El elefante en la habitaci¨®n
La crisis catalana no estuvo en los discursos del Rey y Batet, pero marcar¨¢ la duraci¨®n de la legislatura y ser¨¢ el eje de todas las batallas con la oposici¨®n.
Ni la presidenta del Congreso ni el Rey lo citaron expresamente, al contrario de lo que han hecho en otros discursos, pero en los pasillos del Congreso se hablaba casi en exclusiva del gran elefante en la habitaci¨®n de la legislatura: la crisis catalana. Felipe VI hizo un llamamiento a la concordia y una petici¨®n de que Espa?a no sea ¡°de unos contra otros¡±, pero nadie ten¨ªa dudas en el mundo pol¨ªtico de que ser¨¢ una legislatura mucho m¨¢s complicada de lo que podr¨ªa hacer pensar el discurso del Rey y sus apelaciones al di¨¢logo y al esp¨ªritu del pacto constitucional. La crisis catalana, que levanta todas las pasiones, y la batalla dentro de la derecha por marcar la pauta de la oposici¨®n garantizan una temporada pol¨ªtica muy agitada.
Los grupos se concedieron una especie de d¨ªa de tregua, pero la batalla vuelve enseguida y la reuni¨®n de Pedro S¨¢nchez con Quim Torra el jueves devolver¨¢ las cosas a la normalidad de la crispaci¨®n y reanudar¨¢ la larga batalla en la que la oposici¨®n sube cada d¨ªa el nivel convencida de que el Gobierno puede quedar muy debilitado e incluso caer en unos meses si la crisis catalana se complica.
?Cu¨¢nto durar¨¢ el Gobierno de coalici¨®n? Esa es la gran pregunta que recorr¨ªa ayer los pasillos del Congreso, donde estaba no solo el coraz¨®n de la pol¨ªtica actual y de otras generaciones, como los padres de la Constituci¨®n Miquel Roca y Miguel Herrero de Mi?on, que depart¨ªan en conversaciones centradas en Catalu?a y en la estabilidad del Gobierno.
Las respuestas var¨ªan, pero empieza a consolidarse la idea de que este Gobierno, pese a su evidente debilidad parlamentaria ¡ªS¨¢nchez fue investido con un ajustad¨ªsimo 167 a 165¡ª puede durar bastante porque les interesa a todos los protagonistas. Sin duda al PSOE, que ha visto las orejas al lobo con un resultado en noviembre peor que el de abril y quiere desarrollar su gesti¨®n progresista para consolidarse.
Tambi¨¦n a Unidas Podemos, que perdi¨® siete esca?os en noviembre y ha hecho del ¨¦xito del primer Ejecutivo de coalici¨®n su gran apuesta estrat¨¦gica para demostrar que ha dado un salto total desde su nacimiento como formaci¨®n antisistema y ahora es un partido de Gobierno que quiere desarrollar su gesti¨®n y poder ofrecer a sus electores logros concretos como el salario m¨ªnimo. El equilibrio que hizo ayer este grupo radicalmente republicano y antimon¨¢rquico entre sus ministros aplaudiendo al Rey y sus diputados con las manos bajas para no dar su respaldo a Felipe VI muestra hasta qu¨¦ punto est¨¢ dispuesto a hacer ese giro hacia una formaci¨®n que quiere consolidarse en el poder.
Le interesa tambi¨¦n a los dem¨¢s socios de la mayor¨ªa, en especial al PNV, que siempre ha apostado por la estabilidad y nunca tuvo ning¨²n problema en aceptar que entrara Unidas Podemos en el Gobierno.
Y en teor¨ªa, y esta es la ¨²nica gran duda que resolver¨¢n las elecciones catalanas, le interesa a ERC, que ha hecho una apuesta estrat¨¦gica al permitir que gobierne S¨¢nchez porque cree que con ¨¦l podr¨¢n negociar mucho mejor que con cualquier otro. En el mundo pol¨ªtico se asume que lo m¨¢s probable es que ERC siga la misma l¨ªnea de la investidura en los Presupuestos. Muchos socialistas sue?an con la posibilidad de que los republicanos logren despegarse de la formaci¨®n de Carles Puigdemont para gobernar en la Generalitat con los comunes y un apoyo externo del PSC, por mucho que ahora esta formaci¨®n niegue esa posibilidad.
En ning¨²n caso el PSC entrar¨ªa en el Gobierno, pero podr¨ªa asumir el coste de permitir la investidura como hizo ERC con S¨¢nchez. Eso dar¨ªa mucha m¨¢s estabilidad a la exigua mayor¨ªa del PSOE y Unidas Podemos en el Congreso. Pero antes de que todo eso llegue ¡ªquedan meses¡ª la inauguraci¨®n solemne dej¨® una minitregua rota por ERC, Junts, BNG y Bildu, que no quisieron estar en el acto como modo de rechazo al Rey, y Vox, que intent¨® dar la nota ocupando esca?os socialistas. Despu¨¦s de un rato de tensi¨®n, con los diputados del PSOE con sus espaldas pr¨¢cticamente encima de los de Vox, Santiago Abascal mand¨® parar. ¡°No soportaron ver nuestros traseros. Les pusimos un muro de traseros¡±, bromeaba uno de los diputados del PSOE que se mantuvo fuerte. Hasta en eso hubo tregua. Pero durar¨¢ poco.
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