La maldici¨®n de los partidos de centro
Los partidos de corte liberal en Espa?a no han logrado consolidarse y su destino ha sido el fracaso absoluto
Los partidos que nacen con anunciada vocaci¨®n centrista y liberal surgen con vistosidad, tienen resultados espectaculares en sus comienzos y suelen terminar abruptamente. Porque todos ellos acaban poniendo el punto final. Al menos as¨ª ha ocurrido en Espa?a en los ¨²ltimos 40 a?os. La primera dificultad est¨¢ en definir e identificar qu¨¦ es el centro pol¨ªtico, para llenarlo de contenido y de rasgos diferenciales con la derecha o la izquierda. Con esas diferencias vivieron la UCD, el CDS, el ef¨ªmero Partido Reformista Democr¨¢tico (PRD, conocido como la Operaci¨®n Roca, del pol¨ªtico catal¨¢n Miquel Roca) y UPyD. Con caracter¨ªsticas diferenciales, y con singularidades propias de cada momento pol¨ªtico, todos fracasaron. Est¨¢ por ver qu¨¦ ocurre con Ciudadanos. Pero de momento su l¨ªder, Albert Rivera, ya ha dimitido.
?Est¨¢n malditos los partidos de centro? Los pol¨ªticos y expertos consultados no achacan la culpa a los partidos como tales, sino a sus dirigentes, al modificar su raz¨®n de ser. ¡°El centro no se ha movido, ah¨ª sigue, quien se ha movido ha sido Albert Rivera¡±, se?ala la soci¨®loga y presidenta de 40dB, Bel¨¦n Barreiro.
El recorrido hist¨®rico por el centro lleva a concluir que los dos partidos hegem¨®nicos en los ¨²ltimos 30 a?os, el PSOE y el PP, han tratado de situarse en el centro para conquistar a una mayor¨ªa social. As¨ª lo reconocen en ambos partidos, tanto sus dirigentes actuales como quienes ya viven la pol¨ªtica como observadores, consultados por este peri¨®dico. No siempre los dos grandes lo han conseguido por sus aciertos: los errores de los partidos reformistas, liberales y centristas lo han propiciado en ocasiones.
En el caso de Ciudadanos, su espacio dej¨® de ser el centro para situarse en la derecha. Esa ubicaci¨®n la exhiben ya todos los estudios demosc¨®picos. En las elecciones de este 10 de noviembre, adem¨¢s, el conflicto territorial con Catalu?a, la exacerbaci¨®n de las llamadas a la unidad nacional al considerar que estaba en peligro, ha llevado a que los ciudadanos persuadidos de tal situaci¨®n se hayan ido al PP y a Vox. El PSOE ha ganado las elecciones con un llamamiento a defender la unidad de Espa?a, pero tambi¨¦n se ha dejado tres esca?os por el camino.
La tesis es que el centro existe pero que son los pol¨ªticos los que lo abandonan. Para muchos expertos, los votantes de esos partidos son cambiantes, no tienen una vinculaci¨®n emocional con ese tipo de organizaciones y su fidelidad es muy limitada. As¨ª ha sido desde los tiempos de UCD. Este partido fue esencial para la historia de la democracia espa?ola al construir el puente entre la dictadura y la democracia, y durante cinco a?os cumpli¨® una misi¨®n trascendente. Despu¨¦s, se destruy¨® por las intrigas internas, el tironeo de familias a favor de sus tesis; unas liberales, otras socialdem¨®cratas, y algunas apegadas al pasado. Para recoger al electorado que quer¨ªa cambio estaba el PSOE, que se hizo con el apoyo del centro y la izquierda.
Muchos de sus dirigentes no se resignaron a sepultar esa opci¨®n. El PRD naci¨® con el impulso del catalanista Miquel Roca, dirigente de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya. Roca parec¨ªa dispuesto a hacerse un hueco a partir de las elecciones de 1986. M¨¢s que simpat¨ªas hacia esa operaci¨®n demostraron sectores del mundo econ¨®mico y financiero. El fracaso, desde luego, no fue por falta de recursos econ¨®micos. Su r¨®tulo dec¨ªa que el partido era centrista, reformista y liberal. Pero no cal¨®, a pesar de que estaba presidido por Antonio Garrigues Walker, cuya trayectoria estaba n¨ªtidamente vinculada a esas posiciones. El PSOE revalid¨® su mayor¨ªa absoluta al conseguir mantener un caudal importante de voto centrista. Pero estaba ya en marcha la formaci¨®n del CDS, con Adolfo Su¨¢rez al frente. A pesar de que el centrismo era su tarjeta de presentaci¨®n, los ciudadanos le colocaron en la derecha. Tambi¨¦n internamente hubo divisi¨®n por esa misma raz¨®n.
Adolfo Su¨¢rez dimiti¨® en 1991, tras unos desastrosos resultados electorales en municipales y auton¨®micas. Los intentos de remontada, como el que llevaron a cabo el liberal Antoni Fern¨¢ndez Teixid¨® o Jos¨¦ Ram¨®n Caso, no tuvieron resultados. El centro se qued¨® entre el PSOE y el PP reformado. UPyD no lleg¨® tampoco a cuajar y dio paso a Ciudadanos, cuyo devenir sin Albert Rivera est¨¢ por escribir. Los postulados de su despedida de este lunes fueron una vuelta a posiciones centristas y liberales, pero su pol¨ªtica no ha sido as¨ª percibida por los votantes.
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