Nerea Calvillo: la mujer que juega con el viento
El aire limpio se ha convertido en un bien escaso en las ciudades. La aplicaci¨®n In The Air que ha creado esta arquitecta y artista permite ver las part¨ªculas en suspensi¨®n. Un grito al cambio mostr¨¢ndonos lo que de verdad respiramos.
Madrid, diciembre de 2017. Las estaciones de control atmos?f¨¦rico rondan peligrosamente los 200 mg/m de part¨ªculas contaminantes de di¨®xido de nitr¨®geno. De nuevo flota en el ambiente la posibilidad de restringir el tr¨¢fico al 50% de los veh¨ªculos dentro de la almendra central, entre otras medidas. Igual que ocurri¨® en noviembre. Igual que el a?o anterior. El problema ya parece cr¨®nico, y las grandes ciudades afrontan el reto de reducir las emisiones en sus centros urbanos con medidas poco populares entre sus habitantes, que ni ven ni sienten los efectos adversos de los malos humos que se arraigan.
Para que el ciudadano tomara conciencia de la cali?dad del aire del lugar donde vive, la arquitecta Nerea Calvillo (Madrid, 1973), fun?dadora de C+Arquitectos, inici¨® In The Air, un proyecto que investiga distintas for?mas de visualizaci¨®n de la calidad del aire. La primera, realizada en un taller cola?borativo en Medialab Prado, fue una herramienta digital que per?mite ver, en tiempo real, la calidad de lo que respiramos. ¡°Es un proyecto que surge de una pregunta sobre qu¨¦ signi?ficar¨ªa ver los datos mediam?bientales de las estaciones de control de Madrid de un modo m¨¢s claro que los mapas que proporciona el Ayuntamien?to¡±, apunta Calvillo.
Dibujaron en colores, sobre im¨¢genes de la ciudad, las distintas capas de los con?taminantes m¨¢s relevantes del aire de la capital: di¨®xido de azufre, mon¨®xido de car?bono, di¨®xido de nitr¨®geno, ozono y part¨ªculas en suspen?si¨®n. El objetivo era hacer ver al usuario la realidad irrespi?rable que vive. ¡°Es un experi?mento sobre otras maneras de comunicar la informaci¨®n al ciudadano¡±, a?ade Calvillo, que es profesora en la Uni?versidad de Warwick (Reino Unido) y en la Architectural Association School of Archi?tecture de Londres.
Esta aplicaci¨®n, que toma los datos de las estaciones de control de calidad del aire de Madrid, permite hacer una lectura m¨¢s visual de la actividad de la ciudad en fun?ci¨®n de la contaminaci¨®n: ¡°Es como un espejo, en funci¨®n de la cantidad de part¨ªculas en suspensi¨®n es probable que descubramos qu¨¦ est¨¢ pasan?do en la capital. Cuando hay rebajas, una manifestaci¨®n o un partido en el Santiago Ber?nab¨¦u, las curvas de color se alteran. Es ponerle cara a una cosa que no vemos mediante topograf¨ªas que reflejan de forma independiente los ele?mentos del aire regulados por la UE, excepto el polen¡±.
In The Air es un proyecto de investigaci¨®n donde la tecnolog¨ªa adquiere un peso superlativo, pero tambi¨¦n es una herra?mienta did¨¢ctica: ¡°Los temas medioambientales son invi?sibles y cuando vimos los datos que el Ayuntamiento proporcionaba, nos dimos cuenta de que sab¨ªamos muy poco de la contaminaci¨®n que sufrimos; con gr¨¢ficas es muy dif¨ªcil ver la relaci¨®n del aire con la ciudad, es mejor com?parar los datos con un mapa tridimensional. La aplicaci¨®n que desarrollamos es una herramienta comparativa en el tiempo y en el espacio¡±, asegura la arquitecta, que durante el proceso de crea?ci¨®n de la aplicaci¨®n descu?bri¨® los patrones semanales de Madrid: ¡°Ves c¨®mo la con?taminaci¨®n crece durante la semana, c¨®mo el viernes los valores est¨¢n muy altos y c¨®mo durante el fin de sema?na baja. Es un reflejo de nues?tras actividades cotidianas¡±.
Para cambiar h¨¢bitos no basta con dar datos, hace falta sentirlos.
As¨ª, en la l¨ªnea did¨¢ctica de la aplicaci¨®n aparecen tres p¨²blicos objetivos. El primero tiene que ver con el ciudada?no de a pie, que puede consul?tar la calidad del aire en cada momento para organizar su d¨ªa a d¨ªa: ¡°Si hay contami?naci¨®n en tu barrio, puedes decidir si hacer deporte en la calle o no¡±, explica Calvi?llo. Otro son los urbanistas y arquitectos, a los que les a?ade otra capa de la ciudad a la hora de hacer sus an¨¢lisis: ¡°Nos damos cuenta de c¨®mo tenemos que dise?ar o pensar una urbe¡±. Y el tercero y m¨¢s importante tiene que ver con la justicia medioambiental.
Sobre este tercer punto, Cal?villo se muestra cr¨ªtica: ¡°Los mapas de los ayuntamientos muestran informaci¨®n en tiempo real ¡ªaunque en rea?lidad son datos horarios¡ª, pero no hay una correlaci¨®n con los hist¨®ricos, y esto es lo importante, ver qu¨¦ pasa en largos periodos de tiempo, que es cuando la contamina?ci¨®n afecta a la salud, cuando se convierte en constante¡±.
Desarrollo
En el desarrollo de In The Air, Nerea Calvillo realiz¨® previamente maquetas?localizando las estaciones de medici¨®n del aire del Ayuntamiento de Madrid para despu¨¦s transformar sus investigaciones en unos dibujos que muestran las diferentes part¨ªculas contaminantes en el aire. As¨ª, demostr¨®?con su aplicaci¨®n que en d¨ªas de rebajas, partidos de f¨²tbol u otro tipo de?eventos, la calidad del aire de la ciudad cambiaba.
Calvillo trabaj¨® cada uno de los componentes del aire de manera independiente, pues tienen unos efectos diferentes sobre el ciudada?no, las plantas o los animales. ¡°Cada part¨ªcula o gas funcio?na de manera diferente, fluc?t¨²an de forma distinta, y cada uno afecta a los cuerpos de un modo. Tendemos a homo?genizar la calidad del aire pero en realidad est¨¢ forma?da por elementos distintos, el ozono no tiene nada que ver con el resto, sus efectos son a m¨¢s largo plazo y est¨¢ m¨¢s relacionado con el cambio cli?m¨¢tico que con el d¨ªa a d¨ªa de las ciudades¡±, a?ade.
Si bien uno de los usos de In The Air tiene que ver con el propio oficio de Calvillo, ella sugiere que es ¨²til para temas de urbanismo, para la confi?guraci¨®n de las ciudades. ¡°En t¨¦rminos de dise?o urbano es muy importante su uso porque nos muestra los patro?nes de la calidad del aire en una zona u otra. En China o en Londres la gente ya com?pra una casa en funci¨®n de la calidad del aire, y esto quiere decir que ya empieza a afec?tar al mercado inmobiliario y a las infraestructuras¡±.
Entender, por parte del ciudadano, c¨®mo es el aire que respiramos nos har¨ªa m¨¢s cr¨ªticos y podr¨ªamos exigir a los gobernantes m¨¢s medi?das antipoluci¨®n. Observar a diario la llamada ¡°boina¡± de contaminaci¨®n que sobrevue?la cielos como el de Madrid no pasa por aprender a convivir con ella, si no por intentar eli?minarla. Una alta exposici¨®n al di¨®xido de nitr¨®geno produ?ce problemas pulmonares y aumenta el riesgo de padecer bronquitis aguda.
En 2016, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud subra?y¨® la necesidad de reducir las emisiones de carbono negro, ozono y metano en las ciudades, pues no solo aumentaban la temperatura del planeta, sino que contri?bu¨ªan a las muertes prema?turas anuales vinculadas a la contaminaci¨®n del aire. Este informe de la OMS a?ad¨ªa que ¡°el 92% de la poblaci¨®n mun?dial vive en lugares donde los niveles de calidad del aire exceden los l¨ªmites¡± y que unos tres millones de muer?tes al a?o est¨¢n relacionadas con la exposici¨®n a la conta?minaci¨®n del aire en exterior.
El Ayuntamiento de Madrid inaugur¨® este mes de enero la primera l¨ªnea de autobuses 100 % el¨¦ctricos y ha anuncia?do un plan de ordenamiento de las estufas de gas de las terrazas de los bares, otro de los nuevos agentes contami?nantes en la capital.
Nerea Calvillo lleva tiempo hablando de la responsabili?dad de los gobiernos munici?pales y de la ciudadan¨ªa en la calidad del aire. De hecho, su tesis Sensing Aeropolis (2014) imaginaba al aire como una gran ciudad, compuesta por los diferentes agentes cotidia?nos que intervienen en su cali?dad: unos ciudadanos (gases, part¨ªculas, pero tambi¨¦n humanos, plantas y anima?les), un sistema de gobierno (ayuntamiento), emisores (industrias, coches¡), merca?dos (bonos de CO_)¡
¡°Los ayuntamientos deben intentar solucionar la conta?minaci¨®n, pero como es muy complicado, hacerlo dema?siado visible puede ser una patata caliente. Mejorar la calidad del aire no se solu?ciona solo haciendo calles peatonales, entran otros factores en juego, incluso topogr¨¢ficos de la propia ciudad. En Santiago de Chile o Ciudad de M¨¦xico es muy complicado deshacerse de la contaminaci¨®n porque est¨¢n ubicadas en una cuenca, y aunque llueva, la contamina?ci¨®n volver¨¢ al mismo punto¡±, explica. Crear m¨¢s espacios verdes o reducir el tr¨¢fico son medidas habituales, pero seg¨²n Calvillo ¡°no son suficientes; no hay una solu?ci¨®n t¨¦cnica para limpiar, es necesario no emitir, requiere cambios estructurales m¨¢s complicados; por ejemplo, se supone que los coches el¨¦c?tricos van a mejorar la conta?minaci¨®n, pero van a cambiar una contaminaci¨®n por otra, pues acabar¨¢n con las de los centros urbanos pero crear¨¢n m¨¢s en las centrales el¨¦ctri?cas o en las minas de plomo o litio que hacen falta para las bater¨ªas. Hay que buscar otros sistemas de producci¨®n de energ¨ªa y de transporte¡±.
Nerea Calvillo, que ha adaptado esta aplicaci¨®n a ciudades como Budapest o Santiago de Chile ¡ªen S?o Paulo construy¨® una fachada digital en la avenida Paulista donde se ve¨ªa la contamina?ci¨®n en diferentes zonas de la ciudad¡ª, busca dar un paso m¨¢s en la conciencia?ci¨®n sobre la calidad del aire. Ya no vale solo verla o dibu?jarla, tambi¨¦n es importan?te sentirla. En la I Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Se¨²l (Corea del Sur) pre?sent¨® a finales de 2017 Yellow Dust, donde una gran p¨¦rgola expulsaba vapor de agua en funci¨®n de la calidad del aire de ese momento.
¡°Ya sabemos que la informaci¨®n medioambiental no implica un cambio de actitud en el ciudadano, para cambiar el h¨¢bito no basta con ver los datos, hay que sentirlos¡±, cuenta la arquitecta. El resultado fue estimulante por parte de los asistentes, que disfrutaban de los chorros de vapor con diversi¨®n hasta que tomaban conciencia de que su fuerza ten¨ªa que ver con la calidad del aire que estaban respirando en ese momento. Una antrop¨®loga analiza ahora los datos recogidos en ese experimento. Entre tanto, seguimos respirando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.