Vivir en la anomal¨ªa pol¨ªtica
El Gobierno de coalici¨®n de izquierdas est¨¢ empezando con algunas formas poco comunes
Quiz¨¢ sea que el protocolo de cooperaci¨®n no est¨¢ todav¨ªa en funcionamiento. Quiz¨¢ sea que la inexperiencia ansiosa de unos (Unidas Podemos) y la veteran¨ªa resabiada de otros (PSOE) hacen que la maquinaria no est¨¦ engrasada. Quiz¨¢ sea todo fruto del azar. Quiz¨¢¡ Pero lo cierto es que el Gobierno de coalici¨®n de izquierdas, esperanza para muchos, avanzadilla del apocalipsis para otros muchos, est¨¢ empezando con algunas formas an¨®malas.
An¨®malo fue precipitar una investidura en las postrimer¨ªas de la Navidad, con la fiesta de Reyes de por medio. La posibilidad de que ERC diese un nuevo bandazo cuando se esperaban decisiones trascendentales de la Junta Electoral Central, primero, y del Tribunal Supremo, despu¨¦s, sobre la inhabilitaci¨®n del l¨ªder republicano, Oriol Junqueras, urg¨ªa a los socialistas y a Unidas Podemos a celebrar un pleno en una fecha extraordinaria.
An¨®malo fue el pleno en que fue investido S¨¢nchez, en el que una parte de los diputados grit¨® vivas al Rey en un ejercicio de reafirmaci¨®n innecesaria de una instituci¨®n que no est¨¢ en cuesti¨®n y como si con esas proclamas ofendiesen a la otra parte del hemiciclo; un pleno en el que la portavoz de ERC se dirigi¨® a los socialistas como ¡°verdugos¡± sin la debida respuesta del candidato del PSOE; en el que se alent¨® la indisciplina de voto con el fin ¨²ltimo, nada m¨¢s y nada menos, de salvar Espa?a; en el que Vox propag¨® su discurso xen¨®fobo y machista, tan t¨®xico como falsos son los datos en que se sustenta...
An¨®malo ha sido el modo en que Podemos ha ido dando a conocer su parcela de poder en el Consejo de Ministros de Pedro S¨¢nchez: primero Pablo Iglesias, luego Irene Montero¡ y as¨ª hasta llegar a Yolanda D¨ªaz, Alberto Garz¨®n, Manuel Castells, representantes cada uno a su vez de una cuota dentro del conglomerado morado (IU, Colau¡). Es imposible que Podemos ignore que al administrar los nombres de sus ministrables de la manera en que lo ha hecho se alimenta la teor¨ªa de quienes sostienen que en realidad no habr¨¢ un ¨²nico Gobierno, sino dos: el de S¨¢nchez y el de Iglesias. Tal ha sido la intencionada indiscreci¨®n que se ha destacado como algo de alta relevancia el nombre del jefe de gabinete del futuro vicepresidente del Gobierno y otros cargos secundarios de Unidas Podemos en el nonato Ejecutivo.
An¨®malo ha sido que el candidato socialista, tras decir, con l¨®gica, que Espa?a necesitaba un Gobierno cuanto antes, parase el reloj nada m¨¢s ser investido presidente. Quiz¨¢ sea porque era necesario afinar los nombres, quiz¨¢ porque hab¨ªa que revisar a fondo los curr¨ªculos, obras y perfiles en las redes sociales de cada uno de los aspirantes para evitar sorpresas inesperadas como ocurri¨® en el pasado. Quiz¨¢ solo sea una forma de marcar distancias con su socio y dejar claro qui¨¦n decide¡ al menos los tiempos.
An¨®malo es que, una vez que se ha decidido retrasar hasta el domingo el anuncio de la composici¨®n del Gobierno, parezca que el goteo de nombres y nuevos cargos (en este caso del PSOE) es una estrategia ingeniosa con la que marcar la agenda pol¨ªtica y contrarrestar de esta manera la que ha desplegado Iglesias.
An¨®malo es que a¨²n no se haya celebrado el primer Consejo de Ministros y ya se conozcan las primeras desavenencias internas entre los socios de coalici¨®n por el hecho de que Iglesias ha constatado que su vicepresidencia queda diluida al sumarse una cuarta, que ocupar¨¢ Teresa Ribera, de la que no ten¨ªa conocimiento. Es m¨¢s que previsible que en esta legislatura, por muchos protocolos que se firmen, van a abundar los titulares que subrayar¨¢n las tensiones entre PSOE y Podemos, por lo que resulta llamativo que ambas formaciones no hayan acordado c¨®mo anunciar el Gobierno como si solo hubiera uno y no dos.
An¨®malo es, en definitiva, vivir en la anomal¨ªa pol¨ªtica.
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