La guerra taxi-VTC deja las calles y se juega a golpe de decretazo
La autora urge a abandonar los modelos de regulaci¨®n del siglo XX y adaptar la normativa a las necesidades y retos del siglo XXI
Que los taxistas est¨¢n en pie de guerra es ya una constante en nuestros tiempos. La batalla por la movilidad urbana se vive en las calles, los despachos y los juzgados. Aunque pueda parecer un hecho ins¨®lito, no es del todo nuevo: los cocheros de caballos tuvieron la misma reacci¨®n contra los primeros autom¨®viles con tax¨ªmetro a principios del siglo XX y ahora la historia se repite por la irrupci¨®n de otro tipo de tecnolog¨ªa.
A d¨ªa de hoy, el taxi se encuentra en una situaci¨®n delicada. Aunque est¨¢ considerado un servicio p¨²blico, su normativa contiene importantes restricciones, hecho que lo convierte en un sector extremadamente r¨ªgido y est¨¢tico, con un cierre a la entrada de nuevos operadores y, a su vez, importantes dificultades para adaptarse a las nuevas realidades del mercado.
En estos ¨²ltimos a?os, la aparici¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas y aplicaciones digitales dirigidas a un amplio conjunto de la sociedad ha puesto en jaque a un sector tradicionalmente establecido y han saltado todas las alarmas. Estos nuevos operadores se mueven en este mundo conocido como econom¨ªa digital, un concepto paraguas que supera ya el tan acu?ado t¨¦rmino econom¨ªa colaborativa. Pero esta es ya otra discusi¨®n a punto de llegar a su fin: econom¨ªa colaborativa y econom¨ªa digital no son el mismo concepto, lo que ocurre es que tienen muchas caracter¨ªsticas en com¨²n tal y como argumenta Adigital.
para garantizar la prestaci¨®n de un servicio p¨²blico, no hay que prohibir la entrada a la competencia per se¡±
Precisamente ha sido en el sector del taxi y, en general, del transporte p¨²blico de viajeros, donde la irrupci¨®n de la econom¨ªa digital ha sido m¨¢s notable y problem¨¢tica: ?qu¨¦ ocurre cuando un sector fuertemente regulado y protegido es abordado por esta nueva ola cuya estrategia de negocio pasa por ofrecer al consumidor un servicio r¨¢pido, eficiente y, sobre todo, digital? Est¨¢ claro que esta disrupci¨®n hace tambalear el sistema actual y que si ahora no son las empresas que tenemos todos en mente los que provoquen un nuevo equilibrio en el terreno de juego, dentro de unos a?os ser¨¢n otras con nombres diferentes.
Pero, ?por qu¨¦ ha permanecido tanto tiempo inm¨®vil el sector del taxi? Hay que tener presente que las empresas del transporte p¨²blico operan mediante licencias concedidas ex ante por la Administraci¨®n p¨²blica, justificadas por la necesidad de prestaci¨®n de un servicio de inter¨¦s general. Esto crea un cierre legal y, a la vez, artificial del mercado: un sistema con numerus clausus y una moratoria posterior que solo permite un mecanismo de acceso a la actividad: la recompra de estas licencias en un mercado secundario.
La normativa del taxi hace tiempo que est¨¢ cuestionada. Especialmente, es la normativa espa?ola (y, por ende, tambi¨¦n la catalana) la que ostenta el dudoso honor de ser una de las m¨¢s restrictivas, seg¨²n un estudio encargado por la Comisi¨®n Europea. Actualmente, la ¨²nica presi¨®n competitiva que perciben los taxistas (y solamente en uno de los tres tramos en los que operan) son las licencias VTC, que se encuentran limitadas y condicionadas al n¨²mero vigente de licencias de taxi. Esta ¨²nica alternativa competitiva se ve fuertemente mermada por esta contingencia, lo que permite deducir que el mercado se encuentra, inevitablemente, monopolizado.
Cabe decir, no obstante, que los que muchos tachan de brecha legal permiti¨®, durante un per¨ªodo de tiempo, la concesi¨®n de licencias VTC de forma ilimitada. Unas licencias que ahora se est¨¢n concediendo bajo sentencias judiciales muy discutidas
- El papel de los poderes p¨²blicos
?Deben los poderes p¨²blicos ignorar esta nueva realidad y dejarlo todo en manos de los jueces y magistrados? A ra¨ªz de las ¨²ltimas noticias, podr¨ªamos pensar que esto es as¨ª, aunque, a mi juicio, no parece demasiado sensato resolver problemas de gran calado mediante batallas legales.
En agosto del pasado a?o, Catalunya aprob¨®, no sin oposici¨®n, el Decreto Ley 5/2017 de medidas urgentes para la ordenaci¨®n de los servicios de transporte de viajeros para incluir restricciones, especialmente a la compra-venta de las licencias VTC. Semanas m¨¢s tarde, el gobierno central lo impugn¨® ante el Tribunal Constitucional por invasi¨®n de competencias. Posteriormente, el mismo ejecutivo dio luz verde al Real Decreto 1076/2017 con unos t¨¦rminos pr¨¢cticamente id¨¦nticos a los del decreto ley catal¨¢n. Pero poco tiempo tard¨® la CNMC en presentar un recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal Supremo contra la normativa estatal por restricciones injustificadas a la competencia. Y lo hizo, a pesar de que este alto tribunal ya hubiera tumbado recientemente el recurso de la propia autoridad de competencia contra el Real Decreto 1057/2015 por motivos similares.
Para rematar la jugada, hace tan solo unos meses, el Pleno del Consejo de la Autoritat Metropolitana de Barcelona aprob¨® inicialmente el reglamento que regular¨¢ los servicios urbanos realizados por las VTC, lo que supondr¨¢ un nuevo freno de dichas licencias en Barcelona. La ACCO ya se ha posicionado: ?realmente es necesario exigir un local f¨ªsico a estos operadores? ?Es necesaria la expulsi¨®n del mercado de operadores legalmente implantados? ?Justifica la rentabilidad econ¨®mica asegurada de una parte de los operadores el cierre del mercado? Las autoridades de competencia no lo creen as¨ª.
No se trata de que el taxi desaparezca, sino de que el consumidor elija en funci¨®n de sus preferencias¡±
Entonces, ?estamos seguros de que esta es la soluci¨®n? En mi opini¨®n, no. Estamos volviendo a cometer errores del pasado: no podemos seguir aplicando los mismos modelos de regulaci¨®n del siglo XX a las necesidades y retos del siglo XXI. Aprendamos de las nuevas tendencias y regulemos de forma diferente. La gobernanza p¨²blica inteligente, integrando la cu¨¢druple h¨¦lice entendida como sociedad civil, puede ser una buena estrategia a seguir.
La nueva oleada de VTC que operan a trav¨¦s de plataformas digitales es el origen, pero no la causa del problema. ?Es necesario modificar las restricciones de las VTC? ?Por qu¨¦ nos importa la cantidad en vez de la calidad, es decir, por qu¨¦ est¨¢n vinculadas las licencias VTC al n¨²mero de licencias de taxi en vez de exigir requisitos como, por ejemplo, veh¨ªculos el¨¦ctricos? Con el Real Decreto 1076/2017 se quiere limitar la compraventa de las licencias VTC, pero ?qu¨¦ sentido tiene, entonces, mantener el mercado de la compraventa de licencias de taxi? Que las cosas hayan funcionado siempre as¨ª no significa que este funcionamiento sea correcto o, al menos, que no se pueda mejorar.
Pero no todo es blanco o negro. Como ya se ha mencionado, el sector del taxi ofrece un servicio p¨²blico que se debe proteger con una regulaci¨®n basada en el inter¨¦s general. Esta es una premisa clave. Pero, para garantizar la prestaci¨®n de un servicio p¨²blico, no hay que prohibir la entrada a la competencia per se. Plante¨¦monos c¨®mo modificar la normativa para eliminar la rigidez del mercado y dar cabida a estos nuevos agentes.
- Regulaci¨®n flexible
Quiz¨¢s debamos flexibilizar la regulaci¨®n de los operadores tradicionales para lograr el tan necesario level the playing field. Las autoridades de competencia deben ir un paso m¨¢s all¨¢, pues no basta con afirmar que la regulaci¨®n del sector del taxi es excesivamente intervencionista, se debe abordar el quid de la cuesti¨®n: ?Qu¨¦ parte de la normativa est¨¢ obsoleta? ?C¨®mo podemos modificarla para que el taxi pueda competir en igualdad de condiciones? No se trata solo de permitir la entrada de nuevos operadores, sino de facilitar una competencia efectiva y justa entre todos ellos.
En el Informe de la Comisi¨®n Interdepartamental de la Econom¨ªa Colaborativa titulado Propuestas para un buen encaje de la econom¨ªa colaborativa y de plataformas en Catalu?a se recogen varias f¨®rmulas para potenciar y modernizar el sector del taxi: establezcamos un sistema tarifario m¨¢s sencillo para el taxi; potenciemos las iniciativas tecnol¨®gicas; permitamos desarrollar un servicio diferencial respecto a la competencia como el taxi compartido. ?Hay espacio para el taxi? Por supuesto, no se trata de que el taxi desaparezca, ni mucho menos. Se trata de que compita en el mercado. Se trata de que el consumidor elija en funci¨®n de sus preferencias.
El debate aqu¨ª deber¨ªa ser c¨®mo, desde la Administraci¨®n, podemos modificar la normativa para dar respuesta a las necesidades cambiantes del mercado y sus consumidores. No se trata solo de acabar con la batalla entre taxis y VTC, sino tambi¨¦n de potenciar diferentes iniciativas de colaboraci¨®n entre particulares, como el carsharing o el car pooling. Estas nuevas tendencias hacen replantear el concepto de movilidad urbana desde sus cimientos y, aunque sean desconocidos para la Administraci¨®n, la sociedad s¨ª que los conoce, as¨ª como las ventajas medioambientes y de sostenibilidad que llevan asociadas.
El problema de la movilidad urbana est¨¢ en las calles, pero no es ah¨ª donde se ha originado. El sector p¨²blico no debe ser tan paternalista. Los operadores econ¨®micos deben estar preparados para afrontar la competencia que llega. De ning¨²n modo la regulaci¨®n debe ser un escollo para permitir un mercado m¨¢s competitivo, din¨¢mico, innovador, sostenible y, en definitiva, adaptado a las necesidades cambiantes del consumidor.
Anna Merino i Castell¨® es jefa del ?rea de Competencia y Regulaci¨®n de la Generalitat de Catalunya.
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