?Por qu¨¦ nos encanta ignorar los datos de que disponemos?
Decidimos muchas veces ignorar informaci¨®n, incluso en esta era digital rodeados de datos. Esta actitud condiciona las decisiones que tomamos y tiene consecuencias econ¨®micas
No quiero saber qui¨¦n te lleva a casa¡±. Un cl¨¢sico tras una ruptura sentimental: no querer averiguar si nuestro ex ha rehecho su vida, tal y como dice la canci¨®n. No es ni mucho menos el ¨²nico caso en el que el sujeto decide deliberadamente ignorar informaci¨®n.
Otro greatest hit de ¡°no quiero saberlo¡± son las calor¨ªas del bote del helado. Muchos prefieren no mirarlas porque si lo hicieran cambiar¨ªa su percepci¨®n del producto; lo devolver¨ªan a la estanter¨ªa de donde sali¨®, se servir¨ªan la mitad de lo que pensaban comer o seguir¨ªan adelante con el plan pero cargados de remordimientos. Son tres poderos¨ªsimas razones para no girar el tarro y poner el foco en las grasas saturadas.
Estos comportamientos para la teor¨ªa econ¨®mica tradicional no tienen mucho sentido: se supone que las personas utilizan toda la informaci¨®n disponible para tomar la mejor y la m¨¢s racional de las decisiones. Pero ocurre que esa informaci¨®n a veces puede afectar directamente a la utilidad con la que percibimos un bien o un servicio y por eso decidimos no consumirla.
Tres profesores de la Universidad Carnegie Mellon han hecho un buen resumen de este peculiar comportamiento humano. No queremos saber porque los datos sean dif¨ªciles de conseguir o de pago o muy complejos de entender, que tambi¨¦n. ¡°Hay muchas situaciones en las que las personas evitan la informaci¨®n incluso cuando es gratuita y puede mejorar su toma de decisiones¡±. Russell Golman, David Hagmann y George Loewenstein, los tres autores de Information Avoidance,?sostienen que se trata de un fen¨®meno bastante com¨²n y lo bautizan con el nombre de evasi¨®n de informaci¨®n activa (para poder ser activa, el individuo tiene que saber que esa informaci¨®n existe).
Algunos ejemplos para empezar: hay directores de empresa que prefieren evitar argumentos contrarios a los suyos porque entrar¨ªan en conflicto con decisiones previas. Hay personas que, aun sabiendo que pueden sufrir el riesgo de desarrollar una enfermedad gen¨¦tica, optan por no hacerse los an¨¢lisis.
¡°La informaci¨®n tiene, en la teor¨ªa tradicional, un valor puramente instrumental¡±, explica Antonio Cabrales, profesor de econom¨ªa de University College London (UCL). ¡°Yo quiero saber la nota de mis ex¨¢menes, o mi situaci¨®n respecto a mis compa?eros porque eso me puede ayudar a mejorar. Pero en realidad saber algo de mis notas o de mi puesto en la titulaci¨®n tambi¨¦n me dice algo de m¨ª mismo y eso puede amenazar mi identidad y mi confianza.¡± Cabrales cuenta que hace a?os hicieron un experimento entre estudiantes para darles la posibilidad de conocer su posici¨®n relativa respecto a los compa?eros con los que empezaron la carrera. ¡°Alrededor de tres cuartas partes de los participantes miraron su posici¨®n pero crucialmente no todos lo hicieron por igual. En el grupo de estudiantes en el 25% m¨¢s alto de notas, aproximadamente el 90% lo comprob¨®. En el 25% de notas m¨¢s bajas, menos de la mitad lo hicieron.¡±
Hay directores de empresa que prefieren evitar argumentos contrarios a los suyos porque entrar¨ªan en conflicto con decisiones previas.
A lo mejor los que decidieron no saberlo lo hicieron para no venirse abajo y tirar la toalla. Es una posibilidad. El caso es que la actitud de no quiero saberlo no siempre es mala. Existe el llamado efecto avestruz que puede ayudar a un inversor a no entrar en p¨¢nico cuando el mercado est¨¢ cayendo bruscamente o de manera irracional, por ejemplo.
Los economistas est¨¢n empezando a prestarle atenci¨®n a este comportamiento para poder entender algunas de las decisiones que toman las personas, alejadas de toda racionalidad y viejos modelos te¨®ricos. Parece contra intuitivo pensar que en la era de la cuarta revoluci¨®n industrial, con la enorme cantidad de informaci¨®n accesible, tomemos la decisi¨®n de evitarla. Lo hacemos porque somos humanos. Y se nos da bastante bien.
M¨¦todos para ignorar informaci¨®n
Una de las formas m¨¢s sencillas es evitar f¨ªsicamente los datos. Tambi¨¦n se puede no prestar atenci¨®n a algo. Podemos ver el titular de una noticia e ignorar el resto del contenido. De hecho se pensaba que internet y las redes sociales iban a generar un efecto reparto del conocimiento enorme entre la poblaci¨®n, pero en realidad lo que se est¨¢ viendo es que la sociedad se est¨¢ polarizando.
Y es que uno de los m¨¦todos m¨¢s fascinantes para no querer saber consiste en sesgar la informaci¨®n (explicar¨ªa en parte la decisi¨®n de Donald Trump respecto al cambio clim¨¢tico).
¡°La informaci¨®n tiene, en la teor¨ªa tradicional, un valor puramente instrumental: yo quiero saber la nota de mis ex¨¢menes, o mi situaci¨®n respecto a mis compa?eros porque eso me puede ayudar a mejorar. Pero en realidad saber algo de mis notas o de mi puesto en la titulaci¨®n tambi¨¦n me dice algo de m¨ª mismo y eso puede amenazar mi identidad y mi confianza.¡±
Antonio Cabrales, profesor de econom¨ªa de University College London (UCL). ¡°
¡°Numerosos estudios psicol¨®gicos y econ¨®micos han encontrado que las personas sopesan e interpretan la evidencia de forma que respalde lo que ellos tienden a creer y suelen denigrar el rigor de los datos que contradicen las creencias que sostienen o les gustar¨ªa tener¡±.
A veces se puede producir lo que se conoce como efecto memoria boomerang. Cuando nos tropezamos con informaci¨®n nueva que contradice lo que pensamos se pueden activar en nuestra memoria los datos que apoyan esa creencia. Este recuerdo puede contrarrestar por completo la nueva informaci¨®n y generar un efecto de reconfirmaci¨®n de lo que ya pens¨¢bamos.
Incluso hay estudios que dicen que son las personas m¨¢s inteligentes las que a veces tienden a malinterpretar de manera m¨¢s acusada la informaci¨®n. En uno de estas investigaciones se lleg¨® a la conclusi¨®n de que ¡°las creencias de las personas con mayor nivel de formaci¨®n cient¨ªfica tambi¨¦n eran las que ten¨ªan un mayor nivel de polarizaci¨®n¡±.
Hay toda una serie de estrategias para ignorar informaci¨®n accesible, ahora la cuesti¨®n es ?por qu¨¦ se hace?
Porque queremos evitar malas noticias
A muchos les gusta fantasear con la idea de hacerse millonarios si han comprado loter¨ªa y por eso retrasan comprobar que efectivamente no les ha tocado para poder disfrutar de ese momento ¡°si yo fuera rico¡±. Si hemos grabado un partido de baloncesto no querremos saber el resultado para que no nos fastidie la hora y media de entretenimiento.
Otras veces las personas no quieren saber si sufren alguna enfermedad porque les generar¨ªa un estr¨¦s que no saben si podr¨ªan manejar (por eso mucha gente no va al m¨¦dico aunque sea gratis y les aseguren que no tendr¨¢n que esperar ni un solo minuto en ser atendidos). Sin embargo los autores argumentan en varias ocasiones que ¡°las intuiciones de la gente sobre la ansiedad que les generar¨ªa la informaci¨®n son en muchos casos equivocadas. Por ejemplo: conocer la peor de las noticias suele desencadenar menos estr¨¦s que sospechar el peor de los escenarios¡±.
A veces no queremos prestar atenci¨®n porque eso interferir¨ªa con nuestra habilidad para mantener un optimismo, en muchos casos injustificado (pensemos en una burbuja inmobiliaria). Otras lo hacemos por lo que se conoce como aversi¨®n al arrepentimiento. Hay muchos estudios que han comprobado que los consumidores evitan informaci¨®n sobre productos que no han elegido, no sea que hayan cometido un error. En una de estas investigaciones, de hace ya sesenta a?os (1957), se vio que los propietarios de un coche nuevo prestaban mucha m¨¢s atenci¨®n a los anuncios del modelo que se hab¨ªan comprado que al de los modelos que hab¨ªan considerado pero no terminaron comprando.
En el caso de donaciones a ONG¡¯s se puede preferir no saber cu¨¢l es la efectividad del dinero que estamos entregando porque es posible que no tenga el impacto que imaginamos y eso nos puede restar satisfacci¨®n. Preferimos vivir en la ignorancia tambi¨¦n cuando compramos un producto que nos gusta. Si la empresa que lo fabrica sigue un c¨®digo de buenas pr¨¢cticas con sus trabajadores y el medio ambiente no afectar¨¢ nuestra decisi¨®n de manera relevante. Pero si averigu¨¢ramos que ha contaminado un r¨ªo, posiblemente no estar¨ªamos tan contentos con la compra (o desistir¨ªamos de ella).
Tambi¨¦n hay situaciones en las que se puede optar por ignorar informaci¨®n por una cuesti¨®n t¨¢ctica ya que puede reforzar nuestra posici¨®n en una negociaci¨®n (este es uno de los casos m¨¢s aceptados en la teor¨ªa econ¨®mica). O para lidiar con el problema de selecci¨®n adversa. Si el seguro y el granjero han mirado la previsi¨®n meteorol¨®gica es posible que uno de los dos no quiera firmar el contrato. Ambas partes evitan conocer informaci¨®n para cerrar el trato.
En el estudio de Golman,Hagmann y Loewenstein hay muchos m¨¢s situaciones y ni una sola f¨®rmula con la que lidiar (por si alguien se anima a leerlo entero). As¨ª que la pregunta final ser¨ªa:
?Por qu¨¦ es importante para los economistas pensar en este fen¨®meno?
Porque tiene consecuencias:
La m¨¢s obvia es que priva a las personas de considerar datos que son importantes a la hora de decidir, como ahorrar m¨¢s si sabemos que podemos enfermar en el futuro. ¡°Quiz¨¢ la consecuencia general y m¨¢s obvia es que priva informaci¨®n ¨²til que podr¨ªa mejorar la toma de decisiones de las personas¡±. Podr¨ªamos llevar una vida m¨¢s saludable, vender nuestras acciones en bolsa cuando acumulan ca¨ªdas antes de perder m¨¢s dinero o denunciar comportamientos poco ¨¦ticos dentro de las organizaciones (a veces se prefiere mirar hacia otro lado).
Al eludir informaci¨®n tambi¨¦n estamos desechando claves ¨²tiles para ajustar nuestro comportamiento; si sabemos que nuestros alumnos nos califican negativamente como profesor ?no tratar¨ªamos de hacerlo mejor?
Ignorar ciertos datos tambi¨¦n puede provocar la extensi¨®n de una infecci¨®n ya sea de un virus, una burbuja inmobiliaria o un p¨¢nico financiero. Si eludimos noticias de medios que no casan con nuestras ideas (como ocurre en muchas redes sociales gracias a los algoritmos que nos sugieren temas que saben que nos gustan), la sociedad tambi¨¦n tender¨¢ a la polarizaci¨®n. Hay personas que prefieren mudarse a barrios donde saben que vive gente que piensa como ellos. Eligen no exponerse a otro tipo de opiniones.
¡°Dadas las importantes consecuencias de la elusi¨®n de informaci¨®n, la investigaci¨®n de los mecanismos que la provocan podr¨ªa tener importantes aplicaciones pol¨ªticas (¡) Muchas de las cosas importantes que pasan ocurren en nuestras mentes (¡) Este enfoque de investigaci¨®n proporciona unas lentes magn¨ªficas para entender esta complejidad¡±.
Los humanos no somos los ¨²nicos que eludimos deliberadamente informaci¨®n. Hay estudios que han concluido que los animales hacen exactamente lo mismo. No estamos solos aunque quiz¨¢ alguien prefiera ignorar este ¨²ltimo dato.
O todo el art¨ªculo¡
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