¡®Knowmads¡¯: n¨®madas para un mundo en red
Los habitantes de este mundo en red han de contar con una mentalidad abierta y, consecuentemente, n¨®mada, de formaci¨®n transdisciplinar.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NIBVZ32EJR7HQB3ZKGBI2HBBXY.jpg?auth=8bb6c707b817f13b58cadeec7b32ec7873fb924e8dee0f2325f3cca3973686cf&width=414)
El t¨¦rmino abierto tiene un uso frecuente en el mundo en red. En la mayor¨ªa de los casos se interpreta como ?acceso libre?. Pero su m¨¢s prometedora acepci¨®n es la de ?inabarcable?. Cierto que la Red nos ha posibilitado alcanzar aquello que sin ella, en nuestro espacio f¨ªsico, con distancias, lugares y puertas, hab¨ªa permanecido vedado, ajeno o de consecuci¨®n muy costosa. Pero lo que va a cambiar m¨¢s nuestra mentalidad es que la Red nos abre un mundo inabarcable.
La trascendencia est¨¢ en que lo inabarcable no se puede trocear, parcelar, solo recorrer. El territorio inabarcable nos hace n¨®madas. Pretender trocearlo es frustraci¨®n de Aprendiz de Brujo. Hay, por el contrario, que recorrerlo sin fin, porque lo inabarcable es tambi¨¦n inagotable; cada traves¨ªa supone una forma distinta de revelar aquello que no se puede contornear.
La trascendencia est¨¢ en que lo inabarcable no se puede trocear, parcelar, solo recorrer. El territorio inabarcable nos hace n¨®madas.
Esta disposici¨®n viajera, inquieta, tendr¨¢ consecuencias en cadena para nuestra vida y, desde luego, para la sociedad. Ambas, vida y sociedad, se van a levantar sobre una visi¨®n no sedentaria del mundo.
Sin embargo, estamos preparando a¨²n a la nueva generaci¨®n de n¨®madas (o knowmads, en expresiva construcci¨®n de John Moravec y conceptualizaci¨®n con Crist¨®bal Cobo) desde los valores sedentarios de sus maestros.
Seguimos dando, en general, una educaci¨®n troceada y empaquetada, en t¨ªtulos, cursos, asignaturas, horarios y aulas, y repartida en parcelas contiguas, pero bien delimitadas, y acogi¨¦ndose a unos est¨¢ndares de extensi¨®n. Es significativo que se hable de contenidos, pues supone que ese conocimiento est¨¢ encerrado y que hay que dosificarlo. Junto a esta inercia ¡ªcomprensible, pero no aceptable, por la magnitud de la operaci¨®n que supone esta inversi¨®n absoluta en la educaci¨®n¡ª hay ya unas manifestaciones sintom¨¢ticas de la alteraci¨®n que un mundo en red est¨¢ originando en el aprendizaje y en la manera de formarse para la vida (y no solo para el trabajo). Nunca hasta ahora ha tenido tanta sustancia y posibilidad el sue?o reiterativo del ?aula sin muros?.
Aunque el sistema econ¨®mico se muestra implacable en la demanda de operarios preparados para lo que la producci¨®n necesita en cada momento. Eso significa apostar por la especializaci¨®n, y sublimarla, como garant¨ªa de eficiencia. Nada m¨¢s sedentario y limitador ¡ª y vulnerable ante los embates del cambio¡ª que la instalaci¨®n en las parcelas de la especializaci¨®n. As¨ª que la mentalidad n¨®mada, a medida que vaya empapando la sociedad, reclamar¨¢ que la vida no empieza ni termina en el trabajo, sino que es una experiencia abierta, y mucho m¨¢s duradera, que hay que recorrer.
Los alefitas ¡ªforma de nombrar a los habitantes de un mundo en red ya con una cultura digital, es decir, con valores y pr¨¢cticas adecuados al nuevo entorno¡ª tendr¨¢n esta mentalidad abierta y, consecuentemente, n¨®mada.
No confundir¨¢n la complejidad con la complicaci¨®n. As¨ª que los problemas complejos no los tratar¨¢n como complicados y no intentar¨¢n trocearlos; pues la complicaci¨®n puede reducirse si se trocea el objeto, pero la complejidad, al ser abierta, se mantiene inalterable por peque?o que sea el fragmento.
En consecuencia, su formaci¨®n ser¨¢ transdisciplinar. En el trabajo interdisciplinar no se sale de la parcela de cada disciplina, solo se aproximan unas a otras en torno al objeto que hay que tratar. En cambio la transdisciplinariedad supone difuminar las fronteras y transitar a trav¨¦s de ellas (para recelo de los asentados en las parcelas, que siempre han visto con desconsideraci¨®n ¡ª?vagabundo!¡ª al caminante que pasa).
No aceptar¨¢n quedar encerrados en el trabajo ¡ªpor sublimado que se les presente¡ª ni admitir¨¢n el entretenimiento como compensaci¨®n del tiempo alienado. Aspirar¨¢n al ocio, como el tiempo personal sin constricciones.
Habr¨¢n abandonado el refugio de las certezas por la intemperie de lo incierto, a la que solo se puede hacer frente caminando.
Valorar¨¢n mucho a los narradores que les ayuden a transitar, sin perderse, y sin complejos, por los terrenos ignotos e inabarcables de la ciencia y de la t¨¦cnica, y descubrir los asombrosos paisajes, que no son privativos de expertos y s¨ª de todos los seres que viven en este mundo conformado por la ciencia y la tecnolog¨ªa.
Gustar¨¢n de la conversaci¨®n y de las exposiciones dial¨®gicas. En las que las ideas y los argumentos no se presentan cerrados. Pues conversar es la m¨¢xima expresi¨®n de la palabra como forma de caminar junto a otro, hacer un recorrido en compa?¨ªa y siempre inacabado.
Antonio Rodr¨ªguez de las Heras es catedr¨¢tico Universidad Carlos III de Madrid
La vida en digital es un escenario imaginado que sirva para la reflexi¨®n, no es una predicci¨®n. Por ¨¦l se mueven los alefitas, seres prot¨¦ticos, en conexi¨®n continua con el Aleph digital, pues la Red es una fenomenal contracci¨®n del espacio y del tiempo, como el Aleph borgiano, y no una malla.
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