Juan Carlos Izpisua: ¡°Podemos crear organismos totalmente nuevos en semanas o meses¡±
El investigador espa?ol asegura que la relaci¨®n tan estrecha que mantiene la tecnolog¨ªa, especialmente la inteligencia artificial, con la investigaci¨®n m¨¦dica puede transformar por completo el mundo en el que vivimos
Puede que el nombre de Juan Carlos Izpisua (Hell¨ªn, Albacete, 1960) pase desapercibido para la mayor¨ªa de ciudadanos. No copa portadas ni minutos de televisi¨®n o hilos de Twitter. Sin embargo, de la investigaci¨®n de este bioqu¨ªmico manchego, junto con otros compa?eros, ha surgido uno de los avances cient¨ªficos m¨¢s importantes de los ¨²ltimos a?os: corregir genes err¨®neos en embriones humanos para evitar posibles enfermedades hereditarias. El hallazgo, sumado a las nuevas tecnolog¨ªas disponibles, ha abierto la puerta a luchar contra el envejecimiento celular y a potenciar t¨¦cnicas de regeneraci¨®n de ¨®rganos. A eso se dedica el titular de la c¨¢tedra?Roger Guillemin en el Laboratorio de Expresi¨®n G¨¦nica del Instituto Salk de Estudios Biol¨®gicos de La Jolla, California, uno de los centros de referencia en la materia.
Su discurso no solo recorre los posibles entresijos de la modificaci¨®n gen¨¦tica. Una vez hecho el aviso para navegantes de lo que sucede entre probetas, combina sus palabras, como si de gastronom¨ªa se tratara, para hablar del maridaje necesario entre t¨¦cnica e investigaci¨®n. Su labor como cient¨ªfico no habr¨ªa llegado tan lejos sin nuevas tecnolog¨ªas como la inteligencia artificial. Cree que ya por s¨ª sola est¨¢ cambiando el mundo. Como explica, imaginemos todo lo que aportan cuando trabajan codo con codo. ¡°La uni¨®n de ambos mundos ha permitido que generemos organismos totalmente nuevos en semanas o meses, no en millones de a?os como la selecci¨®n natural dictaba¡±, resume.
La relevancia de la tecnolog¨ªa en la biomedicina, aparentemente reciente, posee ya un cierto bagaje a sus espaldas. Izpisua todav¨ªa recuerda c¨®mo Bill Clinton, entonces presidente de Estados Unidos, anunci¨® en 2000 con toda solemnidad que el Proyecto del Genoma Humano ten¨ªa un primer borrador de la secuencia completa. ¡°No solo somos capaces de leerlo, sino que hemos desarrollado con las tecnolog¨ªas la posibilidad de reescribirlo¡±, apunta. Y prosigue buceando en su memoria: ¡°Con estas nuevas herramientas y esa capacidad de reescritura podemos hacer que el libro de la vida sea distinto¡±.
Sus miedos distan mucho de que las m¨¢quinas se apoderen de la innovaci¨®n o supongan una r¨¦mora para construir una sociedad mejor. Entre sus opiniones desliza que nadie puede parar esta transformaci¨®n y que el conocimiento ha derribado todas las fronteras conocidas. Ahora bien, su temor, la inquietud a la que apela recurrentemente, es la falta de regulaci¨®n. ¡°No todo lo que tenemos a nuestro alcance se debe hacer, no es bueno para nuestra especie. Nuestros gobernantes tienen una funci¨®n fundamental, como establecer ciertos l¨ªmites. Esto puede ser igual o m¨¢s importante que cualquier otro descubrimiento¡±, zanja.
- ?Alterar la evoluci¨®n de la especie humana
?Izpisua, que cogi¨® la maleta rumbo a Estados Unidos en los noventa, ejerce su c¨¢tedra en uno de los centros m¨¢s prestigiosos del mundo en estudios biol¨®gicos. Pese a desarrollar su vida cerca de San Diego, a escasos kil¨®metros de la frontera con M¨¦xico, visita Madrid para celebrar el 350 aniversario de la farmac¨¦utica Merck. Pegado a su malet¨ªn, no tarda en asegurar que el mundo biom¨¦dico est¨¢ ante un momento revolucionario. ¡°Ahora mismo podemos alterar la evoluci¨®n de la especie con la mano del hombre, sin nada de azar, porque tenemos la opci¨®n de reescribir nuestro genoma¡±, asegura sin titubeos.
M¨¢s all¨¢ del entusiasmo que se asoma debajo de su traje, el investigador espa?ol pisa el freno para avisar a la sociedad de que cualquier avance cient¨ªfico entra?a una serie de riesgos. No duda de que estos descubrimientos ser¨¢n beneficiosos para curar enfermedades y crear nuevas funciones en los humanos que todav¨ªa desconocemos, pero tal puede ser la trascendencia de los cambios que conviene hacer un poco de pedagog¨ªa. ¡°Toda la sociedad debe saber que podemos transformar la medicina y la propia especie. Y esto es fundamental que se diga para que pueda participar de alguna manera en la regulaci¨®n de esa revoluci¨®n que tenemos delante de nosotros¡±, argumenta.
Las explicaciones de Izpisua tocan a su fin en una charla de cron¨®metro en mano para no exceder los siete minutos. La agenda manda. Aposentado en una butaca, reclinado ligeramente hacia delante, cierra el encuentro con una reflexi¨®n sobre c¨®mo los avances biom¨¦dicos y tecnol¨®gicos rozan la inequidad absoluta. ¡°El conocimiento, en general, solo beneficia al principio a los pa¨ªses m¨¢s ricos. Ha sido, es ahora y ser¨¢. Lo que tenemos que conseguir es que este desequilibrio se acorte con el tiempo¡±, concluye. Su paso por Madrid ya est¨¢ casi finiquitado. Toca volver a su laboratorio de Estados Unidos para seguir contribuyendo a este momento hist¨®rico de la biomedicina.
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