Rodr¨ªguez (Blablacar): ¡°Pronto no tendr¨¢ sentido poseer coches en las ciudades¡±
El director general de la firma francesa reclama una mayor cooperaci¨®n de las administraciones para fomentar el veh¨ªculo compartido
Este a?o comenz¨® de la mejor manera posible para Blablacar. La demanda que interpuso en 2016 contra la firma francesa la patronal de los autocares, Confeb¨²s, recibi¨® en febrero un jarro de agua fr¨ªa. El juez consider¨® que el servicio de gastos compartidos para viajes de media y larga distancia por carretera de Blablacar no supone un acto de competencia desleal. Era lo que aduc¨ªan las empresas de transporte, alegando que los conductores registrados en la app no necesitan licencia. La sentencia resuelve que Blablacar es ¡°una plataforma, no para organizar el transporte, sino para poner en contacto a particulares que quieren realizar un viaje juntos y compartir determinados gastos¡±.
Confeb¨²s ha recurrido. La causa est¨¢ ahora en manos de la Audiencia Provincial de Madrid, y es probable que acabe en el Supremo. Sin embargo, el director general de Blablacar para Espa?a y Portugal, Jaime Rodr¨ªguez (Madrid, 1984), no ocult¨® la semana pasada, durante sus intervenciones en el evento Sharing Madrid, su optimismo respecto a este proceso.
- P. ?Tan relevante fue la sentencia de febrero?
- R. Fue importante para nosotros y para la econom¨ªa colaborativa en Espa?a. La situaci¨®n que viv¨ªa Blablacar era realmente peculiar: de los 22 pa¨ªses en los que estamos, Espa?a es el ¨²nico en el que hemos tenido una demanda. La sentencia reflej¨® dos cosas muy interesantes: que Blablacar no es una empresa de transportes, sino de servicios de la informaci¨®n, y que nuestros usuarios no est¨¢n haciendo un servicio de transporte profesional, sino compartiendo gastos haciendo uso particular de su veh¨ªculo.
- P. ?Cree que lo que dijo el juez abre nuevos caminos para la econom¨ªa colaborativa?
- R. Espero que abra posibilidades de colaboraci¨®n con la Administraci¨®n, que en cierta medida estaba inactiva a la espera de la sentencia. Es cierto que Confeb¨²s ha apelado y los procesos judiciales son largos, pero la sentencia es muy clara y esperamos poder entablar conversaciones p¨²blico-privadas para promover el coche compartido, igual que se hace en otros pa¨ªses de Europa. Creemos que va a ser muy importante no solo para descongestionar las carreteras, sino tambi¨¦n las ciudades. Esta pr¨¢ctica genera externalidades positivas, como eficiencia energ¨¦tica y ahorro de emisiones de CO2, de las que debemos aprovecharnos.
- P. ?Qu¨¦ di¨¢logo han mantenido hasta ahora con la Administraci¨®n?
- R. En Francia y Alemania hay medidas p¨²blicas de incentivo del coche compartido. En Espa?a, si bien es cierto que hemos tenido una interlocuci¨®n constante con las distintas administraciones, tambi¨¦n hemos vivido la particularidad de que la Comunidad de Madrid es el ¨²nico gobierno del mundo que ha sancionado a Blablacar. Quiero tomarlo como una excepci¨®n y una mala interpretaci¨®n de nuestra actividad. Hemos tenido conversaciones muy constructivas, y creo que eventualmente podremos trabajar tanto con ayuntamientos como con comunidades.
- P. En Espa?a les ha demandado una patronal y les ha sancionado una regi¨®n. ?Qu¨¦ ocurre en este pa¨ªs que no suceda en otros?
- R. Un operador, como es el sector del autob¨²s, no ha entendido nuestra llegada, y la Administraci¨®n tampoco ha parecido comprender nuestro modelo. Afortunadamente, cada vez nos parecemos m¨¢s a otros pa¨ªses en los que no exist¨ªa tradici¨®n de coche compartido. En Francia es una pr¨¢ctica habitual desde los a?os 80, y en Alemania, desde despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Tanto es as¨ª que en franc¨¦s y en alem¨¢n existen palabras espec¨ªficas para los coches compartidos y aqu¨ª no. Quienes lo tienen claro son los usuarios: los ¨²ltimos datos revelan que el 55% de los espa?oles ha participado en el ¨²ltimo a?o al menos en una plataforma relacionada con la econom¨ªa colaborativa.
- P. Su competidora Amovens se acaba de querellar contra ustedes por espionaje inform¨¢tico, al considerar que usaban programas para conocer c¨®mo gestionan la oferta de plazas en distintas rutas.
- R. Tenemos poco que comentar al respecto porque no hemos recibido ning¨²n documento ni notificaci¨®n. Cuando tengamos ocasi¨®n de analizarlos podremos ofrecer una opini¨®n formada. Lo que le puedo decir es que Blablacar ha consultado datos que son de acceso p¨²blico para entender la realidad del mercado en el que nos movemos. Y que creemos que la demanda est¨¢ totalmente fuera de lugar.
- P. ?Todas estas causas se han notado en sus resultados?
- R. No podemos dar cifras econ¨®micas, pero s¨ª de tr¨¢fico. Blablacar arranc¨® en Francia hace diez a?os y ahora estamos en 22 pa¨ªses. Acabamos de alcanzar los 45 millones de usuarios en todo el mundo. Crecemos en 1,5 millones de usuarios mensuales. En Espa?a ya hemos alcanzado los tres millones y estamos teniendo un crecimiento exponencial. As¨ª que no creo que nos haya pesado.
- P. El conflicto entre taxistas y plataformas de transporte privado ha puesto la econom¨ªa colaborativa bajo el foco medi¨¢tico. ?Les preocupa que se les meta en el mismo saco que a empresas como Uber o Cabify?
- R. Lo que hacemos nosotros es muy diferente en todos los ¨®rdenes a lo que hacen las empresas que menciona. Por eso nuestra ¨²nica respuesta ante esta situaci¨®n es seguir explicando las diferencias. Creo que los usuarios tienen muy claro que Blablacar y Cabify son cosas distintas.
- P. El mes pasado anunciaron que est¨¢n trabajando en un nuevo servicio para ciudades. ?C¨®mo marcha el proyecto?
- R. Estamos haciendo una prueba piloto en dos regiones de Francia de BlablaLines, que en vez de viajes de media y larga distancia se centra en que la gente pueda compartir coche en los trayectos de casa al trabajo. En Madrid, por ejemplo, cada d¨ªa circulan 2,5 millones de veh¨ªculos, y muchos vienen de la periferia. Si conseguimos mejorar la eficiencia de esos desplazamientos reduciremos las emisiones y descongestionaremos las urbes. Tambi¨¦n hemos lanzado una colaboraci¨®n en Francia con ALD y Opel para permitir a los embajadores de Blablacar, a los conductores con mejores opiniones, acceder a un leasing con condiciones mucho mejores. Lo hacemos porque entendemos que est¨¢ habiendo un cambio fundamental en cuanto a la posesi¨®n del veh¨ªculo. Dentro de poco tiempo probablemente no tendr¨¢ sentido tener un coche en propiedad, al menos dentro de la ciudad, pero seguir¨¢ existiendo, aunque tendr¨¢ que ser con un modelo diferente, para aquellos que viajan entre ciudades. Estamos explorando diferentes v¨ªas alrededor de esta idea.
- P. ?Este servicio se lanzar¨ªa solo en las grandes ciudades?
- R. El foco principal est¨¢ en ciudades de mediano y gran tama?o. Madrid lleg¨® a picos de poluci¨®n en enero que ha hecho tomar medidas para restringir el tr¨¢fico. Barcelona est¨¢ en una situaci¨®n similar, y las ciudades de tama?o medio van por el mismo camino. Hay mucho que innovar. Creo que vamos a ver muchas evoluciones y nos encantar¨ªa contribuir a ese cambio.
- P. Hay quien equipara econom¨ªa colaborativa con opacidad y econom¨ªa sumergida. ?Qu¨¦ opina al respecto?
- R. No hay econom¨ªa menos opaca que la que se produce a trav¨¦s de internet, porque intervienen tarjetas de cr¨¦dito y cuentas bancarias. En realidad est¨¢n aflorando muchas de las cosas que antes quiz¨¢ s¨ª eran econom¨ªa sumergida. En los a?os 70 y 80 todo el mundo se iba a Torrevieja de vacaciones y all¨ª se pagaba en efectivo el apartamento. Ahora, gracias a las plataformas de alojamiento, hay una trazabilidad total. Influye en esta confusi¨®n que todav¨ªa no hemos encontrado una estructura regulatoria apta para la figura de ciudadano-productor. En Francia, los ingresos por gastos compartidos no son tributables, pero s¨ª lo son los derivados de alquilar tu veh¨ªculo a particulares. En Espa?a estamos partiendo de un modelo fiscal existente no adaptado a esta realidad. Tendremos que ir evolucion¨¢ndolo.
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