Puigdemont pisa Estrasburgo entre besos y abrazos del s¨¦quito independentista

La jornada empez¨® con Quim Torra animando a los ni?os a hacer pellas en el colegio. "Gracias a los padres que hab¨¦is tra¨ªdo a vuestros hijos. Mis padres ya me llevaban a las manifestaciones y es bueno que sepan de nuestra lucha por la libertad de nuestro pa¨ªs", dijo ante los m¨¢s de un centenar de concentrados a las puertas del Parlamento Europeo en Estrasburgo. Miquel, estudiante de 3? de ESO, enseguida se dio por aludido y al acabar el discurso corri¨® a decirle, henchido de orgullo, que se estaba saltando el instituto. Torra se ofreci¨® a firmarle un permiso para sus profesores, pero al final solo se tomaron un selfie.

La celebraci¨®n moviliz¨® menos que la indignaci¨®n. Aunque la ausencia del l¨ªder de ERC, Oriol Junqueras, soliviant¨® los ¨¢nimos, nada fue igual. El 2 de julio, cuando el Parlamento Europeo empez¨® la legislatura sin Puigdemont, Com¨ªn ni Junqueras, unas 10.000 personas protestaron ante sus puertas. Este lunes apenas rondaron los dos centenares. Todo eran abrazos y besos entre el amplio s¨¦quito independentista llegado de Catalu?a para presenciar la entrada triunfal de sus l¨ªderes, rodeada de una amplia expectaci¨®n medi¨¢tica. "El ¨¦xito es esto. El ¨¦xito es no ver nada", consolaba un responsable de prensa a un compa?ero que se quejaba de que la nube de periodistas no le dejaba ver a Puigdemont.

Dos estados de ¨¢nimo conviv¨ªan entre los manifestantes: alborozo por la llegada de Puigdemont y Com¨ªn e indignaci¨®n por la exclusi¨®n de Junqueras, lo que provocaba un curioso coro en el que se alternaban v¨ªtores y abucheos. Puigdemont fue el ¨²ltimo en llegar al anta?o vedado territorio franc¨¦s. En la espera, con Torra escuchando, hablaron colectivos tan diversos como los Piratas de Catalunya, la Asociaci¨®n de Municipios por la Independencia o Juristas por la Rep¨²blica. Tambi¨¦n atend¨ªa junto al escenario, a la fr¨ªa intemperie invernal alsaciana, el consejero de Interior, Miquel Buch. Y a alguno se le ocurri¨® recordarle su historial. "?Buch no env¨ªes a los Mossos a pegarnos!", emergi¨® un grito acallado r¨¢pidamente.

La megafon¨ªa funcionaba a medio gas, lo que obligaba a alguien de la organizaci¨®n a sujetar el altavoz para dirigirlo hacia el p¨²blico. Entre tanto movimiento, la urna con el lema I want to be free que presid¨ªa la escena sufri¨® un accidente. "L'est¨¤tua de la llibertat per terra, nenas", avis¨® una manifestante al caer la r¨¦plica del monumento estadounidense colocada sobre la caja.

Puigdemont y Com¨ªn llegaron al Parlamento caminando, acompa?ados de un escolta. Se les atisbaba desde lejos porque iban rodeados de c¨¢maras. En el interior les esperaban los abogados Paul Bekaert y Gonzalo Boye, ganadores de la batalla para que ambos est¨¦n hoy sentados en su esca?o, y buena parte de la plana mayor del Govern y el Parlament, entre ellos el presidente de la C¨¢mara catalana Roger Torrent, lo que por momentos dio la sensaci¨®n de que estaban atravesando el Parc de la Ciutadella y no el puente Joseph Bech.

En el legislativo comunitario, a diferencia de en el catal¨¢n, s¨ª circulan ya por los pasillos los eurodiputados de Vox y puede haber silencios inc¨®modos en el ascensor. Sus miembros esperan arremangados a los dos nuevos inquilinos seguros de ganar la competici¨®n de qui¨¦n les responde con m¨¢s fiereza, para la que el eurodiputado Jorge Buxad¨¦ (Vox) hizo m¨¦ritos al poco de empezar la sesi¨®n poni¨¦ndose en pie y reclamando la palabra antes de que el presidente le hiciera volver a su sitio.

Pocos eurodiputados han generado un inter¨¦s tan grande el d¨ªa de su llegada. Probablemente solo otro expresidente, Silvio Berlusconi, ha acaparado tantos focos en estos d¨ªas de extra?as mudanzas a destiempo en el Parlamento Europeo. Unos vienen y otros se van. Los 73 eurodiputados brit¨¢nicos, de salida en poco m¨¢s de dos semanas, cuando se consume el Brexit. Puigdemont y Com¨ªn, de regreso a la pol¨ªtica activa, llena de r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas, tras m¨¢s de dos a?os de discursos entre asentimientos desde Waterloo.

Despu¨¦s de superar momentos al borde del precipicio, como cuando fue detenido en Alemania y finalmente excarcelado, la primera imagen de Puigdemont en la C¨¢mara europea fue sosteniendo un cartel pidiendo la libertad de Junqueras. En el festival de calificativos que depar¨® la jornada, el expresidente eligi¨® hablar de su entrada en la C¨¢mara como de "un d¨ªa largamente esperado". Com¨ªn subi¨® un escal¨®n m¨¢s, y cuando se dio cuenta era Neil Armstrong y estaba en la Luna. "Hemos caminado unos metros [para entrar al Parlamento], para nosotros ha sido solo eso, pero para la autodeterminaci¨®n de Catalu?a es un paso determinante", augur¨®.