Observatorio Retina: una breve historia del futuro

El deseo de conocer el porvenir es tan antiguo como el hombre. Como explica Yuval Noah Harari, lo que nos diferencia a los homo sapiens del resto de hom¨ªnidos es nuestra capacidad de creer en cosas que solo existen en nuestra imaginaci¨®n; un potencial que nos permite creer en religiones, naciones o en ese abstracto concepto que llamamos futuro. Un futuro que hasta finales del siglo XVIII era poco m¨¢s que un inevitable destino, como el que esperaba a Tebas y Edipo, pero que se convirti¨® en la promesa de un mundo mejor al calor de la Revoluci¨®n Francesa y vivi¨® su m¨¢ximo esplendor en los albores del siglo XX, que empez¨® con la utop¨ªa futurista y termin¨® sumido en la nostalgia.

La tecnolog¨ªa era sin duda una parte integral de esa utop¨ªa, pero ahora que ese futuro parece habernos alcanzado, nuestra visi¨®n dista del porvenir feliz que pronosticaban los integrados, y son cada vez m¨¢s los apocal¨ªpticos. Esa visi¨®n dist¨®pica del futuro que pregona hoy la ficci¨®n convive con una versi¨®n m¨¢s propia del imperio de lo ef¨ªmero en el que vivimos: las tendencias. Una visi¨®n de usar y tirar de un porvenir que cambiamos cada a?o. Desde El PA?S RETINA quer¨ªamos hacer un ejercicio diferente, m¨¢s centrado en la evoluci¨®n de estas tendencias en el tiempo y con un enfoque basado en la comunidad y el poder de lo colectivo. Por eso hemos elaborado nuestras tendencias de un modo completamente colaborativo.

Para ello hemos creado el Observatorio Retina, compuesto por 32 de los mayores expertos en innovaci¨®n, tecnolog¨ªa y negocios digitales de Espa?a. Un grupo de emprendedores, inversores, responsables de innovaci¨®n de grandes empresas, directivos del entorno digital y acad¨¦micos forma parte de esta iniciativa que quiere perdurar en el tiempo. El objetivo no se limita a identificar tendencias sino que quiere plantear un debate abierto sobre el futuro que estamos construyendo. Ninguna palabra define mejor este ma?ana pr¨®ximo que incertidumbre. Un mundo l¨ªquido, vol¨¢til, en el que, como dice El Roto, "nos informamos al segundo para olvidar al instante". De alta probabilidad de sucesos improbables, en el que lo ¨²nico seguro es que nada es seguro y en el que la incertidumbre ya no viene de los riesgos financieros sino de los geopol¨ªticos.

La crisis ninja (No Income, No Jobs, no Assets: ni ingresos, ni trabajos, ni activos) ha sido sustituida por la coreana, la del euro por la de la propia Europa, y la de la prima de riesgo por la independentista que hoy llena horas de telediario como hace cinco a?os lo hac¨ªa aquella. A esto se une el profundo cambio tecnol¨®gico que vivimos con la irrupci¨®n de nuevos actores y modelos de negocio que cuestionan los sistemas econ¨®micos, sociales y pol¨ªticos en una tormenta perfecta sin precedentes.

Esta incertidumbre, sin embargo, no puede ser una excusa para retrasar las urgentes inversiones en innovaci¨®n y transformaci¨®n digital que nuestro pa¨ªs necesita. En este momento no hay peor decisi¨®n que no decidir, pero es preciso hacerlo de una forma realista. En esta Espa?a en la que a veces parece que lo ¨²nico que hacemos mejor que infravalorarnos es sobrevalorarnos, cada organizaci¨®n debe entender qu¨¦ significa para ella la transformaci¨®n digital definiendo una estrategia clara en la que jugar¨¢ un rol fundamental la diferenciaci¨®n.

En un entorno con demasiadas empresas parecidas, haciendo cosas parecidas a precios parecidos, lo digital es una herramienta para poner distancia frente al competidor tradicional. Cuando te persigue un le¨®n, si no eres capaz de correr m¨¢s que ¨¦l m¨¢s te vale ser m¨¢s r¨¢pido que el otro que huye, y este entorno digital est¨¢ lleno de nuevos leones.

Otro componente fundamental de este entorno incierto es una realidad h¨ªbrida en la que lo digital es una piel que cubre el mundo f¨ªsico. Con el internet de las cosas las barreras desaparecen y todo lo que pod¨ªamos hacer en el entorno digital lo podremos hacer en el mundo f¨ªsico. Los sensores datifican cualquier realidad y, como en el cuento de Borges, son capaces de crear mapas tan grandes como el territorio: la representaci¨®n es tan fiel como lo representado y la anal¨ªtica en forma de big data sustituye la causalidad que buscamos los humanos por la correlaci¨®n que encuentran los algoritmos en su camino hacia la inteligencia artificial.

Y junto a esto, dos retos: el de la seguridad en un momento en el que la ciberdelincuencia es el mayor negocio delictivo del mundo, y mueve m¨¢s dinero que el tr¨¢fico de drogas o de armas, y el de la sostenibilidad energ¨¦tica. Sirva un ejemplo: una sola transacci¨®n en bitcoin consume m¨¢s energ¨ªa que un hogar medio en una semana, y con m¨¢s de 300.000 transacciones al d¨ªa el bitcoin usa m¨¢s electricidad que pa¨ªses enteros como Irlanda o Marruecos.

Vivimos tiempos convulsos de cambios acelerados y nuevas realidades en los que el paradigma digital nos empodera como clientes. El momento es ahora, no para hablar de futuro sino para construirlo juntos. No se equivoque, cualquier tiempo pasado fue peor; al menos no era el nuestro.