Los MOOC han cumplido su funci¨®n

Los hijos de los primeros alefitas ¡ªen el escenario posible de la vida en digital en que podr¨¢ desembocar este tiempo confuso que estamos viviendo¡ª no habr¨¢n o¨ªdo hablar de los MOOC. Y, si les hablan de ellos, tendr¨¢n la misma impresi¨®n de extra?eza, incluso motivo para una sonrisa, que la producida por muchos artefactos que se ven en los museos de la t¨¦cnica. Ingenios que cumplieron su funci¨®n, que ensayaron caminos de desarrollo de una idea, de una invenci¨®n, pero que su concepci¨®n primitiva fue r¨¢pidamente superada. En esos cachivaches estaba ya el germen de la ruptura con lo establecido y el inicio de otro camino evolutivo, es decir, incierto.

Los MOOC ¡ª los cursos masivos (massive), en red (on line), y abiertos (open)¡ª han esbozado ya por d¨®nde puede ir una de las vertientes que tienen que confluir en la necesaria transformaci¨®n de la educaci¨®n en esta sociedad alterada.

Ya se ha dado el paso para superar la dicotom¨ªa entre educaci¨®n presencial y a distancia, porque la educaci¨®n en red diluye esta oposici¨®n. Hasta ahora, los medios de transporte, desde el postal al televisivo, que posibilitan trasladar de un lugar a otro el contenido de informaci¨®n que se trata tambi¨¦n en un aula, han soportado las diferentes formas de la educaci¨®n a distancia. Pero la educaci¨®n en red supone otra concepci¨®n: el profesor no est¨¢ aqu¨ª y el alumno se encuentra all¨ª, y en medio, entre los dos lugares, una distancia que la tecnolog¨ªa ayuda a salvar, sino que tanto uno y otro est¨¢n ah¨ª, en el espacio sin lugares y sin distancias y sin demoras que es la Red. Y tampoco por estar las dos partes ah¨ª hay que comportarse como si nos congreg¨¢ramos aqu¨ª, entre los muros de un aula.

Adaptarse a esta nueva situaci¨®n no es f¨¢cil, pues nos instalamos trayendo los recursos y las pr¨¢cticas propias de la educaci¨®n in situ o de la educaci¨®n a distancia¡­, pero que no funcionan para la educaci¨®n en red. De ah¨ª la desorientaci¨®n que se produce al culpar de la disfunci¨®n al medio tecnol¨®gico y no a la forma inapropiada de comunicaci¨®n. Tanto profesores como alumnos somos ya seres prot¨¦ticos, afectados profundamente por un mundo en red, y tenemos unas capacidades que a¨²n no sabemos emplear. Nos queda el esfuerzo de desprendernos de pr¨¢cticas adecuadas y bien probadas en las otras condiciones, pero in¨²tiles y contraproducentes en la Red, para dar cabida al ensayo de las nuevas.

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El concepto de curso abierto tiene varias interpretaciones, todas ellas interesantes. La m¨¢s expresiva es que en este mundo digital ya no aceptamos las cosas empaquetadas, por bien envueltas que est¨¦n. En una educaci¨®n a distancia, en la que hay que enviar hasta all¨ª un curso, se justifica que, por log¨ªstica del transporte, se empaquete en un volumen que compense el esfuerzo del env¨ªo y la demora que supone el traslado. Y que si nos congregamos en un aula, la clase que tenga lugar tras la puerta compense, al menos en su duraci¨®n, el tiempo y el gasto de cualquier otro tipo que haya supuesto venir hasta aqu¨ª. Hay, por consiguiente, que aceptar la incertidumbre de desempaquetar el env¨ªo o de abrir la puerta del aula y valorar lo que hay dentro. ?Ha compensado el gasto y la expectativa? En la Red, en cambio, la experiencia del aprendizaje est¨¢ justo ah¨ª, al alcance de todos, para que sea probada y se vea si compensa su seguimiento y conclusi¨®n.

Los MOOC ¡ª los cursos masivos ('massive'), en red ('on line'), y abiertos ('open')¡ª han esbozado ya por d¨®nde puede ir una de las vertientes que tienen que confluir en la necesaria transformaci¨®n de la educaci¨®n en esta sociedad alterada

El concepto de masivo no se refiere exclusivamente, con ser muy importante, a que la Red permita un derrame de los conocimientos como ning¨²n otro medio hasta ahora, y que puedan ser muchos los seguidores de un curso. Tambi¨¦n significa que aquello que se ofrece ah¨ª, al alcance, se presenta despiezado. Un gran volumen de piezas dispuestas para que cada persona escoja y las vaya encajando seg¨²n vea lo que es m¨¢s adecuado a sus fines curriculares, culturales¡­

En este mundo acelerado no es posible fijar una formaci¨®n programada y que sirva a muchas personas a la vez, pues tal formaci¨®n, por la duraci¨®n de su proceso, puede quedar obsoleta con los cambios hoy tan impredecibles y r¨¢pidos de la sociedad. As¨ª que en vez de grandes construcciones por adelantado, mejor muchas piezas con gran capacidad de elecci¨®n y recombinaci¨®n sobre la marcha para un proceso de formaci¨®n siempre inacabado.

Pero queda mucho por hacer, entre la tensi¨®n de la urgencia por los desajustes cada vez m¨¢s marcados y la necesidad de superar inercias y de ensayar prototipos, como los MOOC, para conseguir la educaci¨®n que reclama una sociedad en red.

Antonio Rodr¨ªguez de las Heras es catedr¨¢tico Universidad Carlos III de Madrid

La vida en digital es un escenario imaginado que sirva para la reflexi¨®n, no es una predicci¨®n. Por ¨¦l se mueven los alefitas, seres prot¨¦ticos, en conexi¨®n continua con el Aleph digital, pues la Red es una fenomenal contracci¨®n del espacio y del tiempo, como el Aleph borgiano, y no una malla.