La precariedad laboral no la han inventado las plataformas digitales
El autor defiende, al hilo de la reciente huelga de los 'riders' de Deliveroo, que la econom¨ªa digital no ha inventado la explotaci¨®n del trabajador
La primera huelga en Espa?a en una empresa de la nueva econom¨ªa se produjo el pasado domingo. Los repartidores de Deliveroo cesaron su actividad de 20 a 24 horas. Los colaboradores de la empresa de comida a domicilio solicitan a la compa?¨ªa que garantice un ¡°salario digno¡± y una jornada laboral m¨ªnima de 20 horas semanales a todo rider que lo solicite.
No es mi intenci¨®n entrar al detalle en toda la complejidad del caso de Deliveroo, sino provocar con una reflexi¨®n: la precariedad laboral no la inventaron las plataformas digitales.
- Plataformas, la forma empresarial del siglo XXI
El concepto y la forma organizacional de la empresa han ido evolucionando a lo largo de los a?os. En el pasado era algo m¨¢s familiar. Los trabajadores eran una parte esencial de ella y los beneficios del incremento en la producci¨®n eran compartidos entre empleados y directivos.
En los a?os 80, el relato acerca del concepto de empresa cambi¨® radicalmente. Se pas¨® a maximizar el valor de las acciones y a recompensar muy fuertemente a los altos directivos. Los trabajadores pasaron a ser considerados un centro de costes que debe ser minimizado.
Aparecen entonces la externalizaci¨®n de funciones mediante empresas de trabajo temporal (ETT) y la deslocalizaci¨®n de la producci¨®n en pa¨ªses en desarrollo. Aunque esta ¨²ltima parte ha generado pol¨¦micas y conflictos ¨¦ticos en las grandes corporaciones, especialmente en sectores como el textil o la electr¨®nica de consumo, se trata del concepto de empresa mayoritariamente aceptado, el que se ense?a en las escuelas de negocios.
En la econom¨ªa digital del siglo XXI, esta idea haevolucionado. La empresa es una red en la que los especialistas prevalecen sobre los empleados. Muchos de los recursos, si no la mayor¨ªa, estar¨¢n externalizados. Minimizar gastos fijos internos y maximizar los puntos de contacto externos es lo que prima.
Las nuevas tecnolog¨ªas permiten reducir los costes de coordinaci¨®n social y los de transacci¨®n econ¨®mica a trav¨¦s de plataformas digitales. En un futuro no muy lejano, la mayor¨ªa de las oportunidades para generar ingresos van a estar mediadas por plataformas digitales y el jefe pasar¨¢ a ser un algoritmo o un robot, como ya lo es en casos como el de Uber.
- La precariedad laboral ya exist¨ªa
En Espa?a, lo de precarizar el trabajo se nos ha dado especialmente bien. En el estudio Job Quality en los pa¨ªses de la OCDE solo Grecia nos supera en precariedad del entorno laboral que, adem¨¢s, parece ir a m¨¢s. El precariado es una realidad muy presente.
En la prensa espa?ola son habituales historias como la situaci¨®n de las kellys en los hoteles (y en general las condiciones en el sector del turismo y la hosteler¨ªa) o las protestas de los trabajadores de los call centers en grandes operadores de telecomunicaciones.
As¨ª pues, las plataformas digitales llegan a un pa¨ªs con altos ¨ªndices de desempleo y a sectores ya tradicionalmente precarios, como los mensajeros (ver toda la historia de Telepizza y los convenios del sector), las tareas del hogar (con el Sistema Especial de Empleados del Hogar), las mudanzas o las reparaciones.
Con estas plataformas resulta muy f¨¢cil encontrar a alguien que quiera pagarte por un gig (los llamados minijobs o microtareas), pero sigue siendo igual de dif¨ªcil encontrar a alguien que quiera emplearte. Las oportunidades de trabajo o ingresos se uberizan, sobre todo para aquellos trabajos poco diferenciados y poco especializados.
La principal propuesta de valor de estas plataformas respecto a otros competidores en el mismo sector pasa por:
- La inmediatez, la econom¨ªa bajo demanda que se activa desde una app.
- Un cierto grado de estandarizaci¨®n y calidad de servicio, gracias a normas internas de las plataformas y las valoraciones por parte de los clientes.
- Un precio muy ajustado, que a todos nos parece bien. Cabe destacar que a menudo estas startups subsidian parte del coste del servicio con dinero de los inversores y a¨²n tienen que demostrar que son negocios rentables en el largo plazo. Por ahora los datos dicen que no lo son.
- No todas las plataformas digitales son iguales
Y con toda esta situaci¨®n ?hacia d¨®nde vamos? Mi primera sugerencia es diferenciar estas plataformas digitales por su prop¨®sito principal. La semana pasada coincid¨ª en un evento con Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovaci¨®n Social de ESADE, y ofreci¨® una lista que me pareci¨® simple e interesante. Al igual que en la econom¨ªa no digital, en la econom¨ªa digital de plataformas existen varios prop¨®sitos:
- Plataformas digitales capitalistas, cuya funci¨®n es solo servir al capital y a los accionistas. Hace mucho tiempo que Uber dej¨® de ser una empresa cuyo prop¨®sito fundamental era conectar a los conductores locales con pasajeros locales.
- Plataformas digitales responsables, que tienen en consideraci¨®n dentro de su actividad empresarial a todos los stakeholders (partes interesadas) de su ecosistema y no solo a los shareholders (accionistas). Un caso conocido es La Colmena Que Dice S¨ª para generar consumo local de proximidad.
- Plataformas digitales sociales, que anteponen el prop¨®sito social al econ¨®mico. No por ello dejan de operar como una empresa ni dejan de buscar ser rentables. Mi ejemplo favorito es la plataforma de crowdfunding Goteo.
- Plataformas digitales sin ¨¢nimo de lucro, que no tienen una actividad centrada en un modelo de negocio sino que consiguen ser sostenibles por otros mecanismos. Por ejemplo, la app Yo No Desperdicio de la ONG Prosalus para el aprovechamiento de alimentos.
- Hacia plataformas digitales responsables
?C¨®mo conseguir m¨¢s plataformas digitales responsables que vayan m¨¢s all¨¢ de las pr¨¢cticas capitalistas del siglo XX donde los trabajadores son un centro de coste a minimizar? Avanzando en varios frentes a la vez:
- Facilitando y reconociendo a las agrupaciones de proveedores independientes (mensajeros, conductores y otros m¨¢s generalistas) para que defiendan sus intereses.
Una alerta importante a remarcar es que hay un riesgo de captura de solo una parte de los proveedores (los que lo tienen como fuente de ingresos principal) dentro de estas asociaciones. Hay que reconocer y defender tambi¨¦n las necesidades de un amplio colectivo de gente que usa estas plataformas como un complemento puntual y que, adem¨¢s, parecen estar bastante contentos con su experiencia.
Los sindicatos tradicionales deben replantearse su papel y funci¨®n frente a la econom¨ªa de plataformas digitales.
- Pasando de las protestas a las propuestas. Comprender el futuro del trabajo en el siglo XXI, incluyendo la automatizaci¨®n y la robotizaci¨®n, y c¨®mo la tecnolog¨ªa puede ser una aliada y no una enemiga.
Abrir espacios de debate y experimentaci¨®n en torno a las relaciones laborales y los mecanismos de seguridad social para el siglo XXI. Plantear aut¨®nomos a tiempo parcial, beneficios sociales asociados a la persona, nuevos esquemas para financiar los beneficios sociales, clarificar la relaci¨®n entre proveedores y empresas para que estas puedan formar y cuidar a sus proveedores sin entrar siempre en una relaci¨®n laboral tradicional, etc. Un poco de creatividad e innovaci¨®n en los planteamientos.
El cambio de escenario laboral avanza muy muy r¨¢pido, as¨ª que mejor si nos vamos poniendo las pilas. Mientras en Espa?a estamos paralizados y escandalizados, en Francia, Canad¨¢ o Estados Unidos ya se est¨¢ avanzando en propuestas concretas.
- Regulando para dificultar o romper los grandes monopolios digitales y evitar el feudalismo digital. Tanto m¨¢s concentrada est¨¢ la oferta y la demanda en un sector, m¨¢s directo es el riesgo de feudalismo digital,que desempodera a los proveedores.
Solo hay que ver casos como Austin (Texas) o Sao Paolo, donde hay competencia real en el sector de las apps de transporte privado con conductor, para entender los beneficios para los proveedores, que pueden escoger la mejor app para trabajar, y para los pasajeros, que pueden hacer su elecci¨®n bas¨¢ndose en el servicio y en su ¨¦tica.
Un punto clave en este frente es el nuevo reglamento europeo de protecci¨®n de datos, que ser¨¢ de obligado cumplimiento en mayo de 2018, y que incluye la portabilidad de datos entre plataformas.
- Apoyando al movimiento de las plataformas positivas. Ya existen plataformas que saben que la mejor manera de hacer negocio es alinear sus intereses con los de los proveedores (incluso haci¨¦ndoles trabajadores). Empresas que comparten valor con aquellos que aportan m¨¢s valor, que operan bajo la idea de plataformas positivas.
Ana Manzanedo y Alicia Trepat, miembros de OuiShare Espa?a, acaban de publicar un interesante informe al respecto (art¨ªculo resumen, .pdf estudio), que se presentar¨¢ en Barcelona la tarde del 12 de julio en un OuiShare Talk.
El trabajo precario no es bueno para los trabajadores, ni para las empresas, ni para la sociedad en general. Es hora de que incluyamos el buen trabajo en los debates acerca de la sociedad digital y que pensemos en la econom¨ªa como si la gente importara.
La tecnolog¨ªa no es aut¨®noma sino que interact¨²a con las instituciones, los acuerdos sociales y las leyes que hemos acordado entre todos. Permitidme que termine citando mi primer art¨ªculo en EL PA?S RETINA: Nosotros damos forma al futuro. T¨² tambi¨¦n.
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