En la econom¨ªa colaborativa tambi¨¦n se intercambia sudor
Si Airbnb facilita el alojamiento, las plataformas de microtareas ofrecen... trabajadores
Los portales de microtareas, una de las patas del vasto y ambiguo paraguas de la llamada econom¨ªa colaborativa, le ha dado el en¨¦simo giro de tuerca al mercado laboral. Etece.es, Cronoshare, UpWork o Click&Task son algunos de los que operan en Espa?a. Mec¨¢nico, canguro, DJ, pintor, fisioterapeuta, entrenador personal, asesor fiscal, peluquero, inform¨¢tico, detective privado, periodista... La lista de servicios anunciados en estas webs es ampl¨ªsima. Y los precios, variables. En Etece.es, el mayor de ellos, se oferta "limpieza del hogar en Madrid" desde 9,90 euros la hora. En otros portales las tarifas no est¨¢n a la vista hasta que el cliente pide presupuesto: lo que se pague o no depende de la negociaci¨®n de las partes.?Se puede contratar por horas o por tareas puntuales. Todo cabe en estos sites: desde profesionales altamente cualificados hasta particulares dispuestos a hacer recados. Por ejemplo, guardar cola para comprar entradas de espect¨¢culos (esta es una de las tareas m¨¢s demandadas en TaskRabbit, la web estadounidense que inaugur¨® este modelo). De ah¨ª la complejidad del tema: ?c¨®mo se debe tratar a quienes prestan los servicios? ?Son o no son trabajadores? Y en caso afirmativo, ?qu¨¦ derechos y obligaciones tienen?
Veamos qu¨¦ tiene que ver todo esto con Airbnb o Uber, los estandartes de la econom¨ªa colaborativa. Silicon Valley tiene sus propios mandamientos. Ocupa un lugar destacado el que dice que internet est¨¢ creando un mundo mejor al estrechar los lazos de la comunidad global. Que la red derriba barreras y mejora la productividad all¨ª por donde pasa. Todo funciona m¨¢s r¨¢pido, a menor coste y de forma m¨¢s eficiente si est¨¢ conectado. La econom¨ªa colaborativa o de plataformas es, para quienes predican el credo de la Meca de los emprendedores, uno de los ejemplos que demuestran el poder transformador de internet. Se dice de ella que literalmente dota de una nueva utilidad a activos desaprovechados: Airbnb ha ayudado a que los propietarios saquen una mayor rentabilidad de sus inmuebles; servicios como Blablacar permiten que varias personas compartan los gastos de sus viajes; el crowdfunding y las fintech han demostrado que el ahorro de los particulares puede financiar proyectos que la banca tradicional quiz¨¢ desde?ar¨ªa por arriesgados y a un coste considerablemente menor. Y un largo etc¨¦tera.
El transporte, el alojamiento, la financiaci¨®n o hasta la educaci¨®n (v¨¦anse los MOOC) no es lo ¨²nico que intercambian los particulares sirvi¨¦ndose de la econom¨ªa colaborativa. Algo tan anal¨®gico como el sudor de la frente tambi¨¦n es susceptible de mercadearse. Inspirados en los bancos de tiempo, en los que se acuerda realizar una tarea X a cambio de recibir de alguien una tarea Y, en los ¨²ltimos a?os han proliferado webs en las que las personas ofrecen sus servicios como fontanero, profesor de ingl¨¦s, cuidador de mascotas o contable. Aunque aqu¨ª el altruismo se cambia por la remuneraci¨®n.
¡°En nuestro caso, la gente empez¨® ofreciendo servicios relacionados con el hogar, como limpieza o reparaciones, y tambi¨¦n tareas vinculadas a los eventos, como camarero o maquillaje. ?ltimamente hemos incluido m¨¢s apartados: desde clases particulares y cuidado de mayores hasta asistencia a oficinas¡±, explica Zaloa Urrutikoetxea, consejera delegada de Taskia, uno de los ¨²ltimos portales de microtareas en llegar al mercado. ¡°Quienes anuncian sus servicios le ponen un precio orientativo, que incluye IVA. A partir de ah¨ª, se abre un chat con el posible cliente en el que se negocian las condiciones¡±, indica. Aunque las partes tienen margen para acordar los t¨¦rminos, la web impide que el precio bruto por hora sea inferior a los 6 euros.
En otros sitios, como Trabeja.com, todos los precios de quienes ofertan sus servicios deben llevar descuento. ¡°Damos un control total al profesional para que fije sus tarifas, pero le exigimos que haga una peque?a rebaja¡±, apunta Nitai Anidjar, cofundador del portal. Una de las novedades que ha incorporado recientemente su web es la posibilidad de reservar a los profesionales, como si de un vuelo se tratara. ¡°El usuario dice el d¨ªa y la hora a la que va a necesitar el servicio, y el profesional tiene seis horas para confirmar que podr¨¢ hacer la tarea o rechazar la oferta, en cuyo caso se redirige autom¨¢ticamente a otro trabajador de la misma zona y caracter¨ªsticas¡±, ilustra Anidjar.
Los usuarios deber¨ªan recibir dos facturas: la extendida por el profesional tras realizar el servicio y la del portal que ha facilitado la transacci¨®n (y cobrado una comisi¨®n por ello). La ¨²nica que est¨¢ garantizada es la segunda: lo que haga quien presta el servicio no es responsabilidad de la plataforma.
¡°Las plataformas no pueden obligar a las personas a darse de alta como aut¨®nomos. Al final, la responsabilidad es de cada usuario¡±, explica Sara Rodr¨ªguez, secretaria general de Sharing Espa?a, la asociaci¨®n empresarial que re¨²ne a las principales empresas vinculadas a la econom¨ªa colaborativa. Tampoco pueden velar por que se est¨¦ emitiendo factura y pagando IVA en cada transacci¨®n. ¡°El dilema de las plataformas de microtareas es ver si admiten solo a particulares o tambi¨¦n a aut¨®nomos¡±, a?ade Rodr¨ªguez. Si una persona realmente realiza una tarea al mes, no tiene por qu¨¦ darse de alta; quienes hagan de estos trabajos su modo de vida, en cambio, s¨ª deber¨ªan hacerlo. La pol¨ªtica de Etece.es, por ejemplo, es comprobar los perfiles uno por uno para ver si est¨¢n dados de alta como aut¨®nomos.
TaskRabbit, el origen del fen¨®meno
TaskRabbit es a las microtareas lo que Airbnb al alojamiento tur¨ªstico: el mayor portal de su segmento, aunque no se acerca ni por asomo sus cifras. Empez¨® como una web cuya misi¨®n era hacer que los "vecinos ayudaran a sus vecinos", pero en cuanto creci¨® (y recibi¨® capital de fondos de inversi¨®n) vir¨® hacia una vertiente m¨¢s comercial. El nuevo claim de la compa?¨ªa pas¨® a ser que era un sitio en el que las personas decididas pod¨ªan ganar un dinerillo extra haciendo tareas que se les diese bien. Si en un principio permit¨ªa que las partes acordaran las tarifas, con el tiempo pas¨® a fijarlas a trav¨¦s de un algoritmo. Hoy est¨¢ aliada con Amazon, con la que ofrece servicios dom¨¦sticos.
El economista Ryan Avent, editor de The Economist, se acuerda de la web del conejo en su libro La riqueza de los humanos (Ariel). Tras referirse a que muchos modelos de negocio disruptivos de la revoluci¨®n digital contratan a cada vez menos obreros poco cualificados, asegura que "otras aplicaciones con alto coeficiente laboral, como TaskRabbit, que permite a los usuarios contratar a personas para realizar peque?as series de recados, no funcionan porque hagan mucho m¨¢s productiva a mano de obra no cualificada, sino porque la mano de obra no cualificada abunda y es lo bastante barata como para que resulte econ¨®mico emplearla en tareas improductivas: como hacer cola, por ejemplo". Esto ¨²ltimo no es un chiste: una de las tareas m¨¢s solicitadas en TaskRabbit es guardar el turno durante horas para adquirir un iPhone o comprar unas entradas. Siempre hay alguien dispuesto a hacer lo que otros se pueden permitir no hacer.
- ?Una nueva categor¨ªa de trabajo?
Los detractores de lo que se ha venido a llamar econom¨ªa colaborativa usan los t¨¦rminos precarizaci¨®n y evasi¨®n de impuestos para hablar de los portales de microtareas. El canadiense Tom Slee sostiene en su libro Lo tuyo es m¨ªo (Taurus, 2016) que ¡°el segmento de la entrega bajo demanda de la econom¨ªa colaborativa¡±, en el que se incluir¨ªan servicios como Deliveroo o JustEat, ¡°se ha transformado en una econom¨ªa subalterna en la que los siervos entregan cosas a los ricos¡±. Tambi¨¦n hay quien opina que estas plataformas son un perfecto ejemplo de gig economy, o econom¨ªa de los peque?os encargos. ?Por qu¨¦ contratar a alguien a tiempo concreto si se puede disponer de ¨¦l o ella en los momentos puntuales en los que se les necesita? Para Carlos Mart¨ªn, coordinador del gabinete econ¨®mico Comisiones Obreras, sitios como Click&Task o Etec¨¦ no introducen nada nuevo al sistema. ¡°Llegar a un acuerdo de precios ocurre tambi¨¦n fuera de estas webs. Y lo mismo pasa con la gente que no se da de alta como aut¨®nomo. Las obligaciones sociales y legales son las mismas que antes¡±, subraya.
Es innegable que los portales de microtareas funcionan como un canal m¨¢s de promoci¨®n de los profesionales. ¡°Nadie est¨¢ obligado a apuntarse a nuestra web¡±, espeta Anidjar, de Trabejea. El problema ser¨¢ c¨®mo se regule este nuevo canal. ¡°La posible contrataci¨®n de personas para tareas muy espec¨ªficas y por un tiempo muy limitado bajo la m¨¢scara de la econom¨ªa colaborativa implica desde luego el posible aumento de la precarizaci¨®n en ciertos segmentos del mercado de trabajo¡±, opina Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de Econom¨ªa en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. ¡°La posici¨®n del Estado no debe ser impedirlo, sino ajustarlo, buscar el modo de defender el derecho del trabajador frente a posibles pr¨¢cticas abusivas¡±. ?Cabe pensar que las empresas acaben recurriendo a estos portales para subcontratar servicios de oficina? ¡°Ocurrir¨¢, sin duda. La cuesti¨®n ser¨¢ analizar en qu¨¦ condiciones¡±, espeta Hidalgo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.