Riesgos limitados

El contenido del Acuerdo para un Gobierno progresista aporta menos sorpresas que imprecisiones. A los diez objetivos enunciados en el Preacuerdo para conformar un Gobierno de coalici¨®n, que se difundi¨® el 13 de noviembre, se a?ade ahora uno m¨¢s destinado a reafirmar la condici¨®n europea y global de Espa?a. Las decisiones econ¨®micas m¨¢s controvertidas que tratan de nutrir esos enunciados (elevaciones del salario m¨ªnimo, de las tarifas de los impuestos directos a las grandes empresas, contrarreforma laboral o de las pensiones, entre otras) quedan de hecho subordinadas al cumplimiento de los dos enunciados m¨¢s vinculantes, el primero y d¨¦cimo de ambos documentos: ¡°Consolidar el crecimiento y la creaci¨®n de empleo¡± y ¡°justicia social y equilibrio presupuestario¡±, respectivamente. Es razonable que se proponga como primer objetivo garantizar un crecimiento econ¨®mico y del empleo no muy inferiores a los relativamente favorables que han presidido los a?os de recuperaci¨®n. Y es muy oportuno, porque poco antes de conocerse ese acuerdo el INE confirmaba la desaceleraci¨®n en el crecimiento del tercer trimestre. Nuestra econom¨ªa no podr¨¢ sustraerse al marcado enfriamiento de la eurozona y, m¨¢s concretamente, al declive del sector industrial. Cualquier decisi¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica, desde luego la distribuci¨®n temporal de algunas de las anunciadas, deber¨¢ tomar en consideraci¨®n ese clima de menor confianza en el que las empresas industriales europeas viven desde antes del verano.

La segunda premisa es esa reafirmaci¨®n de los compromisos con la eurozona. El mejor comportamiento de nuestra econom¨ªa respecto a la eurozona en estos ¨²ltimos a?os ha coincidido con una prolongada fase de interinidad pol¨ªtica. A pesar de ello, los indicadores de riesgo, incluida la dichosa prima sobre los bonos p¨²blicos, se han mantenido en niveles hist¨®ricamente reducidos, al tiempo que los flujos de inversi¨®n extranjera directa no han dejado de crecer. La raz¨®n no es otra que el convencimiento de propios y extra?os, de inversores y empresarios espa?oles y extranjeros, de que, al menos hasta hace un rato, no hay fuerza pol¨ªtica en nuestro Parlamento que cuestione la pertenencia a la uni¨®n monetaria y el cumplimiento de sus reglas. Y eso, por s¨ª solo, es una suerte de valiosa cobertura de riesgos.

Esos ¡°mercados¡± a los que se apela en ocasiones de forma intimidatoria han tenido ocasi¨®n de valorar el impacto de algunas decisiones que ya hab¨ªan anticipado los partidos que intentan formar Gobierno. Pero tambi¨¦n habr¨¢ que contemplar en el haber de esa cuenta de p¨¦rdidas y ganancias del acuerdo la propia existencia de un Gobierno, de unos Presupuestos, de la necesaria normalizaci¨®n en la financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas, de la acci¨®n de nuestra diplomacia, de la concreci¨®n de reformas modernizadoras de nuestra econom¨ªa, de avances en la econom¨ªa digital, entre otras. En la acotaci¨®n de esos riesgos la continuidad de las ministras sectoriales (Industria y Comercio, Energ¨ªa, Hacienda, Econom¨ªa) o la m¨¢s concreta anticipaci¨®n de que la vicepresidencia econ¨®mica ser¨¢ ocupada por Nadia Calvi?o son tambi¨¦n ¨²tiles credenciales, en especial ante las instancias europeas.