El coche volador: la ¨²ltima bala de Uber
La aplicaci¨®n quiere conquistar el cielo como soluci¨®n a sus problemas
La Expo92 no solo trajo el AVE. Ni un iceberg gigante en el pabell¨®n de Chile. O los dibujos animados en tres dimensiones en el pabell¨®n de Fujitsu. Estados Unidos aprovech¨® la cita para desvelar dos novedades que quer¨ªan marcar una ¨¦poca:Internet y el coche el¨¦ctrico. 25 a?os despu¨¦s, acertaron con la primera y la segunda ha tomado un nuevo impulso gracias al impacto tanto ambiental como medi¨¢tico de Tesla.
Las exposiciones universales, tan del siglo XX, quer¨ªan dejar poso. Ser un signo de su tiempo. En Par¨ªs qued¨® la Torre Eiffel como s¨ªmbolo de la ciudad. Abrazados a ese esp¨ªritu, Uber quiere que el coche volador, un veh¨ªculo de despegue y aterrizaje vertical cuyos viajes se demandar¨¢n en tiempo real a trav¨¦s de su aplicaci¨®n, sea la gran innovaci¨®n en Dubai 2020. Durante dos d¨ªas ha celebrado Elevate Summit, una cumbre que en Dallas, donde ha desgranado sus planes para llevar esta innovaci¨®n propia de la ciencia ficci¨®n. Ambas ciudades estrenar¨¢n esta forma de transporte a la vez. Lo que podr¨ªa parecer una idea descabellada cobra sentido cuando uno tras otro, los socios en este peculiar viaje, sub¨ªan al escenario. La brasile?a Embraer ya trabaja en un miniavi¨®n que se adapte a este tipo de servicios. Aurora un fabricante de drones de Estados Unidos est¨¢ adaptando un modelo que vende al ej¨¦rcito de Estados Unidos para que sirva como nave.
Ross Perot Jr., una de las grandes fortunas de Texas, hijo del c¨¦lebre magnate que quiso ser presidente del pa¨ªs (Trump no es el primer empresario de ¨¦xito que so?¨® con ocupar el Despacho Oval), ha puesto a su disposici¨®n su inmobiliaria para proponer terrenos. Los Perot hicieron parte de su fortuna invirtiendo en chips, tanto en su empresa, que vendieron por 2.500 millones de d¨®lares 20 a?os despu¨¦s de crearla, como con acciones de IBM.
El futuro que promete Uber parece de ensue?o: ciudades con menos congesti¨®n y escasa poluci¨®n, m¨¢s espacio para los humanos para pasear, carriles bici y p¨¢rkings convertidos en parques. Un mundo id¨ªlico que seg¨²n sus planes ser¨¢ asequible y permitir¨¢ ir de San Francisco a San Jos¨¦, fronteras norte y sur de Silicon Valley, un trayecto que en condiciones normales lleva una hora al volante, pero f¨¢cilmente se convierte en dos y media.
Lo que Uber no cont¨® en su congreso sobre el coche es la retah¨ªla de problemas que le acosan".
Son conscientes de los retos que afrontan: la creaci¨®n de suficientes vertipuertos (vertiports en ingl¨¦s), las plataformas de despegue y aterrizaje, un cuadril¨¢tero que ocupa el espacio de tres plazas de garaje y servir¨¢ tanto de punto de carga y descarga de pasajeros como de suministro el¨¦ctrico para llenar la bater¨ªa. El control del tr¨¢fico a¨¦reo y la necesidad de hacer aeronaves son dos escollos que desde el minuto 0 est¨¢n pensando en resolver. La escasez de pilotos para cubrir la demanda que se generar¨¢ lo ven como una oportunidad para crear nuevo empleo o ayudar a los veteranos en la reserva a reinsertarse en el mundo laboral.
Lo que no cont¨® en su congreso sobre el coche es la retah¨ªla de problemas que le acosan.
Uber es la startup mejor valorada del mundo, con una estimaci¨®n de m¨¢s de 60.000 millones de d¨®lares. Lo es no solo por sus expectativas, sino porque no termina de dar el paso de cotizar en bolsa. Es entonces cuando por fin se da por cerrado el cap¨ªtulo de la financiaci¨®n privada, las rondas y el crecimiento exponencial para tener que rendir cuentas p¨²blicamente y ante accionistas m¨¢s diluidos. Hace dos a?os que contrataron a un director financiero para allanar el camino, pero los baches se suceden. A los esc¨¢ndalos por machismo, denunciado por una ingeniera que abandon¨® un a?o despu¨¦s de fichar por ellos, se suman los de racismo. Sin ir m¨¢s lejos, este fin de semana un miembro del equipo de software se suicid¨®. Su familia ha decidido denunciar a la empresa por la presi¨®n a la que estaba sometido y la exclusi¨®n en procesos de decisi¨®n por el color de su piel.
Durante las jornadas un ausente fue protagonista. Travis Kalanick, el pol¨¦mico consejero delegado y cofundador de la aplicaci¨®n, no estaba en el programa. Tampoco en el sal¨®n central de la vieja estaci¨®n de tren de Dallas donde figuraba la empresa que ¨¦l mismo hab¨ªa creado. Su presencia resta. Ha pasado de h¨¦roe a villano. 2017 est¨¢ siendo su descenso a los infiernos. Comenz¨® formando parte del consejo econ¨®mico del presidente Trump. Dos reuniones y 300.000 clientes dados de baja despu¨¦s, abandon¨® su asiento con la popularidad por los suelos. Despu¨¦s lleg¨® un v¨ªdeo furtivo en el que se enfrentaba acaloradamente con un conductor de su aplicaci¨®n que se quejaba de unos emolumentos cada vez menores.
Uber es la startup mejor valorada del mundo, con una estimaci¨®n de m¨¢s de 60.000 millones de d¨®lares. Lo es no solo por sus expectativas, sino porque no termina de dar el paso de cotizar en Bolsa.
A Kalanick no le ha temblado el pulso ante los grandes del valle, pero todo tiene sus l¨ªmites. Google los ha dejado caer al vac¨ªo tras descubrir la traici¨®n. El buscador fue uno de sus primeros inversores a trav¨¦s de su brazo de capital riesgo, Google Ventures. En su primera ronda invirtieron 200 millones de d¨®lares. En verano, Uber compr¨® Otto, una empresa de transporte sin conductor, inicialmente camiones, fundada por uno de los l¨ªderes de Waymo, la divisi¨®n de Google para el coche robotizado. Tras descubrirse que Anthony Levandowski, el CEO de Otto, se hab¨ªa llevado consigo m¨¢s de 90.000 documentos, algunos con patentes clave, los han llevado al juzgado.
Con Apple la relaci¨®n no es mejor. A comienzos de 2015, Tim Cook, el sucesor de Steve Jobs al frente de la firma de la manzana, le llam¨® a su despacho en Cupertino para advertirle de que se hab¨ªa saltado las normas de privacidad de las aplicaciones de sus dispositivos. A la siguiente, expulsi¨®n perpetua. Es decir, adi¨®s a funcionar en los iPhone.
Uber tiene en la conquista de los cielos la ¨²ltima bala para seguir siendo la consentida de inversores y analistas de Silicon Valley.
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