Juicio a Trapero: Un ¡®outlet¡¯ del ¡®proc¨¦s¡¯ sin lazos amarillos
La vista contra el antiguo jefe de los Mossos recorre caminos ya trillados durante el juicio del Supremo
Lo primero que llama la atenci¨®n al entrar en la sala de vistas son los lazos amarillos. No hay. Ni uno. Tampoco hay pol¨ªticos independentistas en la puerta haciendo encendidas declaraciones contra el Estado espa?ol. Ni siquiera se ha pasado por aqu¨ª aquella activista omnipresente de ?mnium Cultural que tomaba la lecci¨®n a sus testigos en la puerta misma del Tribunal Supremo. Josep Llu¨ªs Trapero est¨¢ solo. Frente a ¨¦l, tres jueces, dos fiscales y una acusaci¨®n de rebeli¨®n que ir¨¢ desmontando poco a poco, sin levantar la voz pero sin bajarla tampoco, desde las diez de la ma?ana hasta las siete de la tarde, en un destartalado pol¨ªgono a las afueras de Madrid.
Para encontrar la raz¨®n de tanta soledad hay que hacer un corto viaje en el tiempo. Hace diez meses y cinco d¨ªas, Josep Llu¨ªs Trapero dej¨® de ser un h¨¦roe para el independentismo. Aquel 15 de marzo de 2019, el antiguo jefe de los Mossos d¡¯Esquadra acudi¨® al Tribunal Supremo para declarar como testigo en el juicio contra los pol¨ªticos secesionistas. Ten¨ªa la opci¨®n de no contestar ninguna pregunta ¡ªno en vano estaba inmerso en un proceso por rebeli¨®n en la Audiencia Nacional¡ª, pero decidi¨® enfrentarlas todas. Defendi¨® su actuaci¨®n, la de los miles de polic¨ªas a su cargo ¡ªla ant¨ªtesis del ministro Juan Ignacio Zoido¡ª y, cuando el juez Manuel Marchena le pregunt¨® si hab¨ªa avisado a Carles Puigdemont y a Oriol Junqueras de los peligros del refer¨¦ndum, Trapero chasque¨® la lengua y declar¨® con su voz quebrada:
¡ªLes dijimos que iba a haber en la calle por lo menos dos millones de personas y 15.000 polic¨ªas y que eso necesariamente iba a ocasionar conflictos graves de orden p¨²blico y seguridad ciudadana. Les dijimos que el cuerpo de Mossos no iba a quebrar la legalidad y la Constituci¨®n. Que no los ¨ªbamos a acompa?ar en su proyecto independentista.
Aquella declaraci¨®n supuso la ruptura definitiva de Trapero con el mundo independentista y la raz¨®n de su soledad actual. Cuando los polic¨ªas adscritos a la Audiencia Nacional franquean la entrada a la sala de vistas del edificio situado en San Fernando de Henares, solo entran siete familiares de Josep Llu¨ªs Trapero, de la intendente Teresa Laplana y de dos de sus superiores pol¨ªticos.
Durante toda la ma?ana y toda la tarde, el fiscal Miguel ?ngel Carballo somete a Trapero a un duro interrogatorio. Un toma y daca a ratos vertiginoso que se convierte en un espect¨¢culo porque, a diferencia de lo que suced¨ªa un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n en el juicio del Supremo, aqu¨ª no se producen interrupciones. Ni la presidenta del tribunal, Concepci¨®n Espejel, ni la abogada de Trapero, Olga Tubau, ponen ni una sola objeci¨®n a la contienda. El fiscal Carballo aprieta las tuercas al veterano polic¨ªa, casi lo reta, pero el major de los Mossos ha tenido dos a?os largos para preparar este momento y no piensa concederle ni una ventaja. Sus respuestas son concisas, sin rodeos, y su ¨¢nimo no se resiente del acoso del fiscal, que a veces pisa con la primera palabra de su pregunta la ¨²ltima frase de su oponente.
¡ª?Ten¨ªa buena relaci¨®n con el presidente Puigdemont?
¡ªNi buena ni mala.
Fiscal y acusado van transitando juntos por caminos ya trillados durante los largos meses del juicio del Supremo. El acoso del 20 de septiembre de 2017 a la Guardia Civil en la consejer¨ªa de Econom¨ªa. La actuaci¨®n de los Mossos durante el refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre. Aflora alg¨²n detalle nuevo, pero nada de gran importancia. Solo alguna opini¨®n expresada con rotundidad ¡ª¡°la v¨ªa unilateral fue una barbaridad¡±¡ª que no hace m¨¢s que ahondar en la profunda separaci¨®n entre Trapero y quienes durante una ¨¦poca lo consideraron un h¨¦roe.
El juicio contin¨²a este martes, en un pol¨ªgono destartalado a las afueras de Madrid, una especie de outlet del proc¨¦s donde hay de todo lo anterior menos lazos amarillos.
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