sin rubor alguno sobre el franquismo, el fascismo y la memoria hist¨®rica con Iglesias. Abascal presumi¨® de ser v¨ªctima de ETA e Iglesias le ense?¨® que hay m¨¢s tipos de v¨ªctimas, tambi¨¦n en Unidas Podemos, y hasta guardias civiles, que sin embargo se dedican a intentar superar esa fase f¨²nebre de nuestra historia y prefieren trabajar para promover m¨¢s igualdad y logros sociales.

Lo que no supieron o quisieron hacer, ni Casado ni Rivera, fue desmentir, contraatacar o desmontar las propuestas m¨¢s radicales y falsas de Abascal, con cuyos votos cuentan sin esperar a cuadrar las sumas tras el 10-N. El l¨ªder de Vox relacion¨® de una manera desinhibida y mirando firme a c¨¢mara inmigraci¨®n, delincuencia y hasta violaciones en manada, abog¨® por suprimir las autonom¨ªas, prometi¨® ilegalizar al PNV. Rivera y Casado le avanzaron entonces a S¨¢nchez que nunca pactar¨¢n un Gobierno de gran coalici¨®n con su PSOE.