C¨®mo motivar al trabajador en tiempos de inseguridad laboral
La demanda de los procesos de ¡®coaching¡¯ aumenta en las empresas en un momento marcado por la precariedad del trabajo
Al coach Claude Arribas le gusta definirse a si mismo como un sherpa. "Los integrantes de este pueblo del Himalaya te acompa?an en el camino y al final te dejan solo, para que seas aut¨®nomo". Con esta met¨¢fora describe su trabajo aunque, en este caso, aplicado a la empresa y a coronar la cima del beneficio econ¨®mico. La transformaci¨®n digital ha sido el abono para esta nueva profesi¨®n, que carece de regulaci¨®n oficial y que crece como la espuma. Seg¨²n datos de 2016 de ICF (International Coaching Federation), los ingresos globales estimados del coaching fueron de 2.356 millones de d¨®lares en 2015, un 19% m¨¢s que cuatro a?os atr¨¢s. Las empresas han incorporado esta figura que asesora a directivos y a grupos para mejorar el trabajo en equipo, incentivar "la mentalidad de crecimiento", la comunicaci¨®n o la motivaci¨®n de los empleados en un momento de precariedad laboral marcado por la temporalidad.
"Las empresas se est¨¢n dando cuenta de que si no evolucionan pierden negocios. Est¨¢ de moda salir a buscar talentos pero el potencial est¨¢ dentro de las compa?¨ªas, no sale a la luz porque las formas de actuar son obsoletas", explica Arribas. Pero, ?c¨®mo se consigue que un grupo que no se escucha o que incluso se insulta vire hacia el entendimiento? A este coach le funcion¨® repartir antifaces para dormir a los directivos de una empresa, seg¨²n cuenta en el libro La transformaci¨®n de las empresas al servicio del siglo XXI (Anse, 2017). Una t¨¦cnica que busca mejorar la escucha al limitar la visi¨®n. "Los participantes empezaron a respetar los turnos de palabra de los dem¨¢s y a organizarse para poder avanzar juntos", explica en el texto. Experiencias que, de momento, aplican principalmente compa?¨ªas en Estados Unidos y Europa Occidental donde se estima que ejerce el 68% de estos profesionales. Su renta anual media aproximada es de 51.000 d¨®lares (40.000 euros), seg¨²n los datos de la International Coaching Federation.
El boom del coaching, seg¨²n Jes¨²s Rodr¨ªguez, presidente de ICF, es el resultado de una conciencia cada vez mayor sobre la necesidad de apostar por el capital humano, que "tiene impacto en los resultados del negocio". Una inversi¨®n en los recursos humanos que, a juicio de Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªaz Santiago, profesora de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense, es una estrategia de las compa?¨ªas para crear adeptos en un momento de temporalidad laboral. Ella conoci¨® el trabajo de estos profesionales en su etapa como asesora de empresas en la C¨¢mara de Comercio. "Las compa?¨ªas ya no garantiza un empleo para toda la vida y esto ha debilitado la cultura de empresa. Con estas experiencias del coaching se busca que las personas se identifiquen con la compa?¨ªa, lo que es otra forma de control de los trabajadores que a¨ªsla de las soluciones colectivas", explica.
Espa?a se ha subido con fuerza a esta corriente. Es el pa¨ªs con m¨¢s coach?certificados de Europa, unos 800 seg¨²n ICF. "Para muchas personas ha sido una soluci¨®n al desempleo, de ah¨ª que muchas sean mujeres. Las grandes perdedoras de la crisis han sido ellas. Adem¨¢s este trabajo est¨¢ muy relacionado con los cuidados, un campo que hist¨®ricamente se les ha asignado a las mujeres. Se nos ha dicho que se nos da muy bien lo espiritual y lo emocional", opina D¨ªaz. Se estima que el 68% de estos profesionales a escala mundial son mujeres.
La falta de regulaci¨®n oficial y de una base acad¨¦mica s¨®lida ha motivado la proliferaci¨®n de personas "que dicen que son coach, pero que no tienen preparaci¨®n para ello", apunta Jes¨²s Rodr¨ªguez. En este contexto de intrusismo, y ante un claro aumento de la demanda, han nacido organizaciones como la internacional ICF o la espa?ola Aecop (Asociaci¨®n Espa?ola de Coaching Ejecutivo y Organizativo), que trabajan para asegurar la calidad de los servicios a trav¨¦s de la certificaci¨®n de estos gu¨ªas. "Muchos de los que he conocido hacen su trabajo con gran honestidad, pero su acci¨®n puede ser peligrosa, necesita regulaci¨®n. Entran en el ¨¢rea de la psicolog¨ªa, ya que trabajan con muchas de las frustraciones que el sistema ha impuesto a las personas. Esto puede ser da?ino sobre todo en un contexto donde la gente busca aliento como resultado de la inseguridad. Asistimos a una psicologizaci¨®n de las relaciones laborales", a?ade la experta en Sociolog¨ªa del Trabajo y G¨¦nero. Seg¨²n el bar¨®metro 2017 de Aecop, el 90% de estos asesores ha acabado estudios universitarios, el 60% Psicolog¨ªa y el 43% ADE.
Claude Arribas matiza que esta disciplina no va de analizar emociones, sino de conducir a la acci¨®n. "El coach te ayuda a fijar un objetivo y te acompa?a, no va de psicoanalizar", cuenta. Ante las cr¨ªticas que califican esta disciplina de buenista, por el matiz positivo de expresiones comunes de este campo como, "alcanza la mejor versi¨®n de ti mismo", Arribas defiende que muchas veces se confronta al cliente. "Si se quiere crecer, hay que trabajar zonas de no confort. Es ah¨ª donde est¨¢ la energ¨ªa que lleva a la acci¨®n. No puede entenderse este proceso como si fuera el mundo de Walt Disney", subraya.
En este punto, se abre otro debate entre disciplinas. Para la psic¨®loga cl¨ªnica Esther Garc¨ªa, conseguir objetivos a trav¨¦s de un plan de acci¨®n o de t¨¦cnicas de motivaci¨®n, es un m¨¦todo que considera superfluo. "Hay que trabajar desde las inseguridades y los miedos, o sea, sobre las emociones. Si no la gente puede cambiar sus h¨¢bitos pero sin saber por qu¨¦ les cuesta o qu¨¦ les limita", dice. Ante la falta de consenso, Arribas invita a experimentar sus efectos. "El coaching es como el amor, no se explica, se hace".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.