Tabata Amaral, pol¨ªtica: ¡°Mi conexi¨®n con los j¨®venes no es por Harvard, es porque s¨¦ lo que es trabajar¡±
Dicen que es demasiado t¨¦cnica, aburrida incluso, pero Brasil la conoce simplemente por su nombre de pila. Esa familiaridad refleja confianza en una diputada que no desprecia lo pol¨ªtico y exprime lo aprendido de un origen humilde
La feroz campa?a electoral la ha dejado exhausta. Todav¨ªa son d¨ªas de locos, de una reuni¨®n tras otra para resolver el futuro de todo el equipo que la ha acompa?ado en la carrera para ser alcaldesa de S?o Paulo, la mayor ciudad del hemisferio Sur, que ha terminado cuarta (10% del voto). Pese al tropiezo, a?ade a la mochila la valiosa experiencia de una campa?a que se considera trampol¨ªn a la Presidencia de Brasil.
De todos modos, la diputada Tabata Amaral (30 a?os, S?o Paulo) tiene clar¨ªsimo que la etapa m¨¢s dura y dif¨ªcil de su vida fue la que coincidi¨® con la secundaria. En aquella ¨¦poca los vaivenes de su padre, un cobrador de autob¨²s dependiente de las drogas y el alcohol, y las penurias econ¨®micas marcaban el paso a la familia mientras ella conquistaba ¨¦xitos acad¨¦micos. Acumulando medallas en olimpiadas de ciencia para el alumnado de la red p¨²blica, consigui¨® una beca para un colegio privado.
S¨®lo entonces conoci¨® el centro de la metr¨®poli, fue como aterrizar en Disneylandia. Estudiosa y brillante, bordaba desde los siete a?os para ayudar a pagar las facturas de casa. Su madre, se?ora de la limpieza en una librer¨ªa, bromea con que se qued¨® bajita por exceso de lectura. La instalaron en una pensi¨®n al lado del colegio y s¨®lo volv¨ªa a su barriada de Vila Mission¨¢ria los fines de semana. Jam¨¢s se sinti¨® tan sola.
Luego vino la beca en Harvard, donde cambi¨® la Astrof¨ªsica por la Ciencia Pol¨ªtica, y, a los 25 a?os, el esca?o en el Congreso. Lleg¨® a Brasilia con el pa¨ªs sumido en el hartazgo hacia la vieja pol¨ªtica. Era 2018 y Brasil acababa de abrazar la antipol¨ªtica al elegir al exmilitar Jair Bolsonaro presidente. Amaral supli¨® la falta de experiencia pol¨ªtica con una s¨®lida preparaci¨®n acad¨¦mica, excelente oratoria y enormes dosis de entusiasmo.
Recibe puntual¨ªsima con un abrazo y un beso en la sede de la campa?a electoral, una tarde de octubre. Cuando el m¨®vil suena, mira qui¨¦n llama sin responder. Para relajarse, le gusta correr, ir al gimnasio o el senderismo. Pretende visitar con su novio todos los parques nacionales de Brasil. Se conocieron en el Congreso. Misma edad, mismo partido, ¨¦l tiene un origen diametralmente opuesto. Jo?o Campos, 30 a?os, es heredero de una dinast¨ªa pol¨ªtica. La noche del 6 de octubre fue tan amarga para ella como dulce para ¨¦l, que fue reelegido alcalde de Recife (Pernambuco) en primera vuelta.
Pregunta: ?Alguna vez siente envidia de los astronautas que trabajan en la estaci¨®n espacial internacional y ven el planeta desde una perspectiva ¨²nica?
Respuesta: A veces, estos ¨²ltimos a?os, me he preguntado: ?qu¨¦ hago aqu¨ª? ?Por qu¨¦ no estoy investigando? Dura segundos porque estoy muy convencida de mi misi¨®n. Realmente creo que la pol¨ªtica puede ser un lugar de transformaci¨®n. Mi trayectoria pol¨ªtica est¨¢ repleta de desaf¨ªos, nunca fue un caramelito. No pasa un mes sin un ataque importante, sin una amenaza importante, sin una cancelaci¨®n importante, sin una cr¨ªtica importante. Desde que fui elegida diputada, estoy mucho bajo los focos, las cr¨ªticas son tantas como los focos. Pero hay instantes que hacen que todo valga la pena.
P: Cu¨¦nteme alguno...
R: Dos, bien distintos. Tuve la alegr¨ªa de aprobar proyectos estructurales que durar¨¢n d¨¦cadas, como las compresas [gratuitas] en las escuelas o P¨¦ de Meia [un programa de incentivos para que los estudiantes no abandonen la Secundaria por la necesidad de ayudar econ¨®micamente a sus familias]. En esos momentos sientes que todo vale la pena, incluso el riesgo personal. ?El viaje es dif¨ªcil? Siendo mujer y viniendo de donde vengo, mucho. Hay mucha m¨¢s lucha y dolor que alegr¨ªa. Pero, cuando me cruzo con una ni?a en la periferia que me dice que de mayor quiere ser como yo, me emociono. Yo jam¨¢s pens¨¦ que podr¨ªa ser pol¨ªtica, por mi estatus social, por ser mujer, porque no soy hija de nadie importante.
P: Usted es resultado de un experimento pol¨ªtico, de los laboratorios para formar nuevos liderazgos en Brasil. ?C¨®mo cree que deben ser los pol¨ªticos del futuro?
R: Un apunte. Yo misma fund¨¦ uno de esos movimientos de renovaci¨®n pol¨ªtica, Acredito [Creo, en portugu¨¦s]. Aprend¨ª que esos movimientos son fundamentales para dar el empuj¨®n inicial a quienes no son hijos de pol¨ªticos o no tienen padrino pol¨ªtico. En 2018 dej¨¦ mi empleo, con toda la familia en contra, para presentarme a las elecciones. Saber que no estaba sola fue clave. Pero luego tuve que hacer una transici¨®n. Construir un grupo pol¨ªtico dentro de un partido. Entend¨ª que, para realizar mi gran sue?o, tendr¨ªa que formar un grupo con gente que, como Geraldo Alckmin [vicepresidente de Lula], suma muchos m¨¢s a?os de trayectoria.
P: ?En qu¨¦ es usted distinta a los pol¨ªticos de siempre?
R: ?Muchas cosas! La m¨¢s evidente, soy mujer. Lo ¨²nico que Pablo Mar?al [un gur¨² de la autoayuda, evang¨¦lico, que revolucion¨® la campa?a de S?o Paulo y qued¨® tercero] quer¨ªa en estas elecciones era que yo dijera que es machista. Me asegur¨¦ de no hacerlo. Funcion¨®. Creo que yo lo dej¨¦ fuera de la segunda vuelta porque insist¨ªa en recordar al electorado que soy mujer.
P: Seg¨²n ¨¦l, una mujer muy preparada porque no tiene hijos ni marido.
R: Exacto, y dijo cosas peores, como que mi padre se suicid¨® por mi culpa. Como l¨ªder de este proyecto, para m¨ª fue muy mportante decir que s¨ª, que soy una mujer joven y eso es maravilloso. Si hay algo que divide mucho en este pa¨ªs es c¨®mo lidiar con el machismo. No quiero ir de v¨ªctima, prefiero unas botas, chaqueta de cuero, ser grosera, se?alar con el dedo y decirle: ¡°Mar?al, eres un criminal¡±. As¨ª es como afronto a quien me dice que no puedo hacer pol¨ªtica por ser mujer. Creo que darle la vuelta y decir ¡°Ay, es un machista¡±, es una trampa. La honestidad tambi¨¦n me distingue de otros. Con eso, ni media broma. Aqu¨ª no hay ni un real no declarado y mi partido [Partido Socialista Brasile?o] no negocia cargos a cambio de apoyo. En un contexto donde tanto la izquierda como la derecha han fracasado en el cap¨ªtulo de la ¨¦tica, creo que luchar contra la corrupci¨®n es importante.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s de que Tabata Amaral supiera que hab¨ªa sido aceptada en la Universidad de Harvard, su padre se suicid¨®. No era el biol¨®gico, sino el ¨²nico que tuvo desde el d¨ªa que naci¨®. Se convirti¨® en una figura central en su historia, como ocurri¨® en el caso de Barack Obama (hijo de una antrop¨®loga de Kansas y un estudiante de Kenia) o ahora con Kamala Harris (hija de una cient¨ªfica india). El progenitor de la brasile?a era un so?ador que inculc¨® a sus hijos la afici¨®n a las matem¨¢ticas, a leer, que escrib¨ªa. Sus graves problemas de salud, que lo alejaban de casa y tra¨ªan de vuelta, marcaron la vida familiar, siempre angustiada y sumida en la incertidumbre.
Cuando falleci¨®, todo salt¨® por los aires. Tabata no dejaba de llorar. Se le pas¨® por la cabeza renunciar a Harvard, una de las mejores universidades del mundo. Su madre, la familia, sus profesores, su barrio la frenaron en seco con un mensaje claro: ¡°?Crees que esto es s¨®lo sobre ti?¡±. Ir¨ªa a Harvard, por supuesto. El sue?o personal se hab¨ªa convertido en un proyecto colectivo gracias al sacrificio de muchos.
P: En este panorama de votantes desencantados, ?c¨®mo conecta con ellos?
R: A menudo o¨ª que no tendr¨ªa la menor opci¨®n, que soy demasiado t¨¦cnica, aburrida. Y luego, ese mantra de que en pol¨ªtica lo que cuentan son los sentimientos. Me tomo a la gente y S?o Paulo muy en serio. Nuestra campa?a fue la segunda en redes sociales [tras Mar?al, el influencer] en t¨¦rminos de participaci¨®n, de b¨²squedas en Google. Y nada de noticias falsas, ni de discurso de odio. Todav¨ªa estamos aprendiendo, pero con propuestas, una actitud combativa y sentimientos como el coraje logramos colocarnos con fuerza frente a quienes solo explotan el miedo. Tambi¨¦n fue importante hablar de cari?o, de amor.
P: ?Y su receta para atraer al electorado joven?
R: Lo que yo llamo tener una licenciatura en realidad. Mi origen es muy com¨²n al de la inmensa mayor¨ªa de los j¨®venes brasile?os.
P: Extremadamente at¨ªpico en el Congreso de Brasil.
R: Eso. Si tengo tan buena conexi¨®n con los j¨®venes no es por Harvard, ni por el Congreso. Es porque s¨¦ c¨®mo es la escuela p¨²blica, s¨¦ qu¨¦ es trabajar y llevar dinero a casa con siete a?os. S¨¦ lo que es tener la salud mental hecha trizas y no poder hablarlo con nadie. Cuando hablo de P¨¦ de Meia [para que los estudiantes no dejen el colegio para trabajar], mucha gente rica no lo entender¨¢. Pero tiene mucho eco entre los j¨®venes. Los de la periferia conocen esa presi¨®n de tener que llevar dinero a casa desde peque?os.
P: ?C¨®mo reun¨ªa dinero a los siete a?os?
R: Bordaba. Cocinaba, limpiaba la casa. Yo quer¨ªa hacer otras cosas, leer, ballet, hacer los deberes. Solo 20 a?os despu¨¦s entend¨ª que deber¨ªa haber tenido una infancia diferente. No se debat¨ªa, era as¨ª. Esa licenciatura en la realidad se traduce en el discurso, en mis propuestas, mis prioridades. Con eso y con unas redes sociales divertidas conecto con la juventud.
P: Mientras M¨¦xico elige presidenta entre dos candidatas y las mujeres ocupan la mitad de los esca?os, Brasil sigue anclado en el pasado, con un 17% de mujeres en el Congreso y los Ayuntamientos. ?Qu¨¦ efectos tiene la ausencia de la mitad de la poblaci¨®n de los espacios de poder?
R: Son voces que no se escuchan, lo vemos constantemente. De ah¨ª la lucha colectiva de la bancada parlamentaria de mujeres por cosas obvias, como las compresas en las escuelas o los tom¨®grafos para que las mujeres en silla de ruedas puedan hacerse un examen de mama. La experiencia de las mujeres ha sido ignorada¡ Hasta hace poco [2016], el Senado no ten¨ªa un ba?o femenino. El permiso de paternidad dura menos que el Carnaval, esa es una lucha que lidero en el Congreso. Tenemos unas l¨ªneas de autob¨²s dise?adas para los desplazamientos de los hombres, y no de las mujeres que van al trabajo, la compra, la guarder¨ªa, la iglesia¡ La falta de alumbrado p¨²blico, las madres que llamo ¡°at¨ªpicas¡±, que tienen hijos con deficiencia y a menudo son abandonadas cuando el padre descubre la discapacidad.
Tenemos un mundo que solo se construye desde la perspectiva masculina por la ausencia de mujeres. Y por otro lado, la violencia. A ninguno de mis oponentes masculinos le han fabricado, con inteligencia artificial, im¨¢genes en las que aparecen desnudos. A m¨ª s¨ª.
P: Viejos ataques envueltos en la tecnolog¨ªa m¨¢s novedosa.
R: Hemos presentado incontables demandas judiciales, que posiblemente acabar¨¢n en nada, por im¨¢genes m¨ªas pornogr¨¢ficas, por las amenazas de violaci¨®n en grupo que recibo por tel¨¦fono o correo electr¨®nico¡ Ante semejantes dosis de odio y violencia, las mujeres se desaniman. Me compromet¨ª a que la mitad de nuestros candidatos a concejal fueran mujeres. Pero las fui perdiendo ante la falta de apoyo en la prensa, ante los insultos por un post o porque el marido no les dej¨® ante las amenazas en redes¡ Es muy frustrante porque yo ten¨ªa el dinero, en el partido ten¨ªan visibilidad, pero fall¨¦ porque me enfrento a una historia que viene de hace siglos. No me rindo. La pr¨®xima vez lo har¨¦ mejor.
P: Brasil es un laboratorio en el combate contra la desinformaci¨®n. ?C¨®mo lucha para que su discurso no sea manipulado?
R: Primero, creo que Brasil da un mal ejemplo al no regular las redes sociales. Debemos hacer un poco de lo que hizo Europa. En eso, funcionamos como una rep¨²blica bananera. [Las tecnol¨®gicas] no dan cuenta de nada, ni transparencia sobre algoritmo, presencia de robots, financiaci¨®n en la red social¡ Y vimos que Mar?al se aliment¨® [ilegalmente de] una mafia digital. El Congreso tiene enormes dificultades para regular debido al lobby de las redes sociales, que es muy fuerte. El poder judicial electoral es completamente incapaz. La cantidad de noticias falsas que circularon sobre m¨ª en estas elecciones no se ha visto jam¨¢s en la historia, fake news pornogr¨¢ficas, fake news sobre mi relaci¨®n [de pareja], sobre la muerte de mi padre¡ ?A qu¨¦ punto hemos llegado si el peri¨®dico m¨¢s importante del pa¨ªs lo replica en busca de likes? Estoy absolutamente convencida de que mi v¨ªdeo de respuesta no tuvo el mismo impacto, pero tendr¨¢ m¨¢s repercusi¨®n que una nota de rechazo. Sabemos jugar en las redes sociales e incluso en v¨ªdeo.
P: Quiz¨¢s se refiere al momento en que estall¨® en una entrevista diciendo: ¡°?Sabe cu¨¢l es la mayor mierda? Yo estaba ah¨ª, como una hija de puta, hablando de mis propuestas, teniendo un debate serio, y estoy segura de que ma?ana solo hablar¨¢n del pu?etazo¡±...
R: En el campo democr¨¢tico, centro izquierda, centro derecha, y siendo absolutamente modesta, creo que soy una de las personas que mejor confronta a la gente en redes sociales sin financiaci¨®n ilegal, sin noticias falsas, sin discursos de odio. Pero, ?estoy logrando el mismo impacto que las mentiras que se propagan sobre m¨ª? De ninguna manera. Y no las difunde solo la derecha, tambi¨¦n la izquierda publica innumerables mentiras sobre m¨ª. V¨ªdeos con millones de visitas, y no se hace nada. Nada.
P: ?C¨®mo se define ideol¨®gicamente?
R: He intentado presentarme de varias maneras, de centro, de centro izquierda, progresista, socialdem¨®crata... y ninguna tuvo ¨¦xito. Me di por vencida porque la gente de izquierdas siempre dir¨¢ que soy de derechas y la gente de derecha siempre dir¨¢ que soy de izquierda. Y el centro no existe hoy en Brasil. Mi intenci¨®n es ayudar a construir una opci¨®n de centro, lo que fue la socialdemocracia en Brasil. Una visi¨®n que pueda combatir la desigualdad, abordar la cuesti¨®n ambiental, la educaci¨®n p¨²blica, pero al mismo tiempo hablar de emprendedurismo, de combatir la corrupci¨®n, de seguridad p¨²blica. Unos me llaman comunista, otros neoliberal. As¨ª que renunci¨¦ a etiquetas. Si hay algo que creo que la gente tiene claro, es que soy coherente.
Sus compatriotas la descubrieron al poco de llegar al Congreso. La novata aplicada con cara de ni?a buena puso en su sitio al ministro de Educaci¨®n de Bolsonaro, un fil¨®sofo muy ideol¨®gico de 75 a?os, en una comisi¨®n parlamentaria. ¡°No es posible que, despu¨¦s de un trimestre [en el cargo], usted presente un power point con dos o tres puntos por cada ¨¢rea de educaci¨®n. Esto no es planificaci¨®n estrat¨¦gica. ?Esto es una lista de deseos!¡±, le espet¨® sin alzar la voz. El duelo viraliz¨®. Y qued¨® consagrada a la brasile?a: para todos es Tabata, a secas, con acento en la primera ¡°a¡±. Los paulistanos que la descubren en la acera, mientras posa para la fot¨®grafa en una de las avenidas con m¨¢s tr¨¢fico de la ciudad, tocan la bocina o bajan la ventanilla para saludarla.
P: Brasil tiene unas universidades p¨²blicas de primer nivel y una educaci¨®n b¨¢sica de muy mala calidad. ?C¨®mo propone mejorar la educaci¨®n? ?C¨®mo deber¨ªa ser la educaci¨®n del futuro?
R: ?Sabe por qu¨¦ tengo este empe?o en ser alcaldesa de S?o Paulo? Porque lo que falla es la base, la concepci¨®n de lo que se hace en educaci¨®n. Y solo puedo cambiarlo como alcaldesa. Defiendo un modelo de educaci¨®n hol¨ªstico, en el que el ni?o de un colegio p¨²blico tenga lo que tiene el hijo del rico. Primero, enfoque total en la primera infancia y la educaci¨®n b¨¢sica, porque la desigualdad empieza dentro del vientre. Educaci¨®n no es solo portugu¨¦s, matem¨¢ticas. Quiero ballet, teatro, intercambios¡ Propongo que al menos un ni?o de cada escuela p¨²blica viaje, que se saque el pasaporte, vaya de intercambio y traiga a su comunidad un repertorio de cosas, incluido el ingl¨¦s. Soy lo suficientemente t¨¦cnica y aburrida para saber que bajo mi gesti¨®n alfabetizar¨ªamos al 100% de los ni?os. Pero no es solo eso. Es el papel de la cultura deportiva, la educaci¨®n c¨ªvica, de las olimpiadas de matem¨¢ticas¡ Es el tipo de educaci¨®n que buscan los que tienen dinero. Seguir¨¦ luchando como diputada federal para hacer cambios estructurales.
P: ?Qu¨¦ ha aprendido en la campa?a a la alcald¨ªa de S?o Paulo?
R: La termino con la piel m¨¢s dura. Todav¨ªa me emociono con facilidad, soy conocida por eso. Pero siento que he envejecido muchos a?os. Hace seis, siete, ocho a?os, cuando empec¨¦, se trataba s¨®lo de mi candidatura. Ahora era responsable por las candidaturas de 56 personas, 56 trayectorias, sue?os, desaf¨ªos. Liderar un grupo pol¨ªtico es mucho m¨¢s complejo que liderar tu proyecto pol¨ªtico. Hay asuntos t¨¦cnicos. ?C¨®mo recabar recursos y coordinar un equipo de decenas de personas en un universo en el que tus rivales tienen mucho m¨¢s dinero y no cumplen la ley electoral? Sent¨ª a menudo que era la ¨²nica candidata que cumpl¨ªa la ley electoral.
P: ?Qu¨¦ puede aprender Occidente, el mundo rico, de Brasil y del sur global?
R: (Silencio)¡ Estoy pensando¡ Tenemos un pueblo muy diverso, pero tambi¨¦n muy resiliente, muy creativo y muy trabajador. Lo veo en mi familia, ?sabe? Para que yo llegara aqu¨ª, ?mucha gente tuvo que sacrificar tanto! Si vas a cualquier comunidad y preguntas, hay tantos sue?os, tanto poder¨ªo, tanta lucha, tantas ganas. Creo que esto es lo mejor que tenemos. Y por eso me centro tanto en temas como educaci¨®n, empleabilidad y formaci¨®n t¨¦cnica. Creo que, en t¨¦rminos de pol¨ªtica p¨²blica, P¨¦ de Meia es un gran ejemplo que podr¨ªa tener sentido para otros pa¨ªses con problemas de evasi¨®n escolar.
Creo que tenemos que aprender de nosotros mismos. ?Conoc¨ª a tanta gente sabia saliendo a la calle! Tengo un t¨ªtulo acad¨¦mico, s¨¦ calcular impactos de pol¨ªticas p¨²blicas, compararlos y tal, pero la inspiraci¨®n para los grandes proyectos viene de la calle, de mi historia, o de una historia que oigo. Creo que en pol¨ªtica se escucha muy poco, la poblaci¨®n lo sabe. Una parte de la izquierda brasile?a ha dejado de hablarle a la gente. No voy a permitir que el discurso de combatir la desigualdad se convierta en un monopolio de esta parte de la izquierda, porque no llegar¨¢ al poder en esta elecci¨®n ni en la pr¨®xima. Necesitamos un camino alternativo.
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