Empieza el juicio por el asesinato del alcalde de Polop, 12 a?os despu¨¦s
Siete acusados, entre ellos un exconcejal, se sientan en el banquillo por la muerte de Alejandro Ponsoda
Nada hac¨ªa pensar que el asesinato en 2007 de Alejandro Ponsoda, alcalde de Polop (Alicante), pudiera tener otro m¨®vil que la codicia. Un pueblo situado cerca de la costa m¨¢s castigada por la especulaci¨®n, muy pr¨®ximo a Benidorm. Parecia el h¨¢bitat propicio para un crimen por dinero, justo cuando la crisis estaba a punto de saltar. Sin embargo, la investigaci¨®n, centrada casi desde un principio en Juan Cano, concejal de Urbanismo y n¨²mero dos de la lista de Ponsoda, condujo inesperadamente a otro motivo: el odio puro.
Una tortuosa instrucci¨®n del caso y el colapso del juzgado de la capital comarcal, Villajoyosa, que investig¨® la causa, fueron postergando la fecha del juicio, que comenzar¨¢ finalmente este lunes, pese a que la fiscal¨ªa present¨® su escrito de acusaci¨®n en agosto de 2017. Cuando se re¨²na el tribunal para formar el jurado, habr¨¢n pasado 12 a?os y tres meses desde que el 19 de octubre de 2007, en torno a las 21.20, Ponsoda fue acribillado en su garaje. Alcalde apreciado por los vecinos que encadenaba victorias para el PP, agoniz¨® ocho d¨ªas en el hospital hasta que una bala, alojada en su cabeza, acab¨® con su vida. Cano asumi¨® las riendas municipales.
Pronto, todos los hilos de la investigaci¨®n llevaron a Cano, un empleado de banca que, seg¨²n la investigaci¨®n, vio en la pol¨ªtica una forma de medrar. Pero unas supuestas grabaciones en las que extorsionaba a un empresario truncaron aparentemente su carrera.
En un prost¨ªbulo
El concejal fue relegado en las listas en 2003, pero se hizo con la presidencia local del PP y se coloc¨® como n¨²mero dos en los comicios de 2007, en los que el alcalde volvi¨® a ganar. Ese verano, seg¨²n la acusaci¨®n, Cano fragua su venganza por el castigo pol¨ªtico junto a un empresario local. Para la fiscal, el crimen es el fruto de la "animadversi¨®n" que sent¨ªan hacia Ponsoda "por raz¨®n de su cargo de alcalde".
El crimen se gesta en un prost¨ªbulo donde se re¨²nen, siempre seg¨²n la investigaci¨®n, los siete encausados que se sentar¨¢n en el banquillo: Cano y el empresario de Polop Salvador Ros como instigadores del asesinato; el due?o y el gerente del club, Pedro Hermosilla y Ariel Gatto, como conseguidores, y un narcotraficante extreme?o, Ra¨²l Montero Trevejo, y dos sicarios checos, Robert Franek y Radim Rakowski, como presuntos autores materiales. Todos est¨¢n en libertad provisional. Los instigadores se enfrentan a 25 a?os de c¨¢rcel, dos menos que los supuestos sicarios y el narco.
Sin embargo, la participaci¨®n de los acusados no se puede certificar con prueba alguna. La ¨²nica base de la fiscal¨ªa es el relato de un testigo protegido, un antiguo mercenario confeso con varias muertes a sus espaldas en ?frica que se reconvirti¨® en portero de clubes nocturnos. Y que, durante la investigaci¨®n, asegur¨® que ¨¦l hab¨ªa sido la primera opci¨®n de los conspiradores.
Este testigo protegido asegur¨® que el concejal, el empresario y los dos responsables del Mesalina le encargaron el asesinato a cambio de 35.000 euros. Sin embargo, ni el guardia civil que contaba con los servicios de este testigo como confidente llega a fiarse del todo de ¨¦l, seg¨²n declara durante la instrucci¨®n. Pero doce a?os despu¨¦s del crimen, con la construcci¨®n todav¨ªa de incipiente rebrote y la econom¨ªa a¨²n dependiente del vigor tur¨ªstico de Benidorm, incluidos sus submundos, Polop estar¨¢ pendiente de un veredicto que llegar¨¢, como muy pronto, el 31 de enero.
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