Engranajes, tuercas, correas de distribuci¨®n, volantes de inercia, palancas. Uno de los universos m¨¢s fascinantes de los muchos que alberga el mundo de la ingenier¨ªa es la infinita variedad de la maquinaria. El dise?o de elementos mec¨¢nicos que interaccionan entre s¨ª ha sido un pilar fundamental de la civilizaci¨®n humana. La startup espa?ola Mag Soar quiere poner patas arriba todo este legado de miles y miles de a?os.
La idea parte de una limitaci¨®n evidente que tiene la mec¨¢nica. El desgaste. Dos piezas rozando entre s¨ª van arranc¨¢ndose material y generando debilidades internas que acaban en rotura. Pero todo este riesgo se eliminar¨ªa si los engranajes no tuvieran que tocarse. Esa es precisamente la revoluci¨®n de Mag Soar, pues esta compa?¨ªa ha convertido los engranajes en maquinaria electromagn¨¦tica. Esto quiere decir que la transmisi¨®n del movimiento entre ellos se produce por el campo electromagn¨¦tico, no por el roce de dos piezas girando a cientos de revoluciones por segundo.
Jos¨¦ Luis P¨¦rez D¨ªaz es el alma mater de este proyecto. Fundador de la empresa y catedr¨¢tico de la Universidad de Alcal¨¢, P¨¦rez vio la luz para este nuevo tipo de maquinaria tras trabajar en el CERN, en los superimanes del acelerador de part¨ªculas LHC. A su vuelta, decidi¨® que hab¨ªa que explorar las extraordinarias propiedades de los materiales superconductores para intentar prescindir de la interacci¨®n mec¨¢nica tradicional. ¡°Los superconductores tienen una caracter¨ªstica extraordinaria. Si pones dos imanes convencionales a interactuar, el campo resultante es inestable. Pero un superconductor da una levitaci¨®n estable. Y esto se puede replicar en cualquier tipo de mecanismo, desde un engranaje a un cojinete, usando magnetomecanismos¡±.
La variedad de estos magnetomecanismos es id¨¦ntica a la de sus hom¨®logos de metal, madera o resinas. ¡°Hablando de engranajes, por ejemplo, los podemos hacer de todas las formas. Rectos, helicoidales¡ Y tambi¨¦n podemos crear tornillos. Cualquier cosa. De alguna manera lo que hacemos es disponer imanes permanentes y darle la forma que queramos al campo resultante¡±, apunta P¨¦rez. Estas piezas son especialmente interesantes para la industria aeroespacial. Adem¨¢s, cuentan con el beneficio a?adido de que eliminan la necesidad de crear piezas de reparaci¨®n. ¡°Tal vez el mayor inconveniente que tienen es que hay que usar imanes permanentes, que hoy en d¨ªa se fabrican casi exclusivamente en China de forma poco ecol¨®gica. Aunque s¨ª se podr¨ªan construir respetando m¨¢s el medioambiente, no lo est¨¢n haciendo¡±, reconoce P¨¦rez.
La Comisi¨®n Europea ya ha recompensado esta gran innovaci¨®n con el premio Clean Sky, que distingue a las mejores iniciativas del continente para reducir la huella del CO. El Z-Damper fue el galardonado, un sistema realizado en colaboraci¨®n con Airbus que permite eliminar por completo la vibraci¨®n a altas temperaturas y por tanto sirve de base para construir motores de aviones mucho m¨¢s eficientes y de menor impacto ecol¨®gico.
Pero Mag Soar no quiere dormirse en los laureles del ¨¦xito y ya piensa en las infinitas aplicaciones derivadas de sus magnetomecanismos. ¡°Pensemos por ejemplo en robots. Son m¨¢quinas que necesitan una enorme precisi¨®n en c¨®mo se transmite el movimiento en sistemas muy complejos. Con elementos de maquinaria f¨ªsicos, no puedes evitar el backlash, es decir, esa p¨¦rdida de movimiento por las holguras entre las piezas que interact¨²an. Nosotros no tenemos este problema, nuestros engranajes giran en un sentido y en otro sin fricciones. Y esto significa que podemos precisar el movimiento que transmitimos¡±, indica este ingeniero. Su uso en infraestructuras cr¨ªticas, en el aprovechamiento maremotriz o en sistemas para prevenir terremotos y desastres tambi¨¦n est¨¢n en la hoja de ruta.
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