La econom¨ªa digital podr¨ªa aumentar la brecha salarial entre hombres y mujeres
La escasa presencia femenina en carreras tecnol¨®gicas y la precarizaci¨®n del empleo incrementan las diferencias laborales entre sexos
La desigualdad de g¨¦nero, concretamente la salarial, se ha reducido en las ¨²ltimas d¨¦cadas en pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses occidentales. Al parecer, el cambio tecnol¨®gico puede haber jugado un papel relevante en esta mejora. El mayor acceso de la mujer a estudios superiores, la liberalizaci¨®n de las tareas del hogar y la reducci¨®n de la fertilidad, que tambi¨¦n puede explicarse en parte por el avance tecnol¨®gico y la automatizaci¨®n de tareas, podr¨ªan explicar una parte sustancial de la ca¨ªda en las diferencias salariales entre hombres y mujeres.
Sin embargo, y mirando al futuro, las perspectivas no parecen tan alentadoras. La mayor flexibilidad que implican las nuevas plataformas de empleo, as¨ª como la importante segregaci¨®n por g¨¦nero en los estudios universitarios ¡ªunos m¨¢s demandados que otros en una econom¨ªa donde las nuevas tecnolog¨ªas imponen su ley¡ª, pueden revertir esta evoluci¨®n positiva a medio y largo plazo. El futuro del empleo puede no ser tan benigno con las mujeres como parece haberlo sido en el pasado reciente.
Las economistas Sandra Black y Alexandra Spitz-Oener concluyen en un trabajo de 2010 que el cambio tecnol¨®gico ha ayudado a reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres en el mercado laboral, aunque la raz¨®n original de esta ca¨ªda no necesariamente se puede considerar positiva. El cambio tecnol¨®gico, dicen, reemplaz¨® un empleo rutinario por otro m¨¢s cualificado.
Como gran parte de la mano de obra sustituida por m¨¢quinas fueron mujeres, aument¨® el peso relativo de estas en el resto de empleos basados en tareas no rutinarias, en particular en empleos m¨¢s cualificados, lo que redujo por composici¨®n las diferencias salariales entre hombres y mujeres. Por lo tanto, la mayor p¨¦rdida de empleos rutinarios entre las mujeres explicar¨ªa una parte no desde?able de la reducci¨®n en la brecha salarial por g¨¦nero. Adem¨¢s, Claudia Olivetti, en un trabajo de 2016, muestra que este acercamiento pudo incentivar una mayor participaci¨®n femenina, reduciendo las diferencias por g¨¦nero en participaci¨®n laboral y salarios.
El futuro del empleo puede no ser tan benigno con las mujeres como parece haberlo sido en el pasado reciente
A esta explicaci¨®n, los economistas Marc Teignier y David Cuberes aportan otras que supuestamente han podido favorecer a las mujeres en un entorno productivo m¨¢s tecnificado. As¨ª, como explica Teignier, ¡°a las razones explicadas por Black y Spitz-Oener hay que a?adir, al menos, otras dos. Una primera raz¨®n se basa en los efectos que sobre la fertilidad tiene el cambio tecnol¨®gico: dicha ca¨ªda ser¨ªa provocada por el aumento en el coste en educaci¨®n que supone un entorno de continuo cambio tecnol¨®gico. Esto, evidentemente, beneficiar¨ªa a la mujer, para la cual la maternidad es una de las razones de su mayor segregaci¨®n ocupacional. La segunda, que el cambio tecnol¨®gico facilit¨® en el pasado la adopci¨®n de los electrodom¨¦sticos en los hogares, lo cual reduce el tiempo que hay que dedicar a las tareas del hogar. Esto benefici¨® de nuevo a la mujer¡±. Por su lado, comenta Cuberes que ¡°en el caso en el que existan importantes barreras al acceso de la mujer al mercado laboral o al emprendimiento, como empresarias por ejemplo, el efecto del progreso tecnol¨®gico a trav¨¦s de las tareas del hogar es a¨²n mayor¡±.
Sin embargo, el futuro parece acudir acompa?ado de tonos m¨¢s oscuros por varios motivos. Primero, que la actitud frente al cambio tecnol¨®gico es diferente por g¨¦nero; segundo, que la segregaci¨®n en los estudios universitarios se mantiene, con evidentes consecuencias en futuras oportunidades de empleo en nuevos sectores y ocupaciones tecnol¨®gicas; y, en tercer lugar, que los nuevos empleos en modelos de econom¨ªa colaborativa no parecen favorecer a las mujeres, sino m¨¢s bien al contrario.
As¨ª, en primer lugar, es necesario se?alar que no son pocos los trabajos que demuestran que existen diferentes actitudes de g¨¦nero frente a las nuevas tecnolog¨ªas. Por ejemplo, Venkayesh y Morris en 2000, Gefen y Straub en 1997 y Brummer y Bennet en 1998 explicaban ya con an¨¢lisis de datos que efectivamente hombres y mujeres se enfrentaban a la tecnolog¨ªa con actitudes diferenciadas. Otros resultados, encontrados ya en la protohistoria de la tecnolog¨ªa como puede ser el trabajo de Debra Viadero de 1994, pueden resultar relevantes a la hora de evaluar el efecto tecnol¨®gico sobre las diferencias de g¨¦nero en un mundo tecnificado.
En segundo lugar, el cambio tecnol¨®gico ha elevado la demanda relativa de trabajadores con ciertas habilidades, en particular y de momento las llamadas STEM ¡ªciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas, por sus siglas en ingl¨¦s¡ª. Aunque la preponderancia de estos perfiles est¨¢ disminuyendo, no debemos olvidar que el porcentaje de hombres en estudios superiores de estas modalidades, asociadas a parte a las habilidades m¨¢s demandadas y remuneradas en la actualidad, es muy superior al de las mujeres, lo que podr¨ªa generar un aumento de las diferencias salariales por g¨¦nero.
A medida que el cambio tecnol¨®gico se asienta y se va sofisticando, pasando desde la robotizaci¨®n a la inteligencia artificial o a las m¨¢quinas que aprenden, las habilidades demandadas van cambiando. Encuestas realizadas a CEOs de grandes compa?¨ªas, como esta elaborada por la consultora PWC, muestran que en la actualidad las habilidades m¨¢s demandadas son diferentes a aquellas preferidas no hace m¨¢s de diez a?os: destacan el liderazgo, la responsabilidad, la creatividad y la comunicaci¨®n, entre otras muchas.
Desde la perspectiva de g¨¦nero, es muy relevante conocer si estas habilidades est¨¢n distribuidas de forma aleatoria entre hombres y mujeres o representan un patr¨®n por g¨¦nero. Este an¨¢lisis es muy relevante, pues permitir¨¢ una posible evaluaci¨®n del posible impacto de los recientes cambios tecnol¨®gicos en las diferentes opciones a las que mujeres y hombres podr¨¢n encontrarse en el mundo laboral del futuro cercano.
Como se?ala un trabajo de la OCDE, el cambio tecnol¨®gico futuro puede ofrecer una ampliaci¨®n de las ofertas laborales, elevando la tasa de participaci¨®n femenina en el mercado de trabajo, aunque aumentando a su vez la amenaza de una precariedad secular en los nuevos empleos. La nueva econom¨ªa basada en la aparici¨®n de las plataformas digitales y que transforman las relaciones laborales en acuerdos precarios en el corto plazo, puede afectar relativamente m¨¢s negativamente a las mujeres por ser estos empleos m¨¢s ¡°habituales¡± en este g¨¦nero.
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