Ponsat¨ª compara en la Euroc¨¢mara la expulsi¨®n de los jud¨ªos con el ¡°desprecio¡± a la ¡°minor¨ªa catalana¡±

Hitler. Expulsi¨®n de jud¨ªos. Espa?a. Las alusiones a la historia como fuente de agravio son habituales en el independentismo catal¨¢n, pero el viaje en el tiempo suele tener como parada m¨¢s repetida el franquismo. La eurodiputada de Junts per Catalunya Clara Ponsat¨ª cambi¨® ayer el itinerario para agrupar en su primera intervenci¨®n ante el Parlamento Europeo las tres ideas iniciales. ¡°Uno de los cr¨ªmenes m¨¢s serios contra el pueblo jud¨ªo tuvo lugar en 1492 cuando los denominados Reyes Cat¨®licos ordenaron la expulsi¨®n de los jud¨ªos de Sefarad. Este primer episodio de antisemitismo de Estado, admirado por Adolf Hitler y que va a intentar superar, es la piedra angular del tr¨¢gico historial espa?ol de intolerancia. Hoy esta intolerancia toma la forma del desprecio a los derechos de la minor¨ªa catalana¡±, afirm¨® en su estreno en Estrasburgo.

Pocos dudaban de que la irrupci¨®n en el hemiciclo de Carles Puigdemont, Toni Com¨ªn y la propia Ponsat¨ª, los tres europarlamentarios fugados en B¨¦lgica y Escocia, iba a ir aparejada de una feroz campa?a de desprestigio contra las instituciones espa?olas. Y la docente de la Universidad de Saint Andrews no ha tardado en demostrar que gran parte de su actividad parlamentaria ir¨¢ enfocada al desgaste en el exterior de la imagen de Espa?a. ¡°Mientras la Fundaci¨®n Franco sigue siendo legal, los jueces espa?oles usan las leyes contra el odio para perseguir a los profesores catalanes que critican la violencia de la Guardia Civil¡±, a?adi¨®.

El funesto diagn¨®stico de la calidad de la democracia espa?ola fue tambi¨¦n objeto de una dura intervenci¨®n por parte de Carles Puigdemont. El expresidente catal¨¢n utiliz¨® su turno de palabra en el debate sobre la situaci¨®n del estado de derecho en Polonia para acusar a la UE de aplicar un ¡°doble rasero¡± en sus est¨¢ndares. ¡°Ser fuerte con los d¨¦biles y d¨¦biles con los fuertes es tambi¨¦n una violaci¨®n del estado de derecho. Los ciudadanos polacos que siguen este debate se pueden plantear: ?Y qu¨¦ pasa con Espa?a? ?Por qu¨¦ Espa?a puede ignorar a la comisi¨®n de derechos humanos de Naciones Unidas o las resoluciones del Tribunal de Justicia de la UE? ?Por qu¨¦ las cosas est¨¢n bien si es Espa?a la que encarcela a prisioneros pol¨ªticos?¡±.

Pese a los continuos paralelismos trazados por los dirigentes independentistas entre la Espa?a actual y la del periodo de los Reyes Cat¨®licos o el franquismo, y las tambi¨¦n recurrentes referencias a Polonia o Turqu¨ªa, se?alados internacionalmente por su falta de respeto a los derechos humanos o la separaci¨®n de poderes, la cuesti¨®n catalana sigue sin entrar en la agenda europea. La presencia de los tres eurodiputados de Junts per Catalunya ¡ªy de Diana Riba, de ERC¡ª, no ha logrado generar una corriente de simpat¨ªa. Ni siquiera con la firma de una carta respaldando la libertad del l¨ªder de ERC Oriol Junqueras, que solo rubricaron 44 europarlamentarios, el 6% del total.

La mayor evidencia de esa soledad parlamentaria ha sido el rechazo de Los Verdes a admitir a Puigdemont, Com¨ªn y Ponsat¨ª en su grupo por su cercan¨ªa a los nacionalistas flamencos antiinmigraci¨®n de la N-VA y su falta de credenciales ecologistas. La gran prueba de fuego para los tres llegar¨¢ en los pr¨®ximos meses, cuando la C¨¢mara decidir¨¢ si les despoja de su inmunidad parlamentaria para que la euroorden en su contra pueda continuar. Populares y socialistas dan por hecho que una mayor¨ªa de los eurodiputados votar¨¢n a favor de retirarles la inmunidad.